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El rostro de Adora cambió nuevamente, Huntara sabía que estaba preocupada por aquella chica a la que se unió. Su cara le confirmaba que probablemente la había visto.

—Ve con ella, Adora. Deben hablar de lo sucedido.

La rubia volteó a mirarla, se sentía culpable por dejarla sola para correr tras Catra.

—Lo siento, te veo luego.

Siguió el olor de Catra sin dificultad, parecía separarse del resto de los olores que le llegaban a su nariz, todo estaba de fondo, sin embargo, la esencia única de Catra parecía destacar y llamar a su encuentro. Siguiendo su trayectoria, supo que la felina estaba saliendo del campus, por lo que Adora corrió a la mayor velocidad que pudo, empujando y pasando a llevar a varios transeúntes.

Al alcanzarla, la cogió del brazo.

—¡Catra, espera!

La morena se soltó de su agarre con facilidad, se detuvo, sin voltear. Adora la rodeó para verla cara a cara. Catra apretaba los dientes, sus ojos estaban brillosos, parecía a punto de llorar.

—Catra... no puedes huir de mí para siempre... lo que hicimos anoche...

—Debemos deshacerlo. Debe haber alguna forma, Adora. Tú y yo... no va a funcionar.

—¿Qué? ¿Deshacerlo? No creo que esa sea la solución, Catra, y dudo que nuestro espíritu animal nos haya guiado mal. Debemos seguir juntas, ¿entiendes?

—Adora... nos conocemos hace apenas un par de meses. No niego que me resultas atractiva, que eres muy follable, pero de ahí a casarme contigo... es un salto enorme.

Adora se rio por su comentario, a veces la sinceridad brutal de Catra la sorprendía de grata manera. Comprendió el temor de la morena, pero a la vez no entendía por qué no era capaz de simplemente aceptar el destino.

—No te preocupes, Catra, no haremos nada que no quieras. Pero creo que correríamos peligro sin nos alejamos demasiado de la otra debido a la marca.

—Seguiremos el plan, Adora. Seremos amigas, nada más. No voy a dejar de darte las tutorías, porque las necesitas para ponerte al día. Pero no vamos a tener mayor intimidad que eso. Voy a investigar si es que de alguna manera puede eliminarse la marca sin consecuencias fatales.

La rubia lanzó un largo suspiro. Pero no se rendiría, tarde o temprano Catra se daría cuenta que sus intentos eran inútiles.

—Está bien.

Dicho esto, la morena murmuró una despedida y se fue. Adora volvió con Huntara, aunque tenía una extraña sensación en el estómago, estaba preocupada por Catra. Pero no se atrevía a ir a su casa, después de todo, la morena tenía razón, sólo llevaban unos meses de conocerse.

Las Leneas terminaron, todo el mundo volvió a la normalidad, Adora estaba feliz por reencontrarse con su vieja amiga Huntara, incluso intercambiaron números. Pero había sido un fin de semana agridulce, ya que no pudo arreglar del todo las cosas con Catra. Al volver el lunes a las clases como siempre, la morena llevaba un parche en el cuello, mientras que la rubia había optado por una bufanda que le había dado su hermana Mara.

Catra había examinado la marca esa mañana, aún no cerraba del todo. Recordaba que las marcas de las mamás de Scorpia no lucían así, eran más como un par de lunares, aunque por la distancia entre ambos se notaba que eran hechos por colmillos. Esperaría hasta ese punto antes de quitarse el parche, no sabía a ciencia cierta quiénes de sus compañeros sabían acerca de esa cualidad de los shifters.

Shifters - Catradora AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora