Cαpítulo 2

146 8 6
                                    

Broken, la princesa rota por
tanto coger.


Como humano tu condena es fracasar. Dios solo te creo para que lo álabes.

 Dios solo te creo para que lo álabes

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.







Mi madre siempre fue una mujer muy excéntrica, siempre con sus acciones tan estrafalarias que hacían dudar a cualquier persona si ella se encontraba cuerda, y que creen, los psicólogos dice que ella está completamente bien de la cabeza; ella se embarazó a los diecisiete, una adolescente irresponsable que fue echada de su casa a consecuencia de su embarazo no deseado, cuando nacimos ella nombró a mi gemela como Jennifer López, como motivación para que mi hermana pudiera cumplir sus sueños frustrados de ser famosa, y a mí... En cambio a mí me nombró Broken, me puso así por «romper su vagina cuando nací», sus palabras no la mía. Ya se imaginarán la expresión de las enfermeras cuando mi madre les explicaba el porqué; estoy seguro de que alguna de ellas le había advertido de los daños que le causaría ese maldito nombre a un lindo y adorable niño como yo, pero está más que claro que le importó tres hectáreas de verga, con tal de recordarme aquello para toda mi vida a ella le bastaba y sobraba.

Y si, como la enfermera hipotética había advertido, estos últimos tres años al oír mi nombre, creían que era el apodo de un puberto suicida-depresivo. Y ni hablar de las burlas cuando Jennifer explicaba el porqué de mi increíble y auténtico nombre ¡Gracias mami por joder hasta ahora mi vida!

Como si mi patético nombre ya era motivo de burla para todo quién lo escuchará, mi nuevo apodo era mil veces peor; la princesa Broken. Bien, bien, puede que así no le vean mucho el sentido, pero mírenlo así: «La princesa rota» ¿Porque está rota? Por coger todo el puto día ¡Cuanta imaginación, Marck!~


Lo peor de todo es que solo hizo falta 15 minutos para que la noticia de mi papel de princesa se difundiera por todo la escuela; enserio no podía creer cuanto impacto podía tener las palabras de ese maldito Marck y la banda de imbéciles. La gran mayoría de las personas con la que me cruzaba en los pasillos me lanzaban miradas burlescas, acompañados de varios susurros y risas.

Las burlas aumentaron aún más cuando la clase de educación física iniciaron, el entrenador como cada clase nos mandaba a correr diez vueltas por la pista de atletismo. Odiaba correr, sobretodo cuando había un sol abrazador sobre mis hombros ¡Lo odiaba tanto! Digamos que llegue a dar seis vueltas antes de empezar a sentir como mi pecho se me cerraba y mis piernas pesaran, aún no podía entender cómo era posible que la mayoría de la clase -casi todos alfas o betas- lograban correr las diez vueltas en un tiempo récord y además que los pocos a los que le agradaba (o sentían pena por mi, da igual) me aconsejaban que respirara por la nariz y no por la boca cuando corría ¡Acaso querían que me asfixiara!

¡¿Que mierda con el puto amor?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora