Midoriya Izuku.

4.3K 510 74
                                    

—¡Maldito bastardo! ¡Ven acá!

—No.

—¡QUE VENGAS!

—Que no.

En la cabaña, desde afuera se escuchaban los gritos de los híbridos que peleaban por cualquier cosa.

O bueno no cualquier cosa, Shoto se comió las galletas que _____ le había hecho especialmente a Katsuki.

No lo pudo evitar, demonios eran las galletas más ricas que había probado en su vida, Bakugo se enojó y ahora lo perseguía por toda la casa.

Pasó mucho tiempo desde el rescate del bicolor, ambos ya tenían catorce años y la señorita, diecisiete.
Sucedieron muchos cambios durante todo este tiempo, la mayoría girando en torno a Shoto pero cambios eran cambios.

Por desgracia aún no les contaba su origen, por qué estaba ahí, quién le hizo esa herida -ahora cicatrizada-, cómo terminó aquí, muchas preguntas pocas respuestas.
Aunque, logró abrirse un poco más y dejó de tenerles miedo.

Confío en ellos.

Agradecía bastante toda la paciencia que le han tenido hasta ahora, su pasado es muy doloroso y difícil de contar, pero algún día, cuando sea lo suficientemente fuerte se los dirá.

No fue fácil acostumbrarse, sobre todo para Katsuki.
Que veía a Shoto como si fuera un completo intruso, pero afortunadamente logro adaptarse a su compañía, al principio no lo quería en SU casa e incluso varias veces lo dejó a fuera de casa, cuando llegó la chica, lo regañó y a Shoto lo abrazó.

No le agradaba, lo que más le molestaba era su actitud tan tranquila antes las cosas, cuando lo dejaba a fuera de la cabaña hasta altas horas de la noche no se quejaba de nada, solo se iba a sentar por ahí o se marchaba hacia el bosque para conseguir alguna fruta y así sobrevivir en lo que llegaba _____ para solucionar el nuevo conflicto.
Con los meses pasando, se dio cuenta que no era tan malo tener un compañero a su lado, a veces hacía travesuras juntos, se contaban cosas o podían hablar acerca de cuánto les agradaba su compañera.

Eso era lo único bueno.

Lo demás era horrible, pero bueno, si _____ era feliz, entonces él suponía que también debería ser feliz. Mientras no se metieran con él y sus cosas, todo bien.

Volviendo al presente.
Se encontraban dando vueltas alrededor de la mesa, el rubio queriendo atrapar al otro y éste no se dejaba, apenas y se mostraba un poco divertido por la situación.
El bicolor se trepó en la mesa, saltó y fue directo al sofá, ser un híbrido traía sus ventajas.

Oh, pero olvidamos que Katsuki es un lobo.

Así que en un movimiento rápido, Katsuki derribó a Shoto y logró atraparlo, ambos cayeron al piso pero lo logró.

—¡TE TENGO!

—¿Y?

—Maldito...

Ver su cara tan tranquila le revolvió el estómago, le iba a dar un puñetazo cuando la puerta se abrió estrepitosamente.

—¡He llegado, chicos!— se vio a una chica que tenía una cara de cansancio, y traía su típica canasta, donde sobresalía un pedazo de pan.

—¡____!— Todoroki se emocionó, se quitó a Bakugo de encima y fue tras la joven.

—¡Shoto!— dejó la canasta en la mesa para recibir con los brazos abiertos al bicolor que se lanzó a abrazarla.

El otro pequeño lentamente se fue acercando, ella rio en silencio y acarició el cabello tan suave que tenía, pasando su mano a sus orejitas peludas.

ℍ𝕚́𝕓𝕣𝕚𝕕𝕠𝕤.  [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora