Pues, otro más no? Vamos!
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Dos semanas después del viaje a Barcelona Amelia y Luisita estaban en el periodo de luna de miel, todo iba en una nube, se veían siempre y pasaron varias noches juntas, una en la casa de la otra. Más a Luisita en casa de Amelia ya que a ella había bajado la regla y se encontraba fatal.
Estaban en esos días, Amelia había despertado sola en la cama, escuchaba la voz de Luisita en el salón, hablando por el teléfono. Era sábado por la mañana y estaba sintiéndose fatal. Abrió la cámara frontal del teléfono y miro a sí misma, lo rostro tenía unas cuantas manchas y los ojos estaban hinchados después de llorar con la película de la noche anterior. Su pelo estaba sin vida y sus rizos sin forma. Se sentía horrible y le volvieran las ganas de llorar.
-Cariño, vuelve a la cama. – Su voz ya se quebraba y a Luisita le dio mucha ternura escucharla así, como una niña pequeña a quién tenía que mimar.
-Bueno papá me tengo que ir que Amelia se ha despertado. Sí, hoy no trabajo. Vale, mañana voy sin falta. Vale, papá. Voy hablar con ella, te lo dije. Adiós.
Luisita volvió a la habitación con una bandeja llevando croissants rellenos de Nutella, jugo y un bol con plátanos cortados. Pero Amelia lloraba agarrada a su almohada.
-Amoor... ¿Qué pasa? – Dejando la bandeja a un lado Luisita se metió bajo las sabanas otra vez – Ven aquí. – La morena cambio la almohada por el pecho de su novia y se aferró a su camiseta. – Amelia, mi amor ¿Qué te pasa?
-Estoy horrible Luisita. Esa es la peor regla de mi vida. Me siento una bruja.
Luisita no pudo aguantar la risa. – Amelia ¿Qué dices? Estas tan guapa como siempre mi vida.
-No me mientas Luisa. – Amelia levantó la cabeza de su escondite en el cuello de la rubia mirándola con los ojos rojizos y muy seria.
-No te estoy mintiendo amor. Esta hinchada, con un humor de perros, llorona. Pero eres la mujer más hermosa que he visto nunca. – Le acaricio el rostro y dejo un beso en sus labios salados de lágrimas. – Mira, te he traído el desayuno. Porque no comes algo, después nos damos una ducha juntitas y volvemos a la cama para ver "The Office" como a ti te gusta. ¿Qué te parece?
-Me parece bueno. Pero ¿vas a tomar una ducha conmigo?
- ¿Y porque no lo haría? Anda, come.
Después del desayuno, mientras Luisita lavaba su pelo con toda la calma del mundo, rascando su cuero cabelludo en un masaje, Amelia sentía toda la tensión dejar su cuerpo. Se sentía tan cómoda y tan tranquila que los ojos se empañaron de emoción.
- ¿Luisi?
-Hum
-Yo...Te quiero...Mucho. – Hablo sin voltearse a mirarla, apenas buscando su mano y dejando un beso en la palma.
-Yo también te quiero mi vida. Demasiado.
La pareja estaba despejada en la cama, Amelia se sentía bien mejor y ahora estaban navegando por la app para ordenar algo de comer.
- ¿Amelia, te gustaría ir conmigo a la comida de mañana en la casa de mis padres?
Luisita soltó todo el aire de sus pulmones, se sentía nerviosa e ilusionada de presentar Amelia formalmente a su familia, ya había conocido a María y Ignacio, a Marisol conoció un día que se encontraron por el acaso por Gran Vía y ahora quedaba lo principal, sus padres y el abuelo, claro, sus otros hermanos menores, y Leonor y Lola, que conocería en la boda de María. También no querría que la presentación oficial fuera en la cena pre boda de María porque no le gustaría quitar el protagonismo a su hermana.
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Como te veo
RomanceAmelia y Luisita se conocierón de una manera tan rutinaria que a qualquiera le parecería tonto decir que estaban destinadas a encontrarse. Pero cuando el universo se encarga de hacer de las suyas, no hay manera a evitarlo. Esta historia me ha salid...