Capitulo 8

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No quería llevar mucho equipaje, llevare solo lo necesario, mi gorra de invisibilidad, mi cuchillo de bronce y un libro de arquitectura, porque estoy segura que con Percy de compañía pasara seguido, la tienda del campamento nos dio dinero mortal y varias dracmas, y Quirón ambrosia y néctar a Percy y a mí.

Grover llevaba su disfraz de humano, con sus zapatillas postizas, pantalones y una gorra verde para ocultar sus cuernos cuando llueve. Su mochila estaba llena de comida, y en su bolsillo esta su juego de flautas de junco, a pensar de que se supone que los sátiros son muy buenos con ella, Grover no sabía muchas canciones, y las pocas que sabía, no sonaba bien.

Nos despedimos de los campistas, y subimos a la colina mestiza, cuando llegamos arriba, fui hacia el árbol de Thalía mientras Quirón hablaba con Percy.

-Hola, Thalía.- Dije. -¿Qué tal?, lo puedes creer, estoy a punto de comenzar una misión, con un idiota, pero seré importante por un tiempo, sobre todo si volvemos con vida. Te extrañare mucho este tiempo, pero no te preocupes, solo será una semana, te prometo que me cuidare, hare que tu sacrificio valga la pena. Adiós Thalía. Nos veremos luego.-

Dicho eso, volví con Percy, Quirón entonces, le estaba presentando a Argos, un hombre con ojos en todo el cuerpo, él no dice nada, porque hay algunos que dicen que tiene un ojo en la lengua.

De repente se escucharon unos pasos atrás de nosotros, era Luke, ¡Diablos!, y yo que pensaba que todo esto era tranquilo, y de pronto llega él.

-¡Ey! Me alegro de alcanzarlos.- Dice prácticamente jadeando.

Me ruborice, espero que nadie se dé cuenta, odio esa debilidad que Luke crea en mí.

-Solo quería desearles suerte, y pensé… um, tal vez podrían utilizar estas.-

Luke le dio a Percy una caja con sus zapatillas, al parecer a Percy no le parecen muy mágicas, porque tiene una cara del tipo “porque me odias”, al parecer Luke también se dio cuenta, porque entonces dijo… -Maia.-

En ese instante le salieron alas a las zapatillas, Percy se asustó y las dejo caer, debo admitir que me dio mucha risa, pero las zapatillas volaron en, lugar de caer.

- ¡Estupendo!- Dijo Grover.

Luke sonrió, ¡Que hermosa es su sonrisa!, me encanta. –Esas me sirvieron mucho en mi búsqueda. Por supuesto, yo no los uso mucho en estos días…. Fue un regalo de mi padre.- Su expresión se volvió triste, como siempre que habla de su padre, me inundaron las ganas de abrazarlo para consolarlo, pero me controle, no me gusta mostrar debilidades.

-¡Oye, amigo!, gracias.- Dijo Percy.

-Escucha Percy.- Dijo Luke. –Muchas esperanzas están puestas en ti… así que mata algunos monstruos por mí, ¿sí?-

Luego se despidió de Percy de la mano, acaricio la cabeza de Grover, y a mí me dio un gran abrazo. Cuando se fue me sentía sumamente feliz, pero como para todo lo bueno existe un idiota que lo arruina.

-Estas hiperventilando.- Dice Sesos de Alga.

-No lo estoy.- Dije a la defensiva.

-Los dejaste capturar la bandera en tu lugar, ¿no?- ¿Qué se cree ese idiota? Pero aunque odie admitirlo, tiene razón.

-Oh… ¿Por qué quiero ir a alguna parte contigo, Percy?-

Dicho eso baje por el lado de la colina, hacia la camioneta del campamento, seguida por Argos, me arme de paciencia para esperar a Grover y Percy, quienes estaban hablando con Quirón.

Trate de ignorarlos, pero se me hizo un poco complicado ya que escuche un golpe, Grover llego volando a la camioneta, al  perecer Percy le paso las zapatillas de Luke. Y eso es algo bueno porque no puede volar, ese es el principal motivo porque viajaremos por tierra.

Percy seguía con Quirón, conversando Quirón le entregó un  bolígrafo que se transformó en una espada, ¡Genial!, ahora no tendré que salvarlo cada cinco minutos.

