Era Viernes por la tarde, el tiempo de aquel día se había vuelto algo impredecible para la mayoría de los jóvenes estudiantes que salían del instituto y casi ninguno de ellos pensó que se encontrarían con que el sol de aquella mañana se transformaría repentinamente en numerosas nubes grises que cubrían todo el cielo, seguido de una fuerte lluvia que les impedía el regreso a sus casas para poder descansar luego de una larga semana de clases. La mayoría de los alumnos simplemente se resignaron a esperar a alguien que les salvase de poder salir de allí, o que el propio tiempo se decidiese a cambiar nuevamente, sin embargo había un joven que no escuchaba a razones y qué mucho menos se rendiría aunque estuviese cayendo esa tormenta, él no tenía tiempo que perder…había un lugar al que quería ir y no podía quedarse a esperar como la mayoría hacía.
—Yuu-kun, no deberías salir con la que está cayendo, espera sólo un poco por favor, lo mismo es sólo una tormenta pasajera— Yoichi Saotome, uno de los mejores amigos de Yuu desde su más tierna infancia y con quién ese año compartía salón de clases le trataba de convencer que esperase hasta que la tormenta pasara, incluso le ofreció a llevarle a su casa que no se encontraba demasiado lejos de la suya cuando su hermana mayor llegara en auto a recogerlo en un rato de forma excepcional debido al tiempo, pero era alguien cabezota y difícil de hacer entrar en razones, él simplemente no atendía la petición de Yoichi, de echo esa opción para Yuichiro era aún peor, pues si tomaba el coche no podría ir por donde quería pasar como hacía cada Viernes desde hace ya casi tres semanas.
—De veras que te lo agradezco Yoichi, pero es Viernes y bueno…está el metro sí, desde allí puedo llegar perfectamente a mi casa sin mojarme demasiado —Yuu se mordió el labio inferior con algo de fuerza, es que si alguien supiese sus motivos para rechazar la propuesta de su amigo quizás le mirasen raro, nadie sabía de las razones de Yuu por querer tomar el metro todos los Viernes sin excepción a pesar de que el resto de los días siempre iba junto a algunos de sus amigos caminando sin ningún problema. Yuu volvió a mirar el cielo que aún no se despejaba cuando la voz de otro sonó cerca de él y Yoichi.
Yuu se giró con fastidio al conocer aquella voz, como no el idiota de la clase B, Kimizuki, se acercó hacia su amigo para entablar una conversación, Yuu estaba seguro de que ese tipo tenía algún tipo de atracción hacia su amigo Yoichi pues no hacía más que buscarlo por cualquier excusa e incluso muchas veces esa excusa era pelearse con el propio Yuu para que Saotome los separase y esta vez no iba a ser la estaba excepción, el azabache estaba por decirle algo para molestarle y así desahogar su enojo cuando vio la salvación en la mano del pelirrosa. Yuu no pudo evitar sonreír pensando que aquello sólo podía ser suerte divina.
—Hey Yoichi ¿No has traído paraguas? Si quieres pode…—la petición fue interrumpida cuando, de un manotazo, Yuu le quitó la sombrilla y despidiéndose de Yoichi con un gesto fue que empezó a abrirlo mientras corría en dirección a la puerta principal abierta del instituto.
—¡Muchas gracias, era lo que necesitaba! —Yuu se giró para sacarle la lengua a modo de burla mientras oía los insultos de Kimizuki hacia su persona advirtiéndole que ya se las verían, pero poco le importaba sus amenazas y mucho menos el hecho de dejar al pelirosa a la deriva como el resto del alumnado, de echo tampoco es que lo estuviera ya que seguramente Yoichi le ofrecería la misma solución que a él, debería más bien agradecerle de que podría viajar en coche junto al chico que le gustaba.
