~ s ᴇ ɪ s ~

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Soobin esperó un rato a la chica en la entrada al centro comercial junto a Yeonjun, ella era alguien que la caracterizaba por su puntualidad, lo cuál era raro que, aún solo habiendo pasado cinco minutos de la hora acordada, ella no estuviera ahí. Al cabo de un par de minutos más, recibió un mensaje de la chica, disculpándose por no poder asistir, al parecer había enfermado, por lo que estaría todo el día en casa para evitar faltar a la empresa al día siguiente.

Soobin no respondió a su mensaje, lo dejó en visto, prendió su cámara junto a Yeonjun para entrar y comenzar a filmar. No estaba molesto, estaba realmente tranquilo, sin embargo la falta de respuesta para Yang-Mi le resultaba preocupante. La joven estaba acostada en su cama, el número uno en su mensaje había aparecido, lo que indicaba que había sido leído, por qué esperaba alguna respuesta.

Y luego de veinte minutos esperando la respuesta, se quedó dormida. Despertó por el contante golpeteo en su puerta, algo adormilada, tomó una bata para cubrir su pijama y salir a abrir.

El sueño desapareció de inmediato al ver quién estaba tras su puerta, aún no hablaba el chico pelinegro, cuando ya había cerrado la puerta. Estaba hecha un asco, recién levantada, enferma y en pijama, sin embargo volvió a abrir aguantandose la vergüenza, sonriendo.

Soobin entró a su pequeño departamento, sonriendo de manera de tímida, Yang-Mi volvía a parecer esa descuida estudiante de secundaria, su cabello pareciendo un nido de aves, su rostro al completo desnudo, su vieja amiga no era fea, ni siquiera estando sin maquillaje.

— No te esperaba — comentó con voz ronca.

Se pasó una mano por la cara intentando quitar las lagañas que pudiera tener, tenía la nariz enrojecida desviado al resfriado y unas pequeñas bolsas negras bajo sus ojos. Era aún más pálida de lo que pensaba, y sus pestañas eran largas, pero caídas. Aún así para Soobin seguían pensando que era realmente bonita.

— Quería ver cómo estabas — comentó dirigiéndose al sofá.

Ambos se sentaron uno frente al otro. La chica con los brazos cruzados, sorbió debido al flujo nasal, sus ojos estaban lágrimosos y sus labios me tenían de un tenue color rosita. Sus piernas estaban al descubierto debido al shorts de su pijama. Soobin miro rápidamente sus delgadas piernas, notando de una cicatriz en su pierna derecha, una que ya no era tan notoria a simple vista. Sonrió volviendo a verla a los ojos.

— Estoy bien, solo es un resfriado — contestó.

— ¿Es esa la cicatriz del viaje escolar? — preguntó divertido señalando su pierna.

La chica sonrió divertida ante el recuerdo. Habían ido a la isla de Jeju para mitad de curso en dónde se quedaron dos días a acampar, en una de las actividades que era una caminata nocturna en parejas, Yang-Mi tropezó debido a la oscuridad cayendo en unas rocas provocando que no pudiera caminar por cuenta propia, Soobin, quién vio de su pequeño accidente se ofreció a cargarla sobre su espalda mientras regresaban a dónde están internados para luego los profesores la llevarán con un médico a revisión.

En ese momento no eran para nada cercanos, solo compañeros que de vez en cuando hablaban sobre alguna tarea o si se habían preparado para los exámenes, todo bastante superficial, sin embargo, después de ello, comenzaron a acercarse más y más notando de varias cosas en las que compaginaba, teniendo como resultando una bonita y estable amistad que ya era de años.

— Sí, aún es un poco notoria — sonrió ante el recuerdo bajando su mirada a la pierna.

Ambos volvieron a verse a los ojos de manera confidente, el recuerdo era viejo, pero aún en ambos se mantenía fresco, aún las sensaciones de ello estaban vivas.

— ¿Cuánto ha pasado de eso?

— No lo sé, pero te volviste mi mejor amigo después de eso — parecía bastante tranquila — Estoy agradecida de tenerte en mi vida Soobin.

— Igual yo — respondió de manera inmediata — Realmente me hubiera gustado que pasáramos la tarde juntos. Desde mañana no tendré tiempo de nada hasta que acabe las promociones del comeback.

— Lo siento. Ya podremos coincidir en vacaciones, no me estoy yendo lejos.

— ¿Y si consigues novio? Ni en vacaciones podremos vernos.

La chica se quedó sin palabras, pero rió ante ello. Ahora que lo pensaba, Soobin jamás la había visto con pareja, no estaba exenta de no haber salido en plan romántico en el pasado con uno o dos chicos, sin embargo, ello sucedió cuando su amigo se había alejado por su próximo debut, y luego cuando ella había salido de intercambio un par meses a Australia.

— Ya hay alguien que me gusta Soobin, así que no tendré novio, no hasta sacarlo de mi corazón — expresó un tanto nostálgica. 

El chico la miró expectante, le había dolido sus palabras, pero que ingenuo era igualmente, intentó por ocultar su evidente molestia bajando la mirada buscando distraerse con cualquier cosa. Mientras que Yang-Mi se quedaba callada, quizás no debió haber dicho ello, mejor guardarlo como secreto. 

— ¿Por qué quieres sacarlo de tu corazón?

De todas las posibles preguntas que pensó que soltaría, no estaba esa, así que sonrió algo nerviosa soltando un largo suspiro, tosió, sinceramente, no quería sacarlo de su corazón, pero debía hacerlo, Soobin ya gustaba de alguien y era un artista ya reconocido, y esto solo sería de un enorme problema, una carga. Dolía, pero pertenecían a mundos muy diferentes, él era mucho para ella.

— Solo digamos que él es otra liga, esta muy fuera de mi alcance. 

Soobin sintió bastante pena por esa declaración, había notado en el tono utilizado que le dolía bastante, la conocía bien como para notar hasta en lo más mínimo que algo le lastimaba. Se levantó del asiento para dirigirse a ella en donde se arrodilló, le sonrió con gran dulzura mientras acariciaba con su mano su mejilla con suma delicadez, provocando enternecer a la joven, terminando ella por sonreírle de igual manera.

— Eres muy valiosa, nadie esta fuera de tu alcance — dijo él en un tono bajo, apenas audible.

— Él sí.

— Y si así fuera, eres merecedora, Minie — el corazón de la chica se aceleró ante ese apodo tan cariñoso que él solía decirle cada que se lastimaba o tenía miedo, otra vez lo usaba haciéndola sentir tan indefensa, tan diminuta donde solo él podía protegerla — Nunca te hagas menos por alguien, eres muy valiosa, más de lo que crees.

Ambos eran unos muy grandes tontos. 

Scenery | Choi SoobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora