Capítulo 17: Un nuevo amor.

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Mayo.

De alguna manera la convivencia con Polo es un sueño, aunque extraño a Sebastián y nuestros códigos secretos. Polo no entiende mis períodos de silencio, ni sabe qué hacer cuando estoy de mal humor, no respeta mis momentos a solas, no entiende mis chistes malos y sobre todo, no sabe cocinar. Por otro lado, nuestra relación va bien, nos entendemos desde la música y todo el tiempo estamos escuchando las propuestas del otro. Su humor también es bastante malo y a veces peleamos por gilipolleces pero al final del día, siempre nos abrazamos para dormir. Bueno, no siempre, cuando yo bajo la guardia porque generalmente es él quien mete la pata.

No sé de Sebastián desde que me fui del piso. No responde mis llamadas y me bloqueó de todas las redes. Sé que está dolido pero, joder, yo también lo estoy. Pensé que el correr de los días y mi ausencia en su vida, marcaría alguna diferencia, así que lo dejé estar, creyendo que así, aunque sea por saber qué es de mi vida, me marcaría o me enviaría algún que otro mensaje. Pero todavía no hay señales de él.

Las fans son un asunto completamente distinto. Algunas de verdad piensan que les debo algún tipo de explicación por cada cosa que hago cuando en realidad no es así. Y aunque entiendo que se preocupan por mí, simplemente me saca de mis casillas que piensen que me conocen de verdad...

—Guapa —me llama Pol desde el salón.

—¿Qué pasa? —pregunto, saliendo a duras penas de mis melancólicos pensamientos.

—Quiero que escuches esto.

Me acomodo en el sofá y pretendo estar prestándole toda mi atención. En el fondo me siento mal porque sé que lo que siento por él no es ni la mitad de lo que siento por Alba, y él, aunque un poco tonto, siempre fue de lo más amable... conmigo. Por otro lado, sé que él sabe que no hay nada más que una buena amistad... y quizás un poco de ganas de su parte, pero no mucho más. La prensa lo infla todo, los dos lo sabemos, los tres... Pero ¿Qué otra salida tenía? Ninguna, exacto. 

La guitarra se corta, y vuelvo en mí para encontrarme con la mirada confusa de Pol.

—No me estás haciendo ni puto caso, Natalia, ¿qué pasa? 

Supongo que esta vez no estuve tan disimulada como las otras veces.

—Lo siento, Pol —me disculpo sin realmente sentirlo —estoy un poco cansada, pero tu canción suena de puta madre, como siempre, talentoso como siempre, en serio.

Me muestra una sonrisa sin dientes pero sé que no se lo tragó. No sé qué hacer, no tengo ganas de disculparme de nuevo pero tampoco quiero que las cosas estén tensas con la única persona que me soporta ahora mismo.

Me paro y camino hasta a él, insegura de qué hacer. Decido apoyar mi mano en su hombro y apretarlo... cariñosamente. Tal como lo esperaba, él toma confianza demasiado rápido y su mano vuela a mi espalda baja. Intento no apartarme demasiado bruscamente. Cedo, por primera vez a la primera. Apoya su cabeza en mi estómago y paso mis manos por su pelo. No hay sentimientos. Realmente no los tengo. Pero desearía que sí. Por primera vez deseo tenerlos porque él está aquí y ella no. 

Mis pensamientos me avergüenzan e intento empujarlos al fondo de mi mente. Me concentro en el aquí y el ahora. Pol se para y me besa sin aviso. No es la primera vez que lo intenta pero sí es la primera vez que le permito hacerlo. El beso es simple al comienzo pero se vuelve un poco más fogoso con el correr del tiempo. 

Para cuando me doy cuenta hacia donde vamos, ya es un poco tarde para frenarlo. Me convenzo de que es lo correcto, me repito que tengo que avanzar, girar la página, y qué mejor que hacerlo con un chaval que es majo, hace buena música y me deja quedarme en su piso cuando mi mejor amigo me da la espalda.

Me entrego al momento, aún sabiendo que quizá me arrepienta cuando me despierte. 

***

Me despierto abrazada al cuerpo tibio de Pol. Sonrío por inercia porque duerme como un crío, y me levanto, cojo una camiseta, me la pongo a medias y salgo de la habitación intentando no hacer tanto ruido.

Son las cuatro de la tarde. Me preparo un café para asimilar todo. Lo asimilo en silencio. No es que me arrepienta, es que realmente no puedo sentir nada. Ni siquiera culpa, porque sé que Alba probablemente está rehaciendo su vida y porque sé que Pol simplemente tenía ganas de estar conmigo. No fingí nada. En cuanto a lo físico, todo fue bien. Si hablamos de conexión... bueno, realmente, preferiría no hablar de eso.

Entro a Instagram para salirme un poco de mi propia cabeza. Bajo y bajo hasta que encuentro la foto de un gatito en la cuenta de un refugio que sigo hace un tiempo. Cuando Alba y yo éramos... bueno, yo siempre había querido un gato... y ella me recomendó esta página, era el lugar que le había dado a su primera hija, mi adorada, Queen, y les tenía un aprecio único.

La vez que iba a acompañarme a adoptar a mi hijo, tuvimos una superposición de entrevistas y compromisos y tuvimos que cancelar el encuentro. Mas tarde, ya habíamos entrado en un terreno peligroso y después... bueno, ya no estábamos juntas.

Pero sigo queriendo un gato. Y en un segundo, como si estuviera iluminada, me levanto y me visto con lo primero que encuentro. Salgo a la calle olvidándome la mascarilla. Vuelvo a subir. Pol está medio desnudo parado en el medio del salón cuando entro. 

—¿Qué pasa? —pregunta desconcertado —¿por qué te escapas?

Me río.

—No lo hago —aunque no puedo asegurar esto — simplemente tengo un feeling y tengo que ir a hacer algo.

—¿Algo? ¿Te acompaño?

—No —niego, queriendo desesperadamente hacer esto yo sola, temiendo de alguna manera, contaminar algo que era... nuestro —voy a... ¿no sos alérgico a los gatos, no?

Se ríe.

—No, guapa, ¿vas a traer un gato?

—Sí —pienso que es su piso —dios, sí, perdón, tendría que haber...

—Me gustan los gatos —confiesa, sin darle demasiada importancia —no puedo decir que me vaya a hacer cargo pero no hay problema, aquí cabemos los tres de todas maneras.

No necesito más.

—Gracias —digo sin saber muy bien qué más agregar —vuelvo enseguida.

—Eh —grita, antes de que salga —ven aquí.

Un poco confundida, vuelvo mis pasos hacia él. Antes de darme cuenta, sus manos están en mi cintura y su boca está en la mía. Me sorprendo un poco pero finalmente le devuelvo el beso.

—Ahora sí —dice con una sonrisa —te veo en un rato.

Otro beso.

Sonrío hasta que cierro la puerta de entrada. 

En el ascensor, me miro al espejo:

"Hostia puta, la mascarilla."

***
PERDÓN por dejarlos esperando. Sé que este capítulo los va a enojar mucho pero espero que entiendan que esto es el proceso de la historia y del personaje. Es necesario que pase, para la continuidad de la historia y para que ustedes puedan entender todo lo que va a venir después.
Los leo siempre. Gracias por leerme. ❤️

el amor después del amor | albaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora