Nota: Sé que es largo, aún así, espero que les guste!
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¿Y si tuvieras que regalarle una bolsa de chocolates a alguien especial?
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Según lo que Amber te había dicho, todo Teyvat celebraría hoy una especie de festival romántico en donde tenías que regalarle un chocolate a alguien a quién apreciaras.
O eso fue lo poco que le entendiste ya que la caballera tenía prisa, aunque alcanzaste a notar las bolsas llenas de bombones que traía en sus manos. Te despediste agitando la mano y la viste desaparecer en la entrada de la gran ciudad.
Llevaste una de tus manos a tu barbilla pensando en a quién podrías regalarle tales dulces. A quién apreciabas.
De inmediato los recuerdos de ciertos eventos ocurridos hace poco llegaron a tu mente de golpe.
¡Diluc! El maestro pelirrojo te había salvado hace un par de días de un grupo de magos del abismo. Ya no tenías fuerzas para seguir cuando él apareció y los derrotó a todos de un sólo golpe.
Y luego había aparecido para ayudarte aquella vez en la que unos cuantos slimes electro se habían interpuesto en tu camino. Se deshizo de ellos en segundos.
Y la lista seguía y seguía.
Por algún motivo, el joven pelirrojo siempre aparecía cuando estabas en problemas. Y en definitiva era alguien a quién le debías bastante.
¿Así que por qué no regalarle a él los chocolates?
•••
Tras haber pasado toda la mañana cocinando, por fin habías conseguido hacer unos preciosos y perfectos bombones de chocolate. Los habías puesto en una bolsa para protegerlos y finalmente habías añadido un listón rojo de decoración.
Emprendiste tu camino hacia la taberna, y te alegraste al ver al joven hablar con uno de los caballeros de Favonius. Su semblante estaba serio, con el seño fruncido y la mirada fija. Diluc desvió su mirada del caballero unos segundos para toparse con la tuya.
Un pequeño esbozo de sonrisa apareció en el rostro del pelirrojo. Lo viste despedirse del hombre y caminar hacia ti.
--Maestro Diluc.-- Sonreiste haciendo una pequeña reverencia a modo de saludo.
--Sólo Diluc, por favor.-- Dijo emitiendo una leve sonrisa. Aunque se detuvo de inmediato y abrió los ojos con asombro al notar la pequeña bolsa que traías en tus manos. --No sabía que te interesaban estas cosas.-- Mencionó una vez que volvió su atención a ti.
--Sí, se supone que hoy debería entregarle chocolates a alguien a quién aprecie, así que estaba pensando que tú...
No pudiste terminar la frase ya que un leve empujón te había desestabilizado y por inercia habías soltado la bolsa. Rápidamente y esperando que el contenido no se hubiera dañado te acercaste a recogerla. Pero cuando te levantaste y regresaste para continuar con la entrega, notaste que otra fémina ocupaba tu posición.
