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¿Sabes lo que pasa cuando miro atrás? Veo dos pequeñas niñas sonrientes tomadas de la mano, girando junto a otros 3 o 4 en la clase de educación física... ese es el primer recuerdo que tengo de mi vida. Un año después las veo vestidas de uniformes blancos con detallitos rojos en una fila, cantando y marchando al compás del resto, riendo del niño al que se le cae la gorra. Luego aparecen con bandejas en las manos y cara de desagrado ante la ensalada que todos odiábamos, una de ellas está a punto de vomitar y las carcajadas de la otra inundan la habitación al darse cuenta de lo sensible que es su amiga. Más adelante están con faldas y pañoletas azules, una vez más de la mano, mirando asustadas su nueva escuela. A los pocos días aparecen en una discusión contra un chico que le agredía a una de ellas, ¿a cuál?, eso es lo de menos, el daño de sus comentarios y acciones era recibido por las dos con la misma magnitud. Así de unidas eran y así fueron pasando de rojo a amarillo y de amarillo a azul, a medida que sus emociones cambiaban de miedo a tranquilidad y de tristeza a nostalgia. Extraño tanto a esas niñas que se quedaban juntas por preferencia, necesidad, experiencia, diversión, costumbre, gratitud, destino, admiración, soledad, lealtad, amor, porque sus síntesis se parecían y siempre fueron ellas contra el mundo, por obligación a veces y a veces... solo porque sí.


Entonces lo que pasa cuando miro atrás es que no encuentro ningún momento en el que no aparezcas tú, y después de quince años de lo mismo y quince motivos diferentes para que estés en mi vida lo que asfixia mis ideas es: ¿dónde se escondieron las sonrisas de esas niñas que no se dibujan hace más de dos diciembres en sus rostros? La mía desapareció hace tiempo ya, pero la tuya; la tuya siempre se quedaba por las dos, y por mucho que te haya tachado de egoísta fuiste más fuerte de lo que yo podré ser algún día. Yo creía que cerrarme era la solución a mis problemas pero en realidad siempre has sido tú, que me reparas cada vez sin que ambas lo notemos, con tanta cautela que tuvimos que alejarnos para poder comprenderlo. Pensabas que eras quien me necesitaba pero nunca lo hiciste, y me aterra que ahora que lo sabemos te vayas, porque yo si te necesito. El mejor plan que tengo es abrazarte tan fuerte que tu piel se fusione con la mía para que no puedan separarnos nunca más, pero lamentablemente las leyes de la física no funcionan así, maldita naturaleza, siempre la odié. No sé qué va a pasarnos en unos años, ni siquiera si llegaremos tan lejos, pero algo que no cambiará, sin importar cuantas veces te olvides de mí, cuantas veces me odies, es que estamos conectadas, aunque las costuras de mi corazón se deshagan viendo cómo te marchas; porque después de la agonía volveré a cerrar los ojos, y ahí, en el vacío interminable de mi oscuridad, estarás tú.

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⏰ Última actualización: Apr 02, 2021 ⏰

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