Capítulo 8

2K 182 18
                                    

Navidad, maldita navidad.

Aún parece principios de Noviembre, cuando Emily lo planeaba todo y yo estaba relajado porque todavía quedaba más de un mes.

"¿Y qué querrás de entrante? ¿Y de plato principal? ¿Y de postre?"

Era una obsesa con que todo estuviese perfecto, y con que todos estuviésemos contentos.

Eso sí que no lo teníamos en común.

A mí no me gustaban las navidades, solo me parecían unas vacaciones más, pero en ellas tenía que hacer el esfuerzo de decorar en vez de quedarme tirado en mi cama, y de arreglarme para cenar en mi propia casa o en la de los Collins, cosa que hacíamos cada domingo y muchas veces las había hecho hasta en pijama o chándal.

Al contrario que a mí, a mi mejor amiga le encantaban estas fiestas.

Decorar ambas casas por dentro y por fuera y organizar los menús meses antes, incluso llamando a sus abuelos y a los míos para preguntarles si les parecía bien lo que habíamos elegido para comer.

Y ahora habíamos llegado al mes de diciembre, el favorito de Emily y mi peor pesadilla.

El último domingo en la comida habíamos, bueno más bien ellos porque yo me intentaba escapar pero mi padre me acabó regañando, decidido que esta vez solo decoraríamos las casas nosotros cuatro para darle una sorpresa a los adultos.

A mí me amenazas con dejarme sin móvil pero tú te vas a comer con tus amigas y a ver las luces... No sabes ni nada, papá.

En cuánto se fueron, Emily se puso al mando, dejándonos a mí y a Alec al cargo de comprar los nuevos árboles y adornos.

Seguro que solo lo había hecho para quedarse a solas con Marc, pillina...

Aunque la excusa de que era para librarse de nosotros porque no haríamos nada era muy buena y me la podía llegar a creer.

Y así me tocaba estar ahora, andando sobre la nieve, con el frio, al lado de un idiota que no me dejaba de llamar por un apodo estúpido.

Por lo menos tenía la chaqueta que me regaló la noche de mi peor cita...

Me gustaba recordar todo lo que hizo por mí aquella noche, cuando dejó de ser por unos momentos el idiota que es.

Digo, imposible olvidar aquella noche porque odié demasiado a todo su ser.

...

Cuando llegamos donde venden los altos pinos verdes, me quedo mirando todos, intentando buscar alguna diferencia entre ellos.

Salvo el temaño, todos me parecían iguales, así que esperé a que Alec los eligiera.

- Tenemos que coger dos, así que más nos vale que sean de los buenos pero que tampoco cuesten un dineral - Dice observando todos a su alrededor como yo.

- Buah que listo eres, ¿te ha costado mucho llegar a esa conclusión? - Ironizo rodando los ojos y me fijo en un hombre bajito, que era uno de los que estaba al cargo de la venta de los árboles.

Al parecer le había hecho un descuento a una pareja hetero por "lo monos" (más bien cursis y vomitables) que eran. Soltando mierdas como: "Qué bonito es el amor" y "¡Feliz Navidad!"

Frunzo el ceño y le cojo la mano a Alec sin pensarlo.

Me mira sorprendido alzando una ceja, pero sin quitarla.

- Sígueme el juego.

Tiro de él hacia donde estaba el vendedor bajito y cuando nos ve, me abrazo a Alec, fingiendo unas carcajadas como si este idiota fuese gracioso.

- ¿Os puedo ayudar? - Pregunta amablemente.

- Síi porfa, mi novio y yo necesitamos dos árboles, para su familia y la mía, pero no sabemos cual elegir, queremos que sea perfecto... ¿A qué sí, amor? - Pregunto mirando a Alec, pestañeando varias veces para fingir mejor lo  "perdidamente enamorado que estoy", e intentando poner las típicas miradas que la gente dice: "Quédate con quien te mire así".

