Cαpítulo 5

64 6 1
                                    

El príncipe de cabellera azul.

«Muéstrame ahora tu cobardía,
muéstrame que estuve equivocado y huye hacia tu infierno.




Jins

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Jins

   —¿Se puede saber qué carajos haces con él?

   El alfa hundió sus hombro cínicamente, sin ni siquiera mirarme a los ojos por lo concentrado que estaba besando fogosamente la boca de Broken y metiendo sus manos bajo su camiseta de manera morbosa, sin intención alguna de detenerse.

   —¿Besándolo no ves?

   Cuando el tipo rompió el beso para responder segundos después, el castaño fue quién continuó repartiendo besos sobre el grueso cuello del sujeto. Puta madre Broken, y yo que te lo había advertido. Ahora él estaba metido con el tipo más odioso y conflictivo del mundo.

   —Mira... Aquella vez que nos besamos no significa que tengamos algo para que me vengas a hacer una escena de celos. Pero si ese día no te hubieras puesto sangrón con tu "Ay no, virgen hasta el matrimonio", entonces es posible que si tengamos algo. Sin embargo no es así. —Su rostro era tan asquerosamente altanero que me hacía enrojecer del enfado. —Largo. No me hagas perder un buen polvo.

   —Él ni siquiera es consiente. de lo que quiere—, dije entre dientes, tratando de mantenerme tranquilo.

   —¿Y eso qué? Sabes las reglas: él que se lo encuentra se lo queda.

   Él se hundió de hombros nuevamente, regresando a su beso mucho más intenso que incluso empujó a Broken, acorralándolo contra el sofá. Él sabía lo mucho que me enfurecía eso, y para provocarme aún más empezó a realizar pequeñas embestida contra los muslos del omega en celo quién no podía evitar soltar sutiles jadeos. Pronto los labios gruesos de Lukas bajaron al cuello pálido del contrario dejando chupetones notorios, hasta que se detuvo abruptamente para mirarme con una sonrisa ladina.

   —Oye ¿Qué te parece si lo marco? Así podré follarmelo las veces que quiera y tú no podrás hacer nada.

   —Lukas, suéltalo.

   —Sabes las reglas, nadie se puede meter en medio de un celo, lo vi primero y él vino a mí, él entró en celo por mí ¡Largo!

   Odiaba esas reglas de las calles. Los alfas por lo usual tenían la regla de que no podían pelear por un omega en celo, era literalmente igual que la regla infantil de las pertenencias. Y esas reglas iban incluso conmigo. Si no quería meterme en problemas con otros alfas debía respetar su acuerdo, solo con la exención de que si el omega no se encontrará en celo allí podría intervenir.

   Exacto yo era como una especie de defensor, justiciero o algo así, yo que sé. Así me había puesto una omega que ayude hace mucho.

   Trataba de respetar las reglas, pero el rostro lleno de picardía de Lukas fue justamente la gota que había colmado mi paciencia y la que me hizo tomar una de las muchas botellas de cerveza que se hallaba en la mesita de centro, y hacer que estrellara contra el suelo. Note como Lukas se alejó inmediatamente de Broken, con amabas manos a la altura de su cabeza, tenía los ojos bien abiertos por la sorpresa. Él ya podía imaginarse lo peligrosos éramos los gammas enojados.

¡¿Que mierda con el puto amor?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora