Tres años, once meses

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-Vaya.- mis mejillas enrojecieron como locas cuando terminé de contarle toda mi historia a Alex. Aunque le hubiera insistido mil veces que este era su día y que no tenía por qué escuchar mis problemas, él insistió aún más en oírme.

-No tienes que decir nada.- lo decía en verdad, ya que presentía que moriría de vergüenza.

-Bueno es algo bastante serio.- musitó serio.- le pusiste el cuerno a tu prometida en el momento en que te encontraste con Lavi.- cubrí mi rostro, sintiéndome pésimo.

-No tienes que repetirlo.

-Luc.- me llamó.- ¿eso no te da una idea de que tal vez no amas tanto a esa chica como te lo esperabas?

-¿Cómo?

-Bueno.- prosiguió.- si la quisieras tanto como dices, jamás hubieras pensado en volver a tu antiguo pueblo.- aunque odiara admitirlo, todo mi cuerpo me gritó que era la verdad.

-Yo...- suspiré.- solo no quiero volver a lo que pasé cuando Lavi y yo terminamos. Tal vez no sea un amor tan intenso el que tengo con Ana, pero al menos no me duele.

El pelirrojo sacó otro cigarro de la pequeña caja y lo encendió, lo que me dio bastante tiempo para repasar mis palabras en ese pequeño lapso de silencio. Odiaba admitir que había sido una persona infiel, porque yo en particular odiaba ese sentimiento de traición.

Lo conocía demasiado bien.

-No todo es lo que parece.- dijo simplemente el más alto y me miró. Sabía que algo tenía que decirme con eso, todos defendían incondicionalmente a Lavi sin saber realmente la verdad.

-Bueno, claro que no.- me quedó decir de una forma pesada. Apenas había llegado hace media hora y ya me dolía la cabeza de una forma increíble.

Vaya, no es como que todo pudiera salir peor a este punto.

-¿Es demasiado tarde para decirte que Lavi está aquí?

O tal vez si.

Cinco años.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora