The Devil-Slayer: Sin piedad.

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The Devil-Slayer o como lo conocen en su organización, Cruel Reaper, él solo podía mirar de manera inexpresiva a una madre y a su hija, ambas son kitsune de la facción yokai, a su alrededor, dos tengus que estaban al borde de la muerte; despedazados sin piedad y un niño Yokai que era un pequeño lobo, decapitado.

La madre estaba abrazando a su hija que temblaba y con lágrimas en sus ojos. La madre se llamaba Hitomi y estaba intentando proteger a su hija del monstruo que tenía en frente.

Cruel Reaper guardaba Raimeiki en su vaina mientras sacaba lentamente una pistola negra con detalles púrpura, era un arma hecho con el corazón de un cerbero de 2 cabezas del inframundo de Hades, el fuego negro del cerbero era muy letal que anulaba la capacidades curativas.

No podía salir de su asombro, Hitomi había esperado convencer al Sekiryuutei, pero en un parpadeo, la batalla había sido corta, habían intentado todo lo posible para convencerlo, pero el resultado fue fatal.

El niño Yokai, que era el mejor rastreador del grupo, fue decapitado y sus 2 amigos, con sus cuerpos cortados, sus alas cortadas, quitándoles las posibilidades de volar para escapar del monstruo que los tenía a su merced.

The Devil-Slayer se acercó a los tengu y apunto con su pistola cerberu.

—... ¡Espera!... —exclama Hitomi pero el peli negro no escucho y lo siguiente que la madre escucho, fueron 2 disparos y después el silencio.

—... 2... 3... solo falta ustedes 2... —proclamo el peli negro con calma mientras se acercaba hacia la madre e hija haciendo que su sombra cernía encima de ella dando entender que también sería su fin.

—... ¿P-por qué Issei-sama? ¡Nosotros solo queríamos llevarte a Kyoto!... ¡Yasaka-sama estaba esperando su regreso!... —grito con miedo y al borde de llanto Hitomi.

—... No confió en los sobrenaturales... ustedes, se aseguraron de matarme hace mucho, ustedes son el cáncer que mata lentamente el mundo... es normal que los humanos como yo debamos eliminarlos para que no se propaguen como la enfermedad que son... —sentenció The Devil-Slayer colocando el cañón del arma en la cabeza de Hitomi haciendo que ella tiemble de miedo mientras las lágrimas bajaba por sus ojos.

Sin embargo, eso no lo conmovería, no lo haría dudar, no la hacía sentir nada.

Para el peli negro, ellos eran insectos que debían ser exterminados antes de que te muerdan y te maten.

—Las humillaciones, las golpisas y la violación que sufrí en la cárcel, fue tan doloroso que me hace difícil olvidarlo, pero por desgracia... hay algo más doloroso y importante... descubrí... la verdad... Los sobrenaturales asesinaron a mi familia, a mi madre y padre... eso es algo que jamás podrán quitármelo de la cabeza... Así que, hay que pagarlo con la misma moneda... —concluyó el ex-castaño colocando el dedo en el gatillo.

—... Ise-sama, por favor, tenga piedad de mi hija, por favor, nosotros no teníamos malas intenciones hacia usted, solo queríamos traerte de regreso a donde pertenece... nosotros solo obedecíamos órdenes de Yasaka-sama... —decía Hitomi abrazando fuertemente a su hija para protegerla del Devil-Slayer.

—... Ya veo... pero mi nombre ya no es Issei... tampoco el Sekiryuutei, Soy The Devil-Slayer, pero puedes decirme Cruel Reaper... y yo mataré a todos los seres sobrenaturales... cueste lo que cueste... —proclamó Cruel Reaper fríamente.

—... ¿Todos?, ¿incluso niños inocentes que no tuvieron la culpa de los errores que cometen los adultos?... —cuestiona triste Hitomi y con miedo abrazando aun mas a su hija temiendo lo que pasaría.

