She made me smile again.| Matt Espinosa

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Uno debería nacer sabiendo lo que deberá afrontar en la vida. Como un enfrentamiento, amor, o simplemente... una pérdida.

Cinco años pasaron desde que Rachel partió de su vida. Accidente automovilístico. ¿Qué tal?

Sino fuera por mis amigos, hubiera decidido irme con ella apenas hubiera pasado una semana.

Pero un día... la conocí a ella, no pretendía cruzármela alguna vez, pero el día en que la vi, fue la chica que me hizo volver a sonreír.

Otro recorrido más a el campus y quedaría agotado. Odiaba a este entrenador. ¿Por qué tuve que elegir fútbol americano como deporte?

-¡Tres vueltas más!- gritó el entrenador con un megáfono en mano- Corra más rápido, Espinosa.

« Voy a hacer que se atragante ese megáfono en la garganta. »

Seguí corriendo como veinte minutos más, y terminé.

-Media hora para correr quince yardas. Nada mal.- comentó el entrenador anotando en su lista.

Lo mataría algún día, lo sé.

-¡Bien, equipo, escuchen!- nos llamó la atención- En dos semanas tendremos el próximo partido ¿Cierto?- todos comenzaron a festejar- Y como siempre, nuestro aclamado Matthew Espinosa será el capitán. Quiero que den lo mejor de ustedes, este partido los llevará a las estatales si ganan, sino, ya saben. Nos patearán el trasero.
¿ Algunas palabras, capitán?- preguntó dirigiéndose a mí.

-Emm, ¿vivan las animadoras?- varias carcajadas de escuchaban desde las gradas.

-Bien, si eso dice. Deberíamos hacer que ellas vengan con nosotros.- comentó Cameron.

-Sería gran idea, pero no creo que sea posible, deben dar materias para entrar en la universidad.- especifiqué.

-Tiene razón, chicos, además de entrenar, deben estudiar. La escuela es importante, porque ahora mismo si no estudiaran, no hubieran pasado estos últimos años en este equipo- nos dijo el entrenador- Espero que esta semana les sea de ayuda.

Todos nos despedimos y fuimos a los vestuarios a ducharnos.

-Creí que estarían esta vez.- dijo Carter desilusionado.

-Dudaba mucho que Camille viniera esta vez.- comentó Shawn.

-Y Alexia seguro no la dejarán luego de lo último que pasó.- argumentó Jack Johnson.

Lo recordaba, había corrido desnuda por todo el campus hasta que el director la encontró. La suspendieron un mes, y sus padres le prohibieron de todo. Desde llamadas telefónicas hasta salir con Jack, pero ella siempre lograba hacer algo para verse con él.

-Y yo no tengo a nadie, que noticia ¿No?- dije sarcásticamente dirigiéndome a las duchas.

[ . . .]

Regresé caminando a mi casa como era de costumbre, mi madre regresaba antes que yo y mi padre llegaba justo para la cena.

Antes de que sacara las llaves de la casa, mi madre me abrió la puerta con los brazos abiertos.

-¡Aquí está mi lindo bebé!- me llamó una vez que la saludé.

-Mamá...- dije avergonzado una vez que la abracé.

-No te pongas así, casi siempre estas en la escuela- admitió una vez que dejé mis cosas sobre la mesa- Y, ¿qué tal la escuela?

-Lo normal.

-¿A qué te refieres con "normal"?

-Mamá,- suspiré- Estoy bien, algo estresado, nada más. El próximo juego es en dos semanas y debemos entrenar. Los exámenes para entrar en las universidades son problemáticas.- dije yendo a la cocina.

-Matt, no era mi intención ponerte así.

-Sé que no lo fue - saqué un sándwich de la heladera- Pero estos cinco años- volví a suspirar- me están matando.

-Hijo, entiendo que Rachel fue tu novia hasta estos últimos años.

-Es que, no puedo vivir con esto. Es una carga más.

-No debes sentirte así- me miró tiernamente- Debes,... permitirte volver a empezar, no todo da un vuelvo de un día para el otro.

-Lo sé- le di un mordisco a el sándwich- Iré a estudiar.

-Bueno, prepararé la cena, por mensaje dime si bajas a comer, ¿Sí?

Asentí y tomé mis cosas para dirigirme a mi habitación a estudiar.

[. . .]

" Al conjunto de fuerzas que se aplican sobre un cuerpo se lo denomina sistema de fuerzas. Todas las pierdas que componen un sistema de fuerzas de manifiestan como si actuara una sola fuerza."

Si sigo leyendo esto, mis ojos terminarán ciegos.

Luego se subir a mi habitación y encerrarme como seis horas, se habían echo las once de la noche y todavía no había cenado.

El hambre no se me presentaba por lo cual decidí dejar todo de lado y meterme en la cama para dormir hasta el otro día.