Décimo séptimo día de verte

391 84 31
                                    

"Bien Choi Han, tu puedes, tu puedes. Solo es tu amado y él no te va a lastimar... Oh bueno quizá ¡No! Tienes que hablar con él, este es tu momento, recuerda los concejos de Lee Soo Hyuk y Park Jin Tae"

Se estaba dando ánimos y parecía funcionar.

Tomo una larga respiración y volvió a darse ánimos.

Bien, estaba decidido.

"No tartamudees, no tartamudees"

—... Hola, es bueno uh, verte, quiero decir, siempre es bueno verte, pero uh... Es bueno verte.

Bien, ya es un logro que no se trabara y tartamudeara.

El lindo pelirrojo soltó una risita que derritió su corazón.

—Hola pequeño Han.

Oh... Bien, no cree que Cale vaya a olvidar eso.

Un sonrojo inevitable apareció en sus mejillas.

—¡Humano!

El pequeño niño de cabello negro interrumpió en la conversación... Sus mejillas estaban infladas, en un adorable, tierno, hermoso y lindo puchero.

Veía... Al humano, vaya forma de referirse a Cale, pero ah~ seguía derritiendo su corazón, como si exigiera respuestas.

—Umm... Raon, él es Choi Han. Choi Han... Uh, mi pequeño vecino Raon Miru.

—¡Hola pequeño Han! 

Oh genial, ahora el pequeño niño de mejillas regordetas le llama "pequeño Han", pero de cierta forma no le molestaba.

—Yo soy el gran y poderoso Raon Miru.

¡No podía! Era realmente adorable la forma en que hinchaba su pecho de forma orgullosa y parecía que trataba de ser discreto al mirar al pelirrojo.

Ah~ se estaba convirtiendo en un charco rosa con brillos.

—Es un honor conocerte, Raon.

Su mirada se suavizo y una sonrisa adornaba su juvenil rostro, el pequeño solo sonrió y asintió con su cabecita.

Era demasiado tierno, le recordaba a esos otros dos niños del café, hoy su día fue muy dulce.

—Oh, umm... Yo, Cale, no se si te gusten las cosas dulces, pero hoy pase, estuve uh, compre dos pasteles y... Pensé en ti.

Su voz fue bajando cada vez más y el sonrojo en su rostro solo parecía aumentar, aun tenía un poco de vergüenza, pero ya no tanta como antes.

Podía ver una mejora en su persona y se alabo por ello.

Estaba un poco concentrado en alabarse a sí mismo que no noto los ojos brillantes de cierto niño de cabello azabache al escuchar la palabra "dulces", pero un pelirrojo logro verlo, guardando sus pensamientos para él mismo.

Cuando salió de sus alabanzas internas, soltó un pequeño "oh" al darse cuenta que aun no había entregado la bolsa con los dos pasteles dentro, poniendo fuerza en su mano para que no se notara que estaba temblando, estiro la bolsa y espero paciente a que Cale la tomara.

—... Espero que te gusten...

Ah.

Quería morir. Enterrar toda su persona en un agujero o en su cama entre varias mantas igual estaría bien.

Estaba por sumirse en sus pensamientos hasta que sintió un toque en su mano, era suave y frío, al parecer fue la mano de Cale la cual había tomado la bolsa, la cual inconscientemente soltó.

Su mano pareció arder cuando dejo de sentir la mano contraria.

El sonrojo en sus mejillas subió hasta sus orejas y su mano seguía en el aire, como si aun sostuviera la bolsa.

Quería volver a sentir la mano de Cale, descubrir si podía proporcionar aunque sea un poco de calor.

—Gracias.

La dulce voz de su amado lo trajo de vuelta a la realidad, al enfocar su vista en el ahora, pudo ver que Raon tenía su vista fija en la bolsa, pensando, tal vez, en las delicias que podrían estar ahí dentro y el momento en que podría disfrutar del sabroso sabor.

Una risita baja escapo de entre sus labios.

—No tienes que agradecer, quiero decir... Lo hice pens-

Se ahogo con su saliva en la ultima parte ¿Estaba bien decir eso? ¿Qué lo compro pensando en él?

¿Había un concejo para esta situación?

De hecho... Si, lo había.

"Tienes que ser firme y claro con tus intenciones."

"Lo más importante es que la otra persona sepa que siempre esta presente en tu vida y que con una sola palabra o mirada suya podría dejarte tonto y aun más enamorado."

"Pequeño Han, solo sigue a tu corazón, él sabrá que hacer."

Bien... Quizá el último no funcione bien ya que su corazón esta igual de perdido que su cerebro.

Al parecer, Cale estaba esperando a que terminara de hablar.

[...]
6- Si Cale esta ahí, tan perfecto como siempre, entonces tendrá que dar su confesión, siendo honesto todo el tiempo, tratando de no querer morir y hacer un intento por ver aquellos ojos marrón-rojizos.

Recordó uno de los pasos de su plan, trago saliva.

Estaba indefenso, se sentía tan vulnerable, tan nervioso, con ganas de huir, de golpear sus piernas que de pronto se convirtieron en gelatina para hacerlas reaccionar. No pudo armarse de valor o tomar aire para las palabras que iba a decir.

—Lo compre pensando en ti.

No había tartamudeo en su voz.

Pero su voz no sonaba fuerte, como si estuviera susurrando.

Su mirada quería desviarse hacia el suelo, mirar a otro lugar que no fueran aquellos bonitos ojos o aquel guapo rostro con esa expresión tan hermosa de sorpresa.

Pero no pudo hacerlo.

No sabía si reír o llorar.

—De hecho... Desde el primer día que te vi, yo... No pude, no quería dejar de pensar en ti.

¿Era vergonzoso?

Si, definitivamente lo era.

Afortunadamente (o por desgracia) no estaba pensando mucho en eso.

—Yo... He intentado, no... Quiero decir, busque...

Trato de encontrar la forma correcta de transmitir sus sentimientos.

—He pedido ayuda... Para tratar de... Uh. Tratar de atraer tu atención sin parecer un tonto... No se si esta funcionando.

Sus manos fueron a las correas de su mochila, jugando nerviosamente con estas.

—Yo... Uh, quiero, no, bueno... Ah.

Soltó un suspiro frustrado, haciendo un puchero.

No quería ver a otro lado, su mirada estaba completamente en Cale, toda su concentración estaba en el pelirrojo y en su (todavía presente) expresión llena de sorpresa.

—Me he enamorado de ti.

Parada de autobúsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora