Capítulo 21: Gustito a casa.

1.2K 57 12
                                    

La última semana de Mayo me despierto con muchísimas ganas de escaparme a Pamplona. Estar con papá, con mamá y por supuesto con Ele y Santi. Pol se despierta cuando el sol del mediodía empieza a quemar.

—Buen día —dice con una sonrisa y yo se la correspondo.
—Buenos días, ¿qué tal?
—Genial, hacía tiempo que no dormía así de cómodo.
—Eso es porque siempre dormís en la peor posición existente.

Pol rueda los ojos y me hace reír.

—Lo que tú digas —responde sin ganas y toma un sorbito de café.
—Me voy a Pamplona un par de días.

No levanta la vista de su taza de café pero sonríe por incercia y tomo eso como su aprobación. No es que necesitara una pero...

—Me gustaría acompañarte pero estamos a nada de sacar el álbum y...
—Te entiendo, cariño, tienes que quedarte. Absolutamente. No quiero interrumpir tu vida, solo te estoy avisando que me voy un par de días... Por Fígaro más que nada. Todavía es pequeño y no quiero moverlo mucho, sabes, como... recién se está acostumbrando a mí...
—A nosotros —termina Pol sonriendo suavemente.
—Sí, a nosotros —confirmo y le sonrío de vuelta.

Al contrario de lo que pensé en un principio, Pol sí es un buen padrastro para Fígaro. Se ocupa de él y mi hijo parece quererlo bastante así que estoy en paz con el hecho de que se queden juntos por unos días. Confío en que van a estar bien.

—¿Cuándo te vas?
—Si todo sale bien, mañana.
—¿Y cuándo regresas?
—Si todo sale bien, en una semana, quizás más, no sé, según como estén las cosas por allá.
—Espero que todo salga bien, quiero que estés conmigo para la filmación del videoclip, sabes... me gusta tenerte en el set. Eres mí amuleto de la suerte.

Sonrío sinceramente al escuchar sus palabras. Me da un beso en la frente y luego se gira para recoger las cosas sucias de la mesa. Antes de que pueda empezar a limpiar, me aprieto contra él besándolo con cariño.

—Estaré aquí antes de que notes mí ausencia, tranquilo. Iremos al set juntos y voy a corear cada uno de tus hitazos cuando saques el álbum y en tu primer concierto. Voy a empacar. Te veo en un rato.

—Te quiero —dice antes de besarme una vez más.

—Y yo a tiii —grito perdiéndome en mí habitación.

Dos horas más tarde, mí pasaje está listo, todos los trámites están realizados, los permisos hechos, la comida de Fígaro está comprada y mis maletas están cerradas. Llevo un poco de todo porque el clima está un poquito raro últimamente. Marco el número de Elena. Uno. Dos. Tres tonos antes de que la voz de mí hermana me responda.

—¡Hola cariño! —saludo alegremente.
—¿Nat? —el tono de su voz está teñido de preocupación —¿Ha pasado algo?

—No me hagas sentir como si no llamara nunca —me quejo, pero en el fondo, sé qué tiene un poco de razón —. Llamo para avisarte que en un rato salgo para allá.
—¿Estás de broma? ¿En serio? —se le nota la emoción. Me muerdo el labio de pura felicidad y asiento con la cabeza como si ella pudiera verme.
—Te hablo muy en serio, Ele. En nada voy a estar ahí contigo, comiendo sin parar y viendo muchas pelis.

Mi hermana pega un gritito eufórico y mi corazón se vuelve gigante. Le pido que por favor no diga nada, le explico que quiero que todo sea una sorpresa. Ella me guarda el secreto como siempre lo hizo. Cuando me escapaba del colegio, cuando tenía que verme con alguna chica, cuando me quedaba hasta tarde tocando en algún bar. Elena siempre fue mi cómplice y sé que siempre lo será.

Polo me ayuda a bajar las maletas, aunque no son tan pesadas. Su gesto caballeroso me hace gracia, pero también me hace sentir cuidada. Fígaro se despide de mí con dos leguetazos y Polo me besa un par de veces.

el amor después del amor | albaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora