*Los personajes de esta historia no me pertenecen, solo es una historia que se me ocurrió y quise escribir por diversión.
Embarazo/ Siendo padres
-Que tenga un buen día, joven Wayne- el portero de la empresa se despedía cortésmente.
-Gracias- respondió tranquilo mientras asentía, dejaba las instalaciones y subía a su auto dispuesto a volver a casa.
Una vez dentro y cuando arrancó soltó un suspiro cansado, había sido un largo día a pesar de que salió temprano.
Ahora solo esperaba a volver a casa con su amada y olvidarse de lo aburrida que es la vida empresarial. Desde que Raven quedó embarazada había abandonado casi por completo la vida de vigilante para pasar el mayor tiempo con ella sin descuidar sus obligaciones en Empresas Wayne, después de todo, sería él quien tomara el mando de esta algún día.
El camino a casa se le hizo se le hizo corto a pesar de que su residencia se encontraba ubicada lejos del centro de la ciudad, lo suficiente como para poder gozar de un agradable silencio y permanecer lejos de las cámaras de los paparazzis que buscaban a toda costa información sobre el matrimonio del joven heredero.
Cuando llegó apenas y tuvo tiempo de estacionarse cuando escuchó un gran estruendo proveniente de la cocina de su hogar.
-¿Qué rayos?- su preocupación creció al divisar un poco de humo saliendo de una de las ventanas- ¡RAVEN!- saltó rápidamente del vehículo y se dirigió a la ventana de la cual emanaba la humareda, no dudó ni un segundo en entrar por ahí.
Tosió un poco y se puso alerta mientras se abría paso por la cocina- ¿Beloved? ¿Estás aquí?-
-¿Damian? Sí, aquí estoy- respondió a su llamado.
Escuchar su voz lo llenó de un inmenso alivio, pero no pasó desapercibido el temblor en su voz.
-¿Estás bien? ¿Dónde..?- no terminó la pregunta puesto que su adorada demonesa se había acercado a él para tomarlo del brazo y guiarlo fuera de la cocina y lejos del humo.
-¿Qué sucedió? ¿Estás herida?- preguntó al notar como sus ojos estaban llorosos y mirándola de arriba a abajo.
-Yo.... es que- la amatista se esforzaba por hablar de manera entendible pero sinceramente no sabía como explicar lo que había pasado.
-Un momento, ¿Dónde está Ginny?- cuestionó el ojiverde al no ver señales de la mujer ya un poco mayor pero muy amable y eficiente que había contratado para que estuviera al pendiente de su esposa en su ausencia, sobre todo de sus antojos, está demás decir que no quería arriesgarse a enfrentar la ira de una mitad demonio embarazada y hormonal.
-Ella llamó en la mañana para avisar que hoy no vendría porque su nieto está enfermo y fue a visitarlo-
-Entiendo-
-Entonces yo... quise cocinar algo pero, me quedé dormida y no me di cuenta de que se quemaba lo que estaba en el horno, además de que no estoy segura de haberlo puesto a la temperatura correcta porque el pollo que había metido se terminó incendiando- empezó a contar algo avergonzada- Y traté de apagar el fuego pero, para colmo, ¡este extintor no funciona!- esto último lo dijo levantando un poco la voz mientras le mostraba como por más que presionaba no conseguía hacer que saliera nada.
-Eso es porque debes sacarle el seguro primero, querida-
-¿El qué?- lo miró confundida.
-El seguro, debes jalar ese anillo metálico que se encuentra al costado de la manigueta, te mostraré- le quitó el aparato de las manos, hizo lo que le dijo y se dirigió a la cocina para apagar el fuego bajo la mirada incrédula de la hija de Trigon- ¿Lo vez?- la miró una vez terminó.