my favorite smell ¡!minsung!¡

XII

Al llegar a casa, los dos muchachos se encontraron con la sorpresa de que los padres de Minho ya habían vuelto y, después de una cálida bienvenida donde los mayores quedaron maravillados con el menor, los chicos subieron al cuarto.

- Creo que están feliz de que haya invitado a alguien que no sea Chan, el era el único que conocía mi casa hasta ahora.

- Ahora me siento halagado de que me hayas traído.- respondió Jisung mostrando su característica sonrisa.- Además tus padres me contaron muchas cosas sobre ti.

- Nunca más voy a dejar que ustedes tres hablen de nuevo.- el menor observó la cara enfadada del mayor para luego acercarse a abrazarlo.

- No te enojes Lee Minho.- dijo con el rostro escondido en el cuello del alfa.

- Contigo no, pero con mis padres...

La risa del omega resonó por la habitación al llegar aquellas imágenes a su mente de un Minho con no más de cuatro años vestido de ovejita.

- Deja de reir.- Lee alzó el mentón de Han para mirarlo a los ojos.- Mejor voy a buscar algo de ropa para que duermas.

Después de separarse, Minho le entregó un pijama y Jisung se fue a cambiar. Cuando este regresó, Lee no podía apartar la mirada del chico. Al ser un poco pequeño a comparación del alfa, las camisetas del mayor le quedaban ligeramente más grandes y sueltas, haciendo que el pantaloncillo que tenía puesto en la parte inferior apenas se notara.

- ¿No tienes algo un poco más pequeño?

- Yo digo que te ves adorable.

- Y pensar que apenas me dirigías la palabra en la escuela.- Susurró el omega.

- Hey! te escuché... Eso es diferente... Solo estaba un poco asustado.

Jisung se acercó capturando al contrario en sus brazos tanto como su estatura le permitió.- Está bien, estaría mintiendo si te dijera que yo no lo estaba.

- ¿Por qué?

- ¿En serio preguntas? Min, mirabas tan feo a los omegas que se te acercaban que llegué a pensar que harías lo mismo conmigo.

- Mierda... Pensé que era más discreto.- Los dos rieron disfrutando aquel momento juntos. Se separaron del abrazo y el mayor tomó las mejillas del contrario jugando con ellas para después dejar un beso en los esponjoso labios del menor.

Este escondió su rostro en el pecho de Minho un tanto avergonzado. Sentía que con solo una mirada del mayor, su corazón se derretiría al instante. 

- Ven, vamos a dormir.- Los dos se recostaron el la cama y durmieron toda la noche abrazados.