—... Si... incluso si tengo que quemar todo un orfanato de niños monstruos de la capital de Lilith y que el humo los asfixie y el fuego consuma sus carnes... dudo que después de eso, encuentre los resto para que lloren después del entierro... si dejo vivir a uno, habrá muchas posibilidades de que crezca con rencor y en un futuro logre vengarse... Así que es mejor asegurarse de que estén bien muertos... —respondió Cruel Reaper quitando el cañón de la cabeza para luego agarrar a la niña llamada Mizore por el brazo para separarlo de los brazos de su madre.

Mizore solo podía llorar al ver a su antiguo ídolo separándola de su madre, ella no quería separarse de ella, lloró lo más fuerte que podía mientras extendía su pequeña mano hacia su madre.

—... ¡Mamá, Mamá!, ¡por favor salvame!.

Lloraba con miedo Mizore tratando de alcanzar a su madre.

—... ¡Por favor Ise-sama!, ¡piedad!, ¡no le haga nada mi hija!, ella no tiene la culpa!, ¡por favor castigueme a mi, pero a mi hija pequeña no!...-suplicaba llorando Hitomi Mientras se arrodilla enfrente de Issei.

Issei la tiro a la hija al suelo mientras apuntaba con su arma a Mizore.

Con desesperación ella recurrió a todo lo podía dar.

—... ¡Espera!, ¡estoy dispuesto a hacer lo que tú quiera!... ¡soy tuya!, mi cuerpo, mi alma, soy tuya, Ise-sama, deja a mi hija —exclama Hitomi desnudándose poco a poco.

—... Me temo que eso no será posible... no me interesa el cuerpo de un asqueroso Yokai, con solo verlo, me hace querer vomitar... —rechazo Cruel Reaper apuntando con Cerberu en Mizore.

—... Por favor, ella es buena... incluso hay Yokais buenos... —decía Hitomi llorando.

—... ¿Yokais buenos?... quizás haya uno si solos los miramos... —dijo Cruel Reaper bajando su arma haciendo suspirar a su madre... y aliviando a la niña.

—... Pero... creo que los únicos Yokais buenos, son los que nunca salen de sus hediondos agujeros... —proclamo Cruel Reaper con una flama roja en su ojo derecho.

Hitomi solo podía mirar de forma vacía como le acribillan a su hija en frente de ella, los gritos de agonía de su hija cesaron mientras la sangre goteaba de su destrozado cadáver.

Los disparos terminaron y el humo surgía de la boca del arma.

Hitomi como un robot se acercó al cadáver de su hija y la abrazó.

—Vamos, despierta, sé que no está muerta, ¿verdad?... es un sueño, si, es un sueño hehehe —se reía Hitomi.

—... 4... ojo por ojo, diente por diente, muerte por muerte... se me acabaron las balas, así que puedes estar tranquila, arrastrate hacia tu líder, y dile que su final llegará eventualmente... así que no me busquen... —dijo Cruel Reaper mientras abandona el lugar dejando a Hitomi que miraba el cadáver destrozado de su hija pequeña.

Hitomi se dio cuenta que no era un sueño, la realidad la golpeó muy duro, ella con agonía miraba el cadáver de su hija en sus brazos.

—... No, mi bebé, no, ¡noooooooooooooooo!... —gritaba con mucha desesperación.

Los gritos de agonía y desesperación se escuchaba por el bosque mientras The Devil-slayer caminaba tranquilamente, hasta que se detuvo y miró su Raimeiki.

—¿Crees que fui demasiado lejos?... no, solo hago mi trabajo... Katherin... —hablaba Cruel Reaper mirando con indiferencia a la espada.

Detrás de Issei aparece el espíritu de una chica de 17 años, tiene ojos de color naranja y cabello púrpura, no llevaba ropa puesto era un espíritu pero su cuerpo no se le notaba nada indecente, aunque si se notaba todas sus curvas. Ella abrazó al Devil-slayer por la espalda con suavidad y cariño.

La chica solo podía sonreír con suavidad, Cruel Reaper guarda su espada en su vaina haciendo desaparecer a la espíritu.

—... Si no hubieras sido una Leviatán, y tan solo hubieras sido humana, podríamos haber estado juntos... Katherin... no, Ingvild... —murmura Cruel Reaper de forma monótona mirando su espada para luego abandonar el lugar atrás y volver a su apartamento.

One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora