Sin comentarios.
«El odio a causado demasiados problemas en el mundo lo que
a ayudado a solucionar ninguno»Broken.
Odio mi vida y me voy a matar.
Primer aviso.
Luego de la maldita mañana del sábado después de la fiesta creí que ese había sido el fin de una insufrible tortura. Creía que todo había sido más que una simple pesadilla en la que ya había despertado.
Oh, pobre e ingenuo yo. Que equivocado estaba.
No quería ni recordar cómo empezó. Todo estaba tan bién, yo sentado en mi pupitre en plena clase de historia, pero mi mente en otro lado, no lograba consentrarme en otra cosa que no fuera los abrumantes aromas que se esparcirán en todo el salón y como estos me causaban una migraña atroz.
-Oye... ¿te encuentras bien?- Susurro Dylan inclinándose, cuidando no ser visto por la profesora. -No dejas de mover la pierna como loco.
-Si...- asentí, era bueno que él solo podia ver mi espada desde donde estaba sentado, así no iba a notar el caos que era mi rostro. -estoy bien.
¿Bien? no podía estar mejor (nótese el sarcasmo).
Entonces, todo fue como una bomba que explosiono en un instante. Las feromonas que había tratado tanto de incubrir se liberaron abruptamente, yo no pude soportarlo más y con mis brazos abrazando mi propio cuerpo golpee mi frente contra el pupitre tan fuerte que todos dejaron de sus cosas de lado las para voltear a verme con sorpresas.
La profezorra corrió hacia mí luego de tomar del botiquín de emergencia un supresor inyectable. Dylan se lenato y se inclino hacia mi estando muy preocupado, acariciaba mi cabello mientras me decía cosas que ni entendía; y por otro lado, Marshall le gruñía que se alejara de mí, si hubiera estado lo suficientemente consiente los hubiera mandado al diablo a los dos, pero por suerte la Sra.Puta los alejo a ambos y los mando afuera del aula junto con los demás alfas, tal y como decia en el protocolo de seguridad si algun omega entraba en celo en horarios de clase.
Luego, fui inyectado en la pierna con esa mierda que servía para que no me convirtiera en ese ser irracional de aquella vez en la fiesta, iba a seguir con los síntomas del celo, pero por lo menos no iba a correr por una polla. Todos los que quedaban dentro observaban atentos, y a la vez cuidaban de que ningún alfa entrará.
-¿Broken como te encuentras?- pregunto con preocupación la profesora. Su mano fría levantaba mi cabeza para que me enderece. -Jennyfer, llama a tu madre para que recoja a tu hermano.
Solo fueron unos segundos, pero pude notar a la perfección la expresión indescifrable del rostro de mi gemela, su mirada era penetrante, su mandíbula estaba tensa. No sabía si su expresión mostraba enfado, odio, decepción, asco, curiosidad o tal vez todo eso y más; lo único que sabía es que yo no pude soportarlo y miré en dirección de la maestra quien me decía palabras de apoyo y consuelo; yo tan solo quería que se cállara de una buena vez por todas.
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¡¿Que mierda con el puto amor?!
Teen Fiction¿Acaso es posible enamorarse de la persona que más has odiado en toda tu vida? -Pffr, eso es imposible. Ante los ojos de Broken, Marshall es un mujeriego más, un bastardo arrogante, un hijo de papi, un chico que, si no fuera alfa, juraría que se l...