[SKZ 10th Member (Male ver.)] ˡᵉᵉ ᵈᵃᵉʰʸᵘⁿ: 𝘠𝘰𝘶𝘳 𝘓𝘰𝘷𝘦

04. Atracción

Antes de empezar a presentarles el capítulo de hoy, me gustaría comentarles que de cara al futuro, la fotografia de Daehyun será cambiada a la de multimedia.

Bueno ya.

Disfruten ;)

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Seprarse. Llegó ese momento tan horrible para los dos. 6 años de sufrimiento para 5 segundos de felicidad. Se estaban mirando a los ojos y de repente el ambiente se volvió incómodo.

- No debí, Eric. Estoy en una relación seria y no pensé... - balbuceó el menor, notoriamente nervioso.

Se iba a marchar, pero cuando se dio la vuelta el mayor agarró su brazo, lo hizo girar sobre sí mismo y acabaron en la misma posición de antes; Dae encima de Eric besándose con ternura. Esta vez, el beso se intensificó y el mayor pudo por fin apretar las nalgas que tanto deseaba sobre sus muslos. El resto es historia. Y justo a tiempo acabó de recordar aquel imposible relato de amor, ya que sonó su alarma para avisarlo de que ya era de día. Buscó con su mano el pelo de su novio para acariciarlo u observarlo mientras dormía, pero no lo encontró. Preocupado, fue de cabeza a la planta baja de la casa, donde se encontró una escena un tanto peculiar: Dae recogía unas cajas del suelo, bastante grandes, y le firmaba un papel al cartero. Le picó la curiosidad.

- ¡Good morning sunshine! (Buenos días, rayito de luz) ¿Cómo has dormido? - preguntó con una sonrisa radiante en su cara.

Eric se sobresaltó, sumiso en sus pensamientos; ya había cerrado la puerta y él ahí, parado sin decir nada. El pequeño estaba alegre. Pocas jornadas se podían observar esos dientes tan blancos y como se le achicaban más los ojos.

- Bien, supongo - intentó sonar convencido -. Voy a hacer el desayuno.

- Ya está hecho. Hay... ¡crêpes!

Eso sorprendió a Eric; no sabía que su novio cocinara, pero sospechaba que el buen humor se lo traían las dos cajas del recibidor. Eran grandes y descubriría lo que se guardaba dentro.

Se sentaron en el comedor, el uno junto al otro y el menor sirvió el manjar. El bajito degustó esas tortas. Estaban ricas y notó un ingrediente un tanto peculiar que no podía descifrar. ¿Se trataba de alguna fórmula secreta? No. Era simplemente pimienta negra. Vio a su pareja comer feliz su desayuno, tarareando una melodía que no reconocía. Le gustaba alegre. Más que nada por su sonrisa, que le marcaba unos tiernos hoyuelos en sus mejillas. Esos dos huecos, semejantes a unos valles profundos e inexplorados entre montañas tenebrosas.
Acabaron la comida en silencio, observándose de manera mutua, hasta que el alto rompió el silencio.

-Bebé - susurró como si no quisiera ser escuchado -. ¿Me dejarías teñirme el pelo?

- Claro que sí. ¿Por qué? - preguntó extrañado mirando a Dae a los ojos y luego abriéndolos como platos-. ¿No estarás pensando en...?

- Yep - le respondió, mordiendo su crêpe -. He pensado en el azul oscuro o algo no muy arriesgado ni extremo.

- ¿Así que, según tú, de castaño oscuro a azul oscuro no hay cambio?

- No te enfades conmigo, ¿sí? - replicó el menor haciendo un puchero -. Me hace mucha ilusión. ¿Me acompañarás? Ya tengo la cita...

- Si no hay más remedio... así será.

Dae se tiró encima de Eric para llenarlo de besos y abrazos y él sonrió por lo bajo intentando frenar el ataque amoroso de su novio. Realmente era de lo mejor que existía en este mundo.