- Sí, tiene que ser todo perfecto, es nuestra primera Navidad juntos - Me sigue rápido el juego, y... Será capullo.

El idiota se lo pasa al completo poniendo una mano en mi trasero con una estúpida sonrisa orgullosa, apretandolo y acercándome a él.

Intento contenerme las ganas de pegarle un empujón por aprovecharse de mí en esta situación.

Yo solo hacia esta farsa para conseguir nuestros árboles a buen precio, maldito pervertido...

- Pues mirad, lo que os pueden interesar son estos dos - Nos enseña unos y Alec se limita a asintir, demostrando que tampoco tiene ni puta idea de pinos.

Pero yo sonrio y decido seguir actuando.

- ¡Qué bonitos! Ese verde y su madera oscura... ¡Tienen que ser nuestros! - Exclamo cogiéndole fuerte del brazo a "mi novio".

Esta vez aprovechandome yo de él, para que negaroslo, y tocando sus fuertes músculos.

¡Había empezado él!

- Pues estos, no se habla más - Dice Alec sonriente, como si sellara un contrato.

- Bien, os saldría unos... 125 dolares por árbol - Calcula y nos sonrie amablemente.

Hijo de puta.

¿Quién sonrie así después de querer hacerte pagar tal cifra?

¡¿Donde se queda el espíritu navideño, eh?!

No aguanto más esta mierda... Y le grito.

- ¿Perdona? ¡No vamos a pagas 250 dólares por dos putos arbolitos! - Exclamo y el vendedor frunce el ceño, ofendido.

Veo como Alec está intentando aguantarse la risa.

- Cariño calmate...

- ¡No! ¡Antes le has hecho una súper rebaja a una pareja solo porque eran "muy monos", cuando nosotros lo somos más! ¿Qué pasa? ¿Eres homofobico? ¿Es eso? Debería de darte vergüenza, y encima en Navidad - Sigo gritando y negando la cabeza con los ojos cerrados, dramatizando como tan bien se me daba.

Noto como la mirada de todos están sobre nosotros, tanto de sus compañeros de trabajo, como de padres intentando comprar un árbol rápido o de niños aburridos que jugueteaban y correteaban alrededores de estos.

- Yo... No, no, claro que no, perdone muchísimo, solo serán unos 150, ¿les parece bien? - Pregunta casi tartamudeando, con sus mejillas rosadas por la vergüenza.

Yo me quedo mirándole con la barbilla alzada, cruzado de brazos.

- Que así sea...

El vendedor asiente rápido, volviéndose a disculpar por las molestias y malos entendidos, y nos da nuestros dos nuevos árboles, incluso los mete en el maletero del coche de Alec.

Sonrio ampliamente despidiéndome de él con un "chaitooo" y montandome en el asiento del copiloto.

Sabiendo perfectamente que con mi ida ha vuelto a poder respirar tranquilamente.

- ¿Qué ha sido eso...? - Pregunta Alec todavía sorprendido.

- Solo intentaba conseguir los mejores árboles al mejor precio - Digo indiferente encogiendome de hombros, aunque tuviese muchas ganas de sonreír por haberlo conseguido.

- ¡Ha sido la hostia! - Suelta una carcajada - Joder Zein, muy bien.

Vale, con eso si que no me puedo aguantar más y se me escapa una enorme sonrisa de los labios.

- Deberías de ser actor... Amor - Me guiña un ojo y rie al recordar lo sucedido recientemente.

Yo frunzo el ceño pensativo.

- Sí, tal vez, ha estado guay y he estado genial, ¿verdad?

- Y tanto que genial, son las primeras navidades que me lo he pasado tan bien comprando los putos arbolitos de los cojones - Admite volviendo a reír al recordar todo.

Sonrio ampliamente, orgulloso de mi actuación y de mi impulsividad que, como pocas veces pasaba, había traído con ella algo bueno.

Pasión, y otros amoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora