Yuuri sintió un tirón en sus muñecas que le hizo despertar , las cuerdas que Viktor había colocado ligeras en sus manos ahora apretaban terriblemente, intento mirar hacia donde tiraban, pero pronto una patada en sus costillas le obligo a despertar por completo. Frente a él, dos hombres abrigados con pieles y el cabello platino desordenado y sucio lo miraban con asco.
— ¿Porque tomaron a este?
— Ni idea, el jefe únicamente dijo que nos preocuparamos de que llegase vivo y no escapara, creo que lo quiere para ayudar a los que están armando el centro para los enfermos, él sabe de medicina— Hablaban, pero Yuuri no entendía, intentaba buscar con la mirada dónde es que se habría ido Gigen y Kian, debían de estar aún en la misma caravana, pues no se habían unido a ningún otro grupo hasta ese momento es que llegaron hombres mucho más grandes y desaliñados, ahora que habían llegado ellos, Víctor no estaba— ¿¡Eh, con que eres un curandero, verdad!? Tienes mucha suerte— Lo contrario, parte de lo que había dicho aquel bárbaro sonó para Yuuri como un ofrecimiento sexual, ambas lenguas se mezclaban y confundían para Yuuri, lo que era realmente inconveniente con tipos como el que tenía en frente.
Ofendido, a pesar de haber sido levantado por aquel sujeto en un simple movimiento por la cuerda en sus muñecas, Yuuri le escupió en la cara. La respuesta iracunda de aquel bruto fue inmediata, soltándole y pateando fuertemente el estómago del más pequeño reiteradas veces en el suelo, rápidamente una mujer que aquel bárbaro no identificó se interpuso en el pesado camino de su pie hacia aquel aldeano de ojos de serpiente.
— ¡No más! ¡No lo dañen, él se ha confundido!— Un bufido inconforme fue liberado por quién agredía a Yuuri, un bufido que sonaba idéntico al de un animal grande, su cuerpo robusto y mirada amenazante no intimidaron a Gigen, que había cubierto el cuerpo de Yuuri consigo misma— Él no entiende por completo nuestra lengua, se ha confundido... — Los ojos de aquel bárbaro miraron el menudo cuerpo de Gigen con detenimiento, metros alejados de ellos, pero pendiente a lo que pasaba un pequeño niño les observaba... un niño que él tampoco había visto alguna vez.
— ¿Tú quién eres?
— Mi nombre es Gigen, he sido traída junto a mi hijo Kian, acompañando a este chico, su nombre es Yuuri— Indicó la mujer en el suelo.
— Soy Baazar— Se presentó el enorme hombre frente a ella— Y más vale, que ese cerdo en el barro entienda esto...— El hombre se inco a la altura de Gigen, mirando con seriedad al muchacho que permanecía hecho un ovillo en el suelo— Soy el jefe del cuerpo de caza, para mí, él no es distinto a un desabrido y pequeño lechón, pero no estoy en tiempos de despreciar cualquier presa, así que cualquier error que cometa, tendrá un castigo, solo un gesto que pueda interpretarse como que puede huir, y haré que no pueda dar ni un solo paso...— La chica asintió lentamente, hablándole al pelinegro en el suelo.
Baazar miro a aquel chico llamado Yuuri con detenimiento, era pequeño y de rostro amable, sus muñecas se habían puesto sangrar únicamente con los tirones que había dado a las cuerdas, el camino hacia la gran aldea se le haría una tortura, no obstante, si llegaba vivo, el líder tendría un buen elemento para los centros medicinales que se estaba empeñando en formar; para Baazar aquello no tenía sentido, el líder actual era diez años menor a él, su adolescencia formó parte de los años más benévolos que el clan había tenido en mucho tiempo respecto a sus integrantes y a las cosechas, pero tiempo atrás, Baazar podía recordar claramente como los enfermos y los mutilados eran desechados y se les mataba como un acto de piedad para que no murieran en dolor. Victor quería salvar a esa gente y darles una segunda oportunidad de vida... un esfuerzo innecesario para Baazar.
Gigen ayudo a Yuuri a levantarse, Kian llegó a pasos tímidos hacia ellos, con sus ojos delatando el llanto que aguanto vanamente al ver a Yuuri ser golpeado. Caminaron los tres juntos a pesar de que Yuuri fue obligado a caminar al final de la caravana, con las cuerdas de sus muñecas atadas al final de una carreta de suministros. Kian y Gigen iban tarareando, tranquilizando poco a Yuuri con ello, cuando repartieron las raciones de medio día, aunque se negaron a desatar a Yuuri y el pelinegro se negó a aceptar que Gigen le diera de comer, aún con sus manos ataviadas y siendo más lento, Yuuri logró terminar su comida antes de seguir avanzando.
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Tierras Blancas
FanfictionFanfic Mpreg NO ES OMEGAVERSE Yuuri a perdido la cuenta de las veces que ha sido prisionero y trasladado a otros lugares que no conoce, las islas serpiente, Nihón y Koiria han sido saqueadas por bárbaros que arrastran con ellos mujeres, niños y monj...