Capítulo 5: Secretos

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POV Louis

¿Conocéis la sensación de estar soñando despierto? ¿O de estar despierto y debatiéndote entre la realidad y el sueño sin saberlo? Pues yo vivo en ese estado mental continuamente. Perdido entre mis sueños es donde más feliz soy porque solo allí se cumplen todas mis fantasías.

Puedo imaginar que estoy encima de un teatro, interpretando la obra El Cavernícola de Rob Becker o La prueba, de David Auburn. El público me ovaciona muy emocionado, veo gente llorando, riendo, sintiendo, al fin y al cabo. Solo busco transmitir.

También me gusta crear escenas cargadas de adrenalina que no sé si haría en el mundo real de tener la oportunidad. Esa vena "criminal" como la llama Hal no es más que otra vía de escape. Ella tiene el fútbol; Yo tengo el teatro, la romantización de la adrenalina y a ella.

Halsey es más valiente de lo que cree, lo cual la hace aún más encantadora. Se esfuerza el doble que el resto y lucha el triple que ellos. Combate diariamente contra sí misma, sus dificultades y la mente cerrada de quienes la rodean. Eso fue lo que me llamó la atención la primera vez que la vi. Una pequeña castaña con la que costaba hablar y huía de todos. No entendía por qué, pero, con el paso del tiempo aprendí a no hacer preguntas y disfrutar de su compañía, cuando me dejaba.

La amistad fue forzándose con sus tiras y aflojas. Al principio, un paso adelante significaba el retroceso de otros dos al día siguiente. Aun así, ambos persistimos. Una fuerza nos empujaba a estar juntos, a ser la persona que el otro necesitaba.

¿Quién le diría a mí yo de hace diez años que terminaría enamorándose de su mejor amiga? Mejor aún, ¿quién me habría dicho que me enamoraría y no viviría para comprobar si en algún momento, tendría la suerte de ser correspondido? Parece una de las tragedias griegas que tanto le gustan, aunque, esta vez no se da cuenta de que no es una historia. Es una realidad que no he podido controlar, ni he querido evitar. De todos modos, no se lo voy a contar. He guardado este secreto durante años, puedo callármelo durante un par de semanas. Como le dije cuando hablábamos de Hades y Perséfone, quien te quiere antepone tu felicidad a la suya. Confesarle mis sentimientos la pondría en una posición incómoda que prefiero ahorrarle.

—Atenea...yo no...eh...ummm.

Río por lo bajo. Una curiosidad de Halsey es que habla en sueños. Lo descubrí cuando de pequeños nos quedábamos a dormir en el cuarto de los monstruos. Ahí eran palabras inconexas. Después de descubrir a los dioses griegos y compañía, estos monopolizaron sus sueños.

Me incorporo del asiento y lo primero que hago es taparla bien con la manta, ya que se le había caído. Luego me froto el rostro, intentando espabilarme y no parecer un zombi que no se alimenta en días.

Trato de estirar las piernas, pero el movimiento que hago es brusco y a cambio, un mareo se presenta como recompensa. Intento mantenerme tranquilo, respirar y controlar el vértigo, pero mi intento se queda en eso mismo, un intento defectuoso. Salgo con brusquedad del coche y apoyándome en el auto, me arrastro hasta unos matorrales de la entrada del parque en el que comimos ayer. Las arcadas vienen solas y devuelvo la cena sobre la vegetación.

Me vuelvo a apoyar en el auto y observo a lo lejos a una señora entrada en años con mallas rosas chillonas mirándome. No alcanzo a distinguir si su expresión muestra desaprobación o preocupación, así que, por si acaso, le hago la reverencia típica de los actores cuando la representación ha finalizado. La mujer sigue su camino y yo abro la puerta trasera para buscar mi cepillo de dientes. Cojo una de las botellas de agua que Hal compró en la gasolinera y me enjuago la boca antes de cepillarme los dientes. Me cambio la camiseta por otra azul que conjunta con los vaqueros, me peino para después ponerme mi gorra y entro al coche.

Operación CaliforniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora