5- Si me escuchas

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Su hermano admiraba a padre... ¿Cómo podía entonces, Uthgar, decirle a Viktor que su padre era un ser ruin y asqueroso?

De quedó en silencio, pensaba que sería un secreto que se llevaría hasta la tumba, situación que esperaba no estuviese lejos de suceder... si no fuese, porque Viktor lo amaba y cuidaba... buscaba recuperarlo, tenía miedo de perderlo, pero para Uthgar, incluso para el mismo, encontrarse parecía imposible.

Con a penas nueve años, las estrategias que planteaba Uthgar, tanto en batalla, como en planeación civil, destacaban con creces a las de adultos que llevaban años como consejeros. Entusiasmado con la idea, acepto la propuesta de su padre para asistir a las reuniones de sus altos mandos. En un principio... todo era normal, pero luego...

— Luego...

— No tienes que contarmelo todo... puedo leer tu expresión, es doloroso— Aquel muchacho que Viktor había llevado a verle acaricio su rostro con cuidado— Perdón por hacerte recordar...

— No tienes que disculparte... — Su tacto no era incómodo y sus palabras no parecían buscar su malestar... era sincero— Solo quiero que te des cuenta, que no puedo sanar... no como Viktor quiere...

Cuando Yuuri volvió a intentar hablar con él, Uthgar sintió un odio viceral alojarse en su vientre, le insulto e intento hacerlo molestar para que se fuera, pero en cambio él simplemente se quedó parado.

— Eres... eres realmente cruel— Los ojos de serpiente dejaban ver claramente aquella línea de lágrimas enfiladas, a punto de caer, Yuuri apretaba los puños a los lados, Uthgar le había gritado que no tenía porque estar ahí, y en verdad, en ningún lado, no tenía tierra ni familia a la que volver, estaba solo, y si Viktor le permitía estar allí era por conveniencia, ese era el motivo porque lo apartaron de su país y le dejaban estar ahí.

— ¿Y porque mierda te quedas? — Alego Uthgar apretando los dientes.

— Porqué... aunque duele, tienes razón— El pelinegro secó sus lágrimas con las mangas de su ropa y se acercó un poco más a la cama de Uthgar— Y aunque Viktor cree que estás enfermo... en verdad, no es tu cuerpo en si... es tu alma ¿Verdad?

Una herida en su espíritu, lo las profundo de él estaba no tan solo roto y maltratado... se sentía sucio e incorrecto en su lugar. Aunque ayudará a Viktor, ya no podía mirar a la gente del pueblo o a los subcomandantes que quedaron vivos, sin tener pruebas suficientes para que ardieran junto a sus jefes, se sentía impotente, con las manos atadas todo el tiempo... así que se escondió en aquel refugio que le había ofrecido su hermano, pario a Fahrä a pesar de ser incapaz de verla, y siguió siendo consejero de su hermano desde la oscuridad. Los habitantes del clan rumoreaban sobre su pronta muerte tras los años de encierro y misticismo, los intentos por quitarse la vida, sin embargo, disminuyeron ante los cuidados insistentes de su hermano mayor... Viktor lo había notado, sin querer decirlo abiertamente, así que había puesto más gente a cuidarlo o, como mínimo, a vigilarlo, pues Uthgar no dejaba que nadie se acercase a él. 

— ¿Viktor?— El peliplata abrió prontamente la puerta de su hogar— Lamento que sea temprano... me preguntaba si puedo ir con Uthgar y desayunar— Las manos de Yuuri  ya estaban lozanas, su destreza había sido puesta a prueba por el escuadrón de Yuri y ahora salía a cazar un par de horas antes del amanecer junto a ellos, su vocabulario se había ampliado gracias a Seung, a quien ayudaba también en la tienda de enfermos algunos días. El rol de Yuuri en la aldea aun no estaba definido, sobre todo porque el moreno se había ensimismado con cuidar él mismo de Uthgar. 

— Oh... eh, claro— Respondió el peliplata abriéndole la puerta. 

Yuuri entro haciendo una reverencia, haciendo sonreir un poco a Viktor, que disfrutaba de las costumbres de quienes habia traido desde las islas. En una bandeja de madera, Viktor había colocado el desayuno para Uthgar, sin embargo el moreno al mirarla frunció el seño.

Tierras BlancasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora