10- Rojo fuego

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Yuuri sintió que a penas alcanzo a pestañar cuando Helim ya estaba a su lado intentando despertarle. Se había quedado hasta tarde pensando en Viktor y Uthgar ¿Porqué le habían hecho ir con Yura? No había forma de que Viktor confiara a él terminar con Joel, así que teniendo en consideración su herida y la posibilidad de que ambos hermanos tuviesen sentimientos por él, lo estaban apartando. 

-- A desayunar todos, si no alcanzan a comer es culpa de ustedes mismos-- Les llamo Yuri. El azabache se puso de pie inmediatamente junto con ayuda de Helim, recibiendo con gusto el olor de la carne al fuego y huevos, mientras que Otabek repartía trozos de pan entre todos. 

En el transcurso del día, todo se sintió distinto para Yuuri, todos actuaban distinto, para un simple monje como él, quien nunca había experimentado un ataque más allá del puesto de víctima y/u observador, era como estar en medio de una manada de felinos, todos en alerta, todos preparados a la ofensiva ante el más mínimo movimiento extraño. El único que parecía tranquilo era Yuri, quien afilaba pacientemente todas las lanzas y espadas ligeras que portaban con ellos mientras que Otabek afinaba las flechas una a una; el rubio era etiquetado por todos como el "jefe de ataque" a pesar de que su escuadrón a cargo era de expedición, encargado de asegurar los perimetros e ir por nuevos territorios, todos sabían bien que en caso de guerra, él sería el comandante, no Baazar, Estorce o Niel, jefes de Caza, Caballería y Muros, correspondientemente, Yuri Plisetsky, en un secreto a voces, seria el líder electo, si en el pueblo se diera a elegir. Habiendo sido repudiado por su propia familia tras nacer como un hijo bastardo, con los ojos verdes y el cabello dorado, despreciando y viéndose contrario a sus hermanos y compañeros albinos y de ojos celestes, Yuri fue entregado como un regalo a la tribu de Aves Blancas a cambio de inmunidad para el pequeño e insignificante pueblo donde nacio... en ese momento Omar también lo miro con un desprecio evidente y declino la oferta, tomando cada rupia y objeto de valor en el pueblo, arrastrándolo con él de todas formas cuando llego el momento de abandonar el desbaratado pueblo que creyó que podía negociar con alguien tan grande como él... tras tres días sin agua ni comida en una de las carretas que seguían el liderazgo de Omar llegaron a un sector enorme con tiendas de campaña y abrevaderos para los caballos. Uthgar Nikiforov fue quien le hallo bebiendo junto a los caballos, a pesar de lo sucio de sus ropas y del estropicio que era su cabello, aquel pequeño Uthgar vio en Yuri lo mismo que los hombres de su padre veían en el... un cuerpo delgado, femenino y fácil de ultrajar, así que asustado, le entrego a Yuri una bolsa de tela con comida y agua suficiente para un buen tiempo, y en una cuidada funda de cuero una carta para su hermano, encomendando así a Yuri la única acción que él se veía imposibilitado de ejecutar: huir.

Al llegar donde Uthgar le había indicado, Yuri se encontró con un alto e imponente joven de cabello plateado hasta la cintura, ojos fríos y voz imperante,a pesar de oír sus preguntas atentamente, Yuri fue incapaz de contestar y, en vez de eso, solo extendió la carta que llevaba cuidadosamente con él.

— ¿Dónde encontraste a mi hermano?

Durante ese tiempo, Viktor se encontraba buscando a Uthgar con urgencia viva, las palabras de su madre resonaban en su cabeza una y otra vez, y cada vez que veía a Uthgar llegar junto a las caravanas de su padre, su hermano menor parecía más hundido... más miserable. En ese entonces Viktor ya había sido víctima de los primeros venenos que surtirían los traidores a Omar y pensaba, muy tristemente en su corazón, que Uthgar estaba siendo extorsionado o amenazado para ir con ellos... y de cierta forma tenía algo de razón, aunque no visualizaba lo que en verdad ocurría.

Tras el asesinato de Omar y, años después, la toma de poder de Viktor y el  castigo y quema publica de los traidores, Viktor logro establecer un trato con las Arpías. Una comunidad matriarcal que había acogido a su madre los últimos meses en que vivió. Estando enferma en medio del exilio al que la condenó Omar, llegó a lo alto de las montañas a pedir ayuda, la cual no le fue negada. 

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