Capítulo 3

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—Lo juro. Estoy bien—Doyoung se metió en la cocina. No quería despertar a Jaehyun. Su compañero estaba profundamente dormido en el sofá, y Doyoung ya se sentía mal por mantener a Jaehyun levantado en mitad de la noche. No había sido culpa de Doyoung, pero la culpa todavía se arremolinaba dentro de él por agotar a su oso.

—¿Alguien te secuestra del trabajo y estás bien? —Preguntó su madre.

—Sabía que no debería haberte permitido conseguir ese trabajo. Este mundo es demasiado peligroso para un hombre tan dulce como tú. Van a comerte y luego te escupirán.

Doyoung puso los ojos en blanco. —No me habían comido. —Aunque él había pensado que era hombre muerto cuando Jaehyun lo rapto del bar. La forma en que los hermanos de Jaehyun miraron a Doyoung todavía le preocupaba. Él era la presa en un clan de depredadores. Hablando de vivir al límite.

—Sólo dime dónde estás y enviaré a tu padre a buscarte.

—Voy a traer mi escopeta—gritó su padre en el fondo. —Nadie toma a mi hijo y se sale con la suya.

—Mi compañero me llevó—confesó Doyoung. —Necesito que los dos se calmen.

Podía ver a sus padres atravesando el bosque con una escopeta. Su padre podía ser valiente, pero seguía siendo un shifter conejo. Los osos le echarían una mirada y se comerían el papá de Doyoung o se reirían al regresarlo a la ciudad.

—¿Tú compañero? —La emoción llenó la voz de su madre. —¿Quién es? —Doyoung temía decírselo. Se sentó en la mesa de la cocina y miró por la ventana de atrás, en la hermosa terraza cubierta.
 
Los ojos de Doyoung se ensancharon cuando notó una gran piscina. Tan caliente como su piel estaba, una larga nadada podría hacerle bien. Se puso de pie, abrió la puerta trasera y salió fuera sonriendo al olor a pino y tierra.

—Doyoung, —dijo su madre. —Respóndeme.

—No lo conoces. —Doyoung se dirigió a través de la cubierta a la puerta, donde terminaba la cubierta y empezaba la piscina. El agua brillaba bajo la luz del sol, rogando a Doyoung que se diera un chapuzón.

—¿Quién es? —Preguntó.

—Jaehyun Lee. —Doyoung se estremeció, esperando las consecuencias. No creía que un alma en la ciudad no hubiera oído hablar de los hombres Lee. Muchos rumores flotaban alrededor de Jaehyun y sus hermanos. Algunos eran descabellados, pero la madre de Doyoung los creía todos.

Su madre jadeó. Se quedó en silencio durante tanto tiempo que Doyoung pensó que había colgado. Entonces ella se lo dijo a su padre.

—¿¡Que!?—El papá de Doyoung explotó. —Dile que vamos a buscarlo. Que me aspen si dejo que mi hijo viva con un clan de osos. Su compañero se supone que es un conejo, no un oso perverso. Prepara el coche, Taeyeon. Nos dirigimos a las montañas.

Doyoung caminó hacia la parte principal de la cubierta. —Dile que estoy bien, mamá. Jaehyun no te dejará acercarse a mí, de todos modos.

Su madre habló con lágrimas en su voz. —Estás pasando por el calor de apareamiento, ¿no?

Doyoung se sentó en los escalones y palmeó su cara. Eso era lo último de lo que quería hablar con ella. Recordó cuando ella lo había sentado para darle la charla de sexo. Doyoung no estaba seguro de quién había estado más avergonzado, pero su mamá había insistido en ello.
 
Nunca quiso oírla hablar de un pene de nuevo. O eyaculaciones. O vaginas. Ella le había dado la charla antes de que él supiera que era gay, y su pequeña lección todavía le daba pesadillas. No es que fuera anti-mujeres, sino debido a que fue su madre la que hablaba de insertar la ficha A en la ranura B.

Jaehyun (Jaedo) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora