Le había ofrecido un puesto durante una semana, cierto, pero no era más que una farsa de lo que realmente deseaba hacer.
Su poderoso efecto permanecía con él cuando abandonada la oficina por las noches. Pensaba en el doncel continuamente, a cada hora. No podía apartar su imagen de su cabeza por las noches y no soportaba verlo en apuros cuando parecía no querer nada para sí mismo. Hacía tiempo Naruto tenía una lista mental con múltiples razones válidas para dejarlo en paz. Sasuke era inocente, él no. Sasuke era vulnerable, él podía hacerle daño. Sasuke era su empleado, él era su jefe. Había docenas de razones para mantenerse alejado de Sasuke.
Pero la manera en la que lo había mirado esa noche pulverizaba todas esas razones.
-Toma. Tengo una cosa que te alegrará -dijo Kiba, rebuscó en su maletín y sacó una carpeta que le entregó-. Ahí tienes. Tus deseos son órdenes.
Naruto le arrebató el archivo e inmediatamente se fijó en el nombre impreso en la etiqueta. Haruno Sakura.
-Ah, mi salvador -dijo con una sonrisa-. Supongo que está todo aquí.
-Todo sobre Sakura y sus asuntos turbios. Es una abejita muy trabajadora. Te resultará una lectura interesante. Me llevó un tiempo, como puedes ver. Pero te di mi palabra de que lo tendría listo para esta noche.
Naruto echó un vistazo a las páginas y no le sorprendió que el archivo fuese tan grande como los planes de esa mujer.Haruno Sakura. Una punzada de rabia atravesó su corazón. ¿Esa mujer tenía esperanzas de reconciliación antes de hablar de números?
Claro que sí. Leía la revista Forbes. Era lo suficientemente lista como para darse cuenta de que el hijo valía más que el padre por el que lo había dejado, ni miles ni millones, sino miles de millones. Conocía la compañía, que por derecho debería haber sido de él, estaba preparada para la compra y no le harían falta más que unos pocos contactos para descubrir que era Naruto el que había estado comprando el stock.
Por desgracia, insultar el renovado interés de Sakura en él no lo ayudaría a conseguir su objetivo. Pero un amante hermoso se haría cargo de sus sueños de reconciliación; y así podrían ponerse manos a la obra con el negocio.
Namikaze Enterprises. Su compañía.
-¿Y te importa decirme cómo vas a convencer a esa mujer para que venda? Quiero decir sin tener que sucumbir a su petición de ciertas atenciones personales antes de hablar de dinero -preguntó Kiba.
Naruto se puso en pie de un brinco.
-Con esto -dijo mientras agitaba las pruebas delante de su amigo-. Ahora es mi juego, mis reglas.
Namikaze Enterprises está en una posición vulnerable. Tarde o temprano, tendrá que vender.
-Pero no a ti.
-Ella sabe que se expone a una compra hostil. Y sabe que yo soy el zorro que va tras ella. No habría llamado si no quisiera ponerse de mi lado.
-¿Y se pondrá de tu lado?
-Cuando tú te pongas un tutú, Kiba. Por supuesto que no.
Se sentía asqueado al recordar su llamada. Mostrándole Namikaze Enterprises como si fuera un cebo, proponiéndole que lo discutieran en la cama. Había jugado con él cuando era un chico ingenuo de diecisiete años, pero el infierno se congelaría antes de que volviera a jugar con él.
-Llamó porque quiere volver contigo -señaló Kiba.
-Por suerte tengo acompañante -dijo Naruto-. Lo cual significara que podremos olvidarnos de lo personal y pasar directamente a los negocios.
-Ahora lo entiendo. Así que el doncel es la clave.
Aquellos ojos. pequeños, brillantes y negros. Había creído morir al ver su mirada. Le hacía sentir... noble. Decente. Le daban ganas de salvarlo infinitas veces a cambio de más miradas como ésa.
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Un pacto con el jefe. (NaruSasu)
FanficLo había deseado durante mucho tiempo, pero se había privado de su compañía. Ahora, por fin, Namikaze Naruto tenía a su secretario donde quería, lo había convencido para hacerse pasar por su amante mientras negociaba el trato de su vida. Y cuando la...