4: 𝓢𝓮𝓬𝓻𝓮𝓽𝓸𝓼

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Ya era lunes, Harry se estaba alistando para ir al colegio. Tomó una ducha. Al salir envolvió su cuerpo con una toalla, secó sus rizos y se vistió con la playera polo del colegio y pantalones negros. Harry no deseaba ir al colegio ese día, no sabe que tipo de rumores habría encargado de esparcir Patrick, no eran rumores, eran secretos. Él sabía que todo el mundo tenía secretos, pero la diferencia era que el de Harry podría costarle la vida.

-¡Mami estoy listo!- dijo mientras terminaba de guardar algunos libros.

-Cariño, tienes que desayunar, te hice un bagel con crema y miel.- dijo la mujer adentrándose al cuarto de Harry, olía a colonia y jabón.

- Si mami, pero no me siento muy bien hoy. ¿me puedo ausentar?.- dijo el joven rizado mientras hacía un pequeño puchero. Anne se acerco y colocó su mano sobre la frente de Harry y viéndolo con ojos amables dijo:

-Mi cielo, no tienes nada. ¿Por qué no quieres ir al colegio, siempre te ha gustado?.

-Ya te dije, no me siento bien, me duele el estómago y los golpes aún punzan.

-Cariño, tienes que ir, el dolor de los golpes ira cesando, pero te puedo preparar un té de manzanilla para esa pancita.- dijo mientras colocaba su mano en el estómago de Harry.

-Pero mami...

-Pero nada, tienes que ir.- interrumpió.- anda desayuna y date prisa que llegarás tarde.- El rizado asintió desganado y con un leve puchero tomando su mochila. recorrió el pasillo llegando a las escaleras en forma de caracol. De pequeño Harry adoraba deslizarse por el barandal, hasta que un día cayó, no fue nada grave solo una torcedura y un regaño por parte de su madre. Harry fue a la cocina, ahí encontró a Gemma desayunando un enorme bowl de cereal.

-¿Qué me ves? Estoy en pleno desarrollo.- Dijo la mayor con un tono burlón. Mirando a Harry esperando una respuesta que no llegó. -¿No me vas a desear siquiera los buenos días?.

-Perdón Gemmy, estoy un poco distraído.

-¿A qué se debe Hazzy?¿Te sientes bien?...

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-¿Dónde te metiste, te espere hasta las 8:00pm?¿Qué te paso en el rostro?¿Quien ha sido?- El rubio lo inundó de preguntas al segundo que llegó.

-No fue nada Ni, un simple intento de robo. Perdón por no llegar, lo que te iba a decir era realmente importante y ahora más que nunca te lo tengo que decir.- Tomó al rubio del antebrazo empezando a caminar por el corredor, iba apartando a a todos los que se cruzarán por su camino. Llegaron al jardín de la escuela, desde que eran pequeños solían subir a un viejo árbol para comer, jugar o simplemente charlar, se había vuelto su lugar.

-Ahora si dime. ¿Qué tiene tan preocupado a esa cabeza rizada?.

-¿Tienes secretos?

-A mis padres si, a ti no. ¿Tú si?

-Solo uno.

-¿Me lo contarás?

-Es- Ummm lo que te iba a decir ayer, pero por favor jura que no me vas a odiar o decirle a mis padres.

-Rizos, debo admitir que a veces me asustas, y además, dime cuando le he dicho algún secreto tuyo a alguien. ¿Eh?.- dijo el rubio en tono burlón.- Y para odiarte tendrías que- que hacer, no lo se algo muy malo, algo que dañe a los demás.

Hasta que la suerte nos separeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora