1. Honor

589 49 46
                                    

Honor.

"Le preguntan en quién piensa,
qué es lo que evoca ?. "

Fuertes pisadas retumbaban en la arena y el polvo del bosque, los pedruscos era azotados por las fieras patadas de los caballos contra la tierra, el cielo estaba envuelto en una lóbrega sacada de los sauces del infierno, parecía que se tragaria a todo aquel que estuviera bajo la luna y sus estrellas, el frío viento azotaba con fiereza esa noche contra los seres resilientes que seguían su galope.
un silbido resonó en toda el área y la marcha se detuvo al instante.
El Alcón inclinó su cabeza hasta captura la mirada fría y sin rasgo de humanidad de Kay.

— Muéstrame el palacio — la perniciosa y fria voz se escuchó perfectamente ante los demás mongoles que inclinaron la cabeza ante lo dicho esperando la respuesta de su jefe para avanzar y retomar la marcha del galope.

Los orbles de el Halcón se iluminaron en un tono completamente blanco y amarillento, segador para todos menos para el jefe mongol, el que gozaba de una mirada fría, una melena grande con su barba recortada bordamente, sus brazos llenos de sicatrices y tatuajes inentendibles, el que mataba y arrancaba hasta el último grito de agonia de sus adversarios, el que destrozaba a cualquiera que estuviera a su paso.
Pronto los ojos de Kay se perdieron en un frondoso color blanco que por reflejo mostró a la gran verja de piedra y la puerta imponente custodiaba por guardias de la gran muralla.

Una mueca retorcida surgió de su boca levantando la mano ligeramente pero firme apuntando hacia una dirección, carraspeo para que el arquero levante su vista.

— 20 grados norte — rugió mientras el arquero con ojos frondosos y negros apunto con manos temblorosas, Kay bufo azotando su cruel espada contra la garganta del arquero tirándolo de golpe contra el piso. — Tu, 20 grados norte.

El arquero escolta sonrío con repugnancia hacia el cuerpo inerte de su compañero y de forma firme apunto hasta donde Kay señaló, soltó la flecha y el sonido de esta contra el viento era lo único que se escuchaba.

— урьдчилгаа ! — grito con fuerza mientras el sonido del galope de los caballos se retomó.

La sangre salto desbordandoce por el costado del hombro del vigilante, enormes ganchos se instalaron en pared de piedra hasta que la atención en las cuerdas le hicieron flaquear las piernas, cayó de rodillas tratando de detener la emorragia muriendo en el intento.

El enorme cuerpo de los mongoles se apareció por las verjas, un guardia moribundo dejo el fuego arder encima del fogón, daba inicio a la invasión, la espada de el mongol se clavó en su cuello tirandolo al piso.

— Ser repugnante...— giró hacia la ciudad donde las luces la iluminaban y dejaban ver el hermoso paisaje, repudiado por Kay. — China...—Murmuró.

Río con desdén, casi asqueroso y repulsivo al mostrar sus dientes amarillentos y afilados, apretó su mano en un puño asiendo que el Halcón en su hombro desienda, en un silbido escalofriante empezó su marcha seguido por los demás mongoles que A pasos rápidos retomaron el galope de los caballos dando marcha al ataque a la ciudad.




°




Un brillo ligero se colaban por su cara, despertó con un ligero calor en sus brazos, cálido y acogedor, demasiado acogedor.
Abrió lentos su pestaña disfrutando de la linda vista entre sus cortinas, aprecio ese pequeño momento dejándose llevar por tan satisfactoria sensación todo tenía una dulce melodía ligera que le empujaban de nuevo a la cama, incluso el pilar de los polluelos y el cacareo de las gallinas sueltas.

HAZZA Ω / L.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora