D I E Z (Final)

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Mucho Tiempo después.

Jeon Jungkook siempre había sido un hombre frió y gruñón, el gruñón de un simpático y parlanchin chico. Park JiMin.

Muchas personas hablan de un amor feliz y próspero, de un amor para toda la vida, otros, de uno que te destruye y te mata. Existen diferentes tipos de amor, y cada uno se le da a cada persona. Este extraño, simbólico y antiguo sentimiento es acompañado de distintas lágrimas, felicidad, tristeza, furia o enojo, de decepción o de risa. Cualquier lágrima es valida. El amor es una niñata, ingenua, pequeña e inexperimentada semilla que, cuando uno lo cosecha con dedicación y de una buena forma, creas a la más hermosa flor.

Un día pudo estar con una persona que siempre lo hizo sonreír, que lo acepto tal cual era, que le dedicó tan bellos momentos, aquellas tardes llenas de hermosas pasiones desenfrenadas, pasiones aamorosas. De días nublados pero junto a él, eran noches de pijamas, de chocolates calientes y películas románticas.

Pero que de un momento a otro se llevaron a aquel catalizador, muchos no comprendieron por que aquel productor era tan seco, sus palabras salían acoses, sus lágrimas eran repentinas, su furia crecía sin cesar. ¿Loco?. 

No. 

¿Triste tal vez? 

No

Derrotado, despechado con la vida. Un vagabundo buscando a aquel rubio, investigando lo debajo de la Almohadas para ver si realmente se había ido. Preparando día a día dos desayunos pero botando los con frenéticidad al ver que no estaba su amado JiMin 

desesperado por buscar una respuesta y devolver el tiempo, volver a ver aquella sonrisa, aquellos ojos lineados, aquellas mejías regordetas, aquel pequeño cuerpo, aquel rubio cabello, esos dientes imperfectamente perfectos, aquellos dedos pequeños. Quería verlo de nuevo, quería tenerlo.

Los años pasaron y Jungkook no pudo vivir completamente feliz, se dejo consolar por sus amigos, no tenia una familia, solo los que le hacian creer y sentir eso. Estaba dandose por vencido, por que nadie había llegado para quitarle aquel peso triste que siempre lo acompañaba.

Hasta que una tarde, pasando por las calles de Busan, se topo con un peculiar local.

Ddosun, un perro tan bonito. Aquel pequeño animal, tan chiquito pero con un corazon y una fidelidad tan grande. Podía incluso ser de aquellos perros que te esperan la vida entera, que dan su vida por la tuya. Ddosun perdió a su dueño, y al igual que Jungkook se la pasaba llorando a la soledad. Hasta que ambos se conocieron, Jungkook y el pequeño Ddosun se hicieron muy amigos.

Se acompañaron por toda su vida, disfrutando de una compañía, y tal vez Ddosun ya no tenía a su dueño, y tal ves Jungkook ya no tenía a JiMin, pero ambos ya habían encontrado a aquella esperanza para volver a hacer felices.

En las callas de Busan caminaba siempre un pelinegro, acompañado de su mejor amigo, un canino muy divertido, aquel hombre lo paseaba muy seguido, aquel hombre siempre le dio mimos, aquel hombre le sonreía a él y nada mas que a él. Y un perro que siempre ayudaba a su dueño, que siempre le obedecía en todo y buscaba su atención para que le diera una dosis de mimos, extrema.

Hubo una vez, un hombre con un perro que siempre miraban al cielo, el hombre sonreía y al mismo tiempo lloraba, y el perro aullaba hasta quedarse dormido.

No Eres JiMin ° | KookMin | °Donde viven las historias. Descúbrelo ahora