Se quedaron conversando un tiempo, pensé en ir a buscar a Percy, deberíamos irnos, para bien de su oreja en ese momento él venía caminando hacia acá.

Estábamos en la carretera, camino a manhattan, de verdad me gusta este mundo, todo parece tan tranquilo y tan seguro, que a veces me gustaría pertenecer a ellos.

-Hasta ahora todo bien.- Dijo Percy, sacándome de mis pensamientos. –Diez millas y ni un solo monstruo.- Este chico de verdad que se entretiene haciéndome enfadar, tiene habilidad natural para eso.

-Trae mala suerte hablar de ese modo, Cerebro de Alga.-

-Recuérdame otra vez, ¿Por qué me odias tanto?-

-Yo no te odio.- Eso era verdad, no lo odio, simplemente no me agrada, eso sin contar su inmensa habilidad de molestarme.

-Podrías haberme engañado.-

-Mira… no se supone que nosotros nos llevemos bien, ¿De acuerdo? Nuestros padres de detestan.-

-¿Por qué?-

-¿Cuántas razones quieres? Una vez mi mama pesco a Poseidón con su novia en el templo de Atenea, lo cual es muy irrespetuoso. Otra vez, Atenea y Poseidón competían por ser el dios patrono de Atenas. Tu papa creo un estúpido manantial con agua salada como regalo. Mi madre creo el olivo. El pueblo vio que u regalo era mejor, así que nombraron la ciudad así por ella.- Le explique.

-Realmente les debe gustar los olivos.-

-Tú olvídalo.-

-Ahora si ella hubiera inventado la pizza… eso podría entendérselos.-

-Dije olvídalo.-

Cuantas veces hay que decirle las cosas para que entienda de una vez.

Argos nos dejó en la parada del autobús. Note que Percy quito una hoja de papel de un buzón, no le tome mucha importancia, fingí no verlo, pero eso no significa que no le preguntare sobre eso luego.

-¿Quieres saber por qué se casó con él?- Grover le pregunto a Percy, supuse que eso era algo personal, y no quise parecer entrometida, me aparte un poco, los deje hablar en paz, mientras yo pensaba en el viaje que nos esperaba, y  en cómo nos enfrentaríamos a Hades, y de pronto me pregunte, ¿de verdad lograremos volver?, esta misión es muy peligrosa y con la suerte que tiene Percy, tengo el presentimiento de que se volverá cada vez peor.

Mientras esperábamos el autobús decidimos jugar Hacky Sack. (No sé qué es eso, si ustedes saben y me dicen se los agradecería mucho) No piensen mal de nosotros, Percy y yo tenemos 12 años, puede que seamos semidioses en medio de una misión pero no por eso dejamos de ser niños. Debo admitir que yo era muy buena en esto dure mucho más que Percy.

Lamentablemente Grover se comió nuestra manzana dado por terminado nuestro juego. Grover se ruborizó, intento disculparse pero nosotros le dijimos que no importaba.

Por fin, llegó el autobús, ¡Gracias a los dioses!, mientras esperábamos a subir inquieto por alguna razón, y miraba hacia todos lados.

-¿Qué es?- Le preguntó Percy, también se dio cuenta.

-No se.- Dijo Grover con nerviosismo. –Tal vez no es nada.-

Es obvio que hay algo, pero si Grover no se preocupa, no creo que deba hacerlo yo.

Cuando por fin estábamos arriba del autobús, nos sentamos al final, guardamos nuestras mochilas y esperamos a que los demás pasajeros subieran para poder partir.

Ahora veo que a lo que Grover dijo que no era nada, sí que era algo y algo bien feo. En la parte de adelante del autobús, se subieron tres viejas que me parecían muy familiares, como si las hubiera visto antes, trate de recordar… ¡ya sé de donde son! Y eso es muy malo.

-Percy.- Le presione la rodilla para llamar su atención, el me vio y luego hacia donde yo estaba mirando y se le fue el color de la piel. Y con toda razón, según mis libros de mitología, así es como lucen hoy en día las furias, y no se veían muy contentas, vaya que este chico tiene mala suerte, ya se había enfrentado a una de ellas, ahora debería enfrentarse a las tres juntas.

El Ladrón del Rayo.  Desde Annabeth Chase. (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora