Capitulo 9

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Louis llegó agotado de su entrenamiento, visualizó a su madre hablando con alguien por teléfono pero no le prestó atención. Le avisó que ya había llegado y subió directo a su habitación, quería darse una ducha y dormir hasta el día siguiente por eso no le sorprendió que después de ducharse se desmayara encima de su cama solo cubierto con la toalla.

Su sueño fue interrumpido unas horas después por su madre. Louis levantó un poco la cabeza y vio a su madre diciendo palabras que su cerebro aún no procesaba.

— Cinco minutos más mamá — murmuró con voz soñolienta y le dió la espalda.

— ¡Louis Pussett levántate ya mismo!

Louis volteó a ver a su madre y apoyó su cara a una almohada mientras trataba de volver a la tierra.

— ¿Qué pasa mamá? Quiero dormir— se quejó.

— Y yo quiero que te cases— su madre le tiró una almohada encima y se dirigió al armario— Ve a bañarte otra vez, espabilate, te arreglas y te quiero abajo en 20 minutos— su madre manoteaba todas sus camisas en el armario mientras que Louis aún estaba en su cama —¡¿Qué haces todavía ahí?! Ve a bañarte.

Louis bufó pero hizo lo que le ordenó su madre. Se tomó su tiempo en la ducha y vistiendose, cuando llegó a abajo vio a su hermano y a su padre poniendo la mesa y vestidos también formalmente.

Su madre que salía de la cocina con una charola enorme se le quedó viendo un momento.

— ¡¿Pero por qué no te pusiste pantalones?!— gritó histérica.

— ¿Que tienen mis pantalonsillos?— preguntó inocentemente.

Llevaba unos pantalonsillos a la altura de la rodilla color beige que se ajustaban bien a sus trabajadas piernas, iba juego con su camisa blanca y completó el look con unos zapatos medio informales negros. Su piel blanca pero tostada por llevar mucho sol se notaba más con la camisa y su cabello marrón estaban impecable.

— ¡Mamá no es justo a mi no me dejaste ponerme pantalonsillos!— se quejó su hermano.

—¡Silencio!— su madre los calló a los dos— Ve a cambiarte.

El timbre de la casa sonó.

Antes de que su madre siguiera despotricando él fue a abrir la puerta ignorandola.

¿Pero qué le pasa hoy?

Abrió la puerta sin prestarle mucha atención.

— Buenas noches ¿En qué puedo ayudarle?— se quedó como piedra al ver quién estaba parada en la puerta— Liat— está lo saludó con la mano y le regaló una sonrisa que derritió a Louis— Liat— volvió a repetir.

Estaba maravillado con lo hermosa que se veía Liat.

Siempre se ve hermosa.

Estaba vestida con un vestido de tirantes finos color verde oliva que le llegaba hasta las pantorrillas, era de una falda algo ancha pero simple, en la parte de arriba era algo ajustado como un corset y con corte de corazón.

Ese color le va muy bien con su cabello.

— Tú madre me ha invitado a comer— le aclaró— ¿Puedo pasar?

—¡Claro!— su voz salió con más entusiasmo del que esperaba, eso lo avergonzó— Pasa.

Se hizo a un lado para que Liat pasará y está al hacerlo lo embriagó con su perfume.

— ¿Dónde puedo poner mi bolsa?— se volteó hacía él después de que había cerrado la puerta.

Louis miró su pequeña cartera negra con una cadena dorada de tira.

Amor liverpuliano #DreamWorldAwards2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora