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Mis padres gritaban. El director gritaba. Los padres de Alisson gritaban. Alisson y yo gritábamos. La oficina del director Hills era un jodido desastre.

—¡Silencio todos! —Gritó Hills, haciendo que Alisson y yo nos sentáramos, con nuestros padres flanqueándonos. El director se frotó los ojos con los dedos, exasperado, y se dejó caer sobre su asiento—. Señor Green, tiene palabra.

Abrí la boca para protestar, pero mi madre la cubrió rápidamente para que no me metiera en más líos.

—Mi hija llegó ayer en el auto de otro de sus estudiantes, Jake McBride, ensangrentada con…

—¡La sangre era mía! —Me levanté de mi asiento para defenderme, pero mi padre me tomó de los hombros y me volvió a sentar.

 Los señores Green me dirigieron una mirada fulminante a la que respondí. Ellos volvieron su vista hacia Hills.

—Como decía… ensangrentada, con la nariz y el labio rotos, y una fisura en su ceja, además de un montón de moretones en el cuerpo y el rostro. ¡Mire lo hinchada que está! ¡Parece un pez globo! —Exclamó, gesticulando con las manos hacia su hija.

—¡Su hija arruinó mi perfecto rostro! —Contraataqué, levantándome de mi silla.

—¿Tienes una jodida costilla rota, búfalo? —Escupió Alisson.

—¿Tienes la cara marcada horriblemente, perra? —Mi madre ahogó un grito—. Mire mi rostro, director Hills. ¡Mire! ¡Estoy desfigurada! Seguramente esto requiere cirugía plática —expliqué.

—¡Yo no podré ir a práctica en un mes! —Alisson se levantó de su asiento y yo la seguí.

—Mejor, usa ese mes para darte un buen baño anti-pulgas y ver si curas alguna de las muchas ETS que debes tener.

Alisson abrió mucho los ojos y apretó su mano. Yo sólo esperaba que me golpeara y salir victoriosa en este enfrentamiento.

A último momento, volvió su rostro hacia el director y se tiró a llorar en el sillón. Se parece tanto a mí…, tarareé en mi mente.

—¿Ve? ¡Ella siempre está atacándome! —Sollozó y enterró su rostro en sus manos.

Mi vista migraba entre Alisson y Hills, viendo la mirada de lástima del último. No me jodas. No me jodas.

—¿Y decirle «lesbiana» a alguien no es atacar? ¿¡ROBARLE LA TOALLA Y LA ROPA Y COLGARLE LAS BRAGAS DEL ASTA DE LA BANDERA A ALGUIEN NO ES ATACAR!? —Bramé, queriendo golpearla con tanta fuerza como ayer.

—¡Y ahora está difamando! ¿Qué hice para que ella me odie tanto? —Siguió soltando sus lágrimas de cocodrilo, y yo bufé cansada de su actuación.

El director resopló. Este era su pan de cada día.

—Señorita Hayes, ¿tiene pruebas de que haya sido ella?

—Sí. Su folla-amigo le dio mi bolso a Jared Astrof.

—¡Reaven! —Me reprochó mi padre ante la expresión.

—Bien. Ambas, castigadas. Tendrán que quedarse después de clases a limpiar las aulas durante dos semanas.

—¡Pero…! —Comencé, pero Hills me silenció con un fuerte golpe de su mano contra el escritorio.

—¡Pero nada Reaven! ¡Dos semanas y punto!

Por favor, que alguien me mate.

(…)

—Castigada. Nada de salidas con Jared ni Lindsay, y prohibidas las fiestas.

—¿Qué?, pá, no. Hoy es la fiesta del espíritu, debo ir, por favor, por favor, por favor.

—No Reaven, ya hablé. Te quedas en casa.

—¡Noooooooooooooooooooooooo! —Me tiré al suelo de rodillas, gritando hacia el cielo como una de esas malas películas de acción.

—No seas dramática. A tu habitación. Ahora. —Demandó. Se dio la vuelta y aproveché para mostrarle mi hermoso dedo medio.

—¡Reaven!

Oh, oh, pillada nuevamente.

—¿Qué? ¿Ahora no puedo admirar la manicura en mi uña del dedo medio? No seas tan duro, papá, por favor.

Papá resopló mientras yo subía a mi habitación, pisando tan fuerte que creí que rompería el suelo.

A veces no sé qué hacer con ella —confesó mi papá, sin percatarse que podía escucharlo.

Apreté mis puños. ¿No sabía qué hacer conmigo? ¡Yo no le prohibía moverse ni le reprochaba cada decisión que tomaba!

Respiré hondo, cerré los ojos y me encaminé a mi habitación. Sólo deseaba dormir hasta que olvidara lo enojada que me sentía. Lancé la puerta de un golpe. No me importaba si mi padre se enojaba, me daba igual.

Lo peor del caso es que hoy era la fiesta del espíritu, como mínimo la fiesta más gloriosa de todo el año. Si te la perdías, no tenía vida social. Pero obviamente, no me la iba a perder.

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Ya saben cómo es la dinámica. A las 10 estrellitas les regalo el siguiente. Besis n.n

En multimedia tenermos a Alisson. Por si acaso, es Amber Heard. 

ReavenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora