Yo aún seguía mojada, aunque no empapada, todos miraban hacia acá, no sé si miraban porque sabían lo que hizo Percy, o se extrañaban que estaba mojada, por la expresión de Percy parece que estaba pensando igual que yo. Le mostré todo el campamento, finalmente volvimos a nuestro lugar de inicio, las cabañas, estar allí otra vez me pareció raro, y me sentí nerviosa por lo del baño, pero a su vez me da esperanza de que él es a quien estoy esperando.
-Tengo entrenamiento que hacer.- Lo que en realidad debo hacer es pensar acerca de lo que ocurrió hace rato. –la cena es a la siete treinta. Solo tienes que seguir de la cabaña el pasillo hacia el comedor.-
-Annabeth siento lo de los inodoros.-
-Como sea.-
-No fue mi culpa.- “Entonces el agua salió sola del inodoro” pienso, pero que le puedo decir, seguramente lo único que quiere es no perder lo poco que ha conseguido en el primer día.
-Necesitas hablar con el Oráculo.-
-¿Quién?-
-No quien. Que. El Oráculo. Le preguntare a Quirón.-
A lo lejos, Náyades se veían, nos estaban observando, son muy malas, atraen a los chicos, pero sin que les importe. Son muy parecidas a las hijas de Afrodita, capaces de romper un corazón a cambio de diversión. No hablaría de esto de no ser porque ellas acaban de saludar a Percy, y él les respondió sonriendo como un idiota.
-No las alientes. Las Náyades son terribles coqueteando.-
-Náyades. Eso es todo. Quiero irme a casa ahora.- Parece un pequeño niño mimado, me cuesta mucho creer lo que he sabido y visto que ha hecho.
-¿No lo entiendes, Percy? Estas en casa. Este es el único lugar seguro en la tierra para chicos como nosotros.-
-¿Quieres decir, niños con trastornos mentales?
-Quiero decir no humanos. No completamente. Medio humano.-
-¿Medio humano y medio que?
-Creo que lo sabes.-
Él lo sabe, estoy segura, no sé si quiere admitirlo pero se le nota en la cara que lo sabe, o que por lo menos tiene una sospecha.
-Dios, mitas Dios.-
Asentí, debo contarle la verdad aunque no lo quiera. –Tu padre no esta muerto, Percy. Es uno de los del Olimpo.-
-Eso es una locura.-
-¿Lo es?, ¿Qué es lo más común que los dioses hacían en las viejas historias? Corrían a enamorarse de los humanos y tenían hijos con ellos. ¿Tu creer que han cambiado sus hábitos en los últimos milenios?-
-Pero esos son solo…- Seguramente hablo con Quirón y le dijo que a él no le gusta ser llamado mito, le dice lo mismo a todos los campistas incluso a los que si creen en lo que les está ocurriendo. –Pero si todos esos chicos aquí son mitad Dioses…-
-Semidioses, ese el termino oficial. O mestizos.-
-¿Entonces quien es tu papá?-
No quiero hablar sobre eso, sobre todo con él, pero necesita entender, inconscientemente, apreté la barandilla del muelle. Dioses no le quiero responder, pero debo hacerlo, si es un hijo de los tres grandes, debo ganarme su confianza.
-Mi papa es un profesor en West Point. No lo he visto desde que era pequeña. Él enseña historia americana.-
-¿Él es humano?-
Para una hija de Atenea, el machismo es una enorme ofensa, por eso me enoje mucho con él.
-¿Qué? ¿Asumes que tiene que ser un hombre Dios que encuentre una mujer humana atractiva? ¿Cuán sexista suena eso?-
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El Ladrón del Rayo. Desde Annabeth Chase. (Pausada)
FanfictionMas que una descripción de esta novela-historia, diré por que la escribí. Desde que hace mucho tiempo he querido saber que es lo que Annabeth pensaba, y como nunca encontré lo que quería, decidí escribirla. Perfectamente podría haber mantenido en se...