No perdió más tiempo y sujetó con más fuerza la mochila llena de libros en su hombro resguardándolos así lo más posible de la lluvia empezando a correr dirección a la estación de metro donde sabía que "él" estaría a esa hora. Cuando llegó a su destino al cabo de unos minutos empezó a bajar las escaleras cerrando el paraguas a su paso agitándolo un poco en su descenso y así hacer que estuviese lo menos mojado posible por la lluvia para evitar futuros accidentes y sin perder más tiempo giró a la derecha esquivando al máximo número de personas caminando por aquel largo y estrecho pasillo con sus paredes llenas de publicidad pudiendo captar el sonido de las cuerdas de la tan conocida guitarra que llegaba hasta él como una suave melodía en forma de eco y tras llegar al final del recorrido, como cada Viernes allí se encontraba el motivo por el cuál bajaba precisamente ese día en concreto de la semana a la Terminal 8 del metro, aquel joven rubio tan hermoso sentado en una postura cómoda sobre una sencilla silla plegable tocando una lenta melodía con su guitarra acústica siendo acompañada con su voz suave cómo la de un verdadero ángel, esperando a cambio de ello algún tipo de propina de la gente que le escuchaba mientras esperaban la llegada del próximo metro haciéndoles así más amena su espera. A simple vista cualquiera diría que tan sólo era uno más de los muchos jóvenes que por cualquier problema familiar había acabado en la calle, viviendo únicamente de la caridad de los demás, pero algo dentro de Yuu le decía que ese chico era diferente…no parecía estar desesperado por estar allí, se le veía tranquilo y en paz, tampoco tenía pinta de que tuviese algún tipo de problema de drogadicción pues sus ojos y rostro estaban libres de cualquier tipo de efecto secundario que Yuu si pudo divisar en otras personas sin hogar por la calle, sin embargo la apariencia de ese joven aunque sencillo era pulcro, su cabello rubio algo largo caía con elegancia a ambos lados de su cara enmarcando aún más su rostro perfecto y angelical. Yuu se había prendado tanto de él hace ya varias semanas atrás, aún recordaba cómo su corazón se agitó al verle un Viernes cuando trataba de huir de los problemas que cada vez más le consumían en casa debido a la mala situación sentimental entre sus padres, las discusiones eran frecuentes, el odio era palpable entre ellos dejando claro que solo seguían juntos por mero interés el uno con el otro, ya no había confianza, ni respeto y mucho menos amor. Harto de esa situación Yuu trató de juntarlos y que hablasen, eso tan solo hizo que las cosas empeorasen más llevándose ese día él mismo parte de ese odio tan injusto que se había creado en el lugar donde más protegido se debía de sentir. Ese día se sentía completamente desolado, el que su familia hubiese llegado a esa situación tan extrema en la que, aunque residían en el mismo lugar simplemente no convivían, todos allí eran completos extraños que ni en cuenta se tenían y eso sólo le hizo querer huir de allí cada vez que podía y estar lo menos posible soportando aquella mala situación, con el tiempo Yuu generó un miedo a quedarse solo, verse de esa forma le aterraba demasiado, por eso cada vez que podía intentaba rodearse de gente, amistades en su mayoría aunque no podía abusar demasiado de ellos o notarían que algo raro pasaba con él y eso no lo podía permitir, él siempre se mostraba feliz y risueño ante los ojos de los demás, algo que era completamente falso. Para intentar aplacar aquella soledad sin levantar demasiadas sospechas encontró una forma de hacerlo de forma sencilla, la cual fue viajar en el metro, viendo la rutina de los demás, tratando de distraerse observando cómo los demás vivían su vida e imaginarse como sería y allí siempre se sentía algo acompañado así estuviese rodeado de gente que ni conoce, era extraño pero el simple saludo de la persona que atendía la taquilla o la persona que estaba de limpieza le hacían sentirse algo mejor al saber que le veían. Desde entonces se convirtió en una rutina para huir de su desagradable realidad dónde sus padres no le tenían en cuenta hasta que llegó el día en que lo vio a él, en el mismo lugar que ahora, tocando su guitarra atrayendo a la gente a su alrededor como una luz celestial, brillando sin necesidad de ser demasiado ostentoso, su aspecto era hermoso, pero se le veía vestido de forma humilde y en sus canciones podía notarse el amor que tenía por la música, era tan precioso lo que tocaba ese joven que atraía a las masas hacia él y Yuu no fue la excepción, él se deleitaba oyendo canciones que nunca antes había escuchado, trató de buscarlas por internet pero no las encontró en ningún lado así que suponía que eran compuestas por él mismo músico lo que le hacía aún más increíble a sus ojos que alguien pudiese crear algo tan hermoso y desde entonces se vio atrapado en aquella rutina de ir a verle, en escuchar la música de aquel joven brillante de quién no conocía nombre, pero del que tanto ansiaba conocer pero no sé atrevía a dar el paso. Ese día no fue la excepción, Yuu se quedó atrás observándole de forma disimulada mientras un grupo de chicas se pusieron delante intentando llamar la atención del rubio y él cómo siempre oyendo desde la distancia de forma prudente fingiendo que no le oía, que no le veía y que sólo estaba esperando la llegada del próximo metro como cualquier otra persona de allí cuándo en realidad se la pasaba durante bastante más tiempo escuchando su música esperando que llegase a él alguna pizca de valentía repentina para acercarse a él sin parecer más acosador de lo que ya era. A Yuu realmente le gustaría conocer a ese músico.
“Ya está bien Yuu, hoy le dirás algo, mínimo debe saber que su música te encanta y que te gustaría ser su amigo, eso no suena demasiado raro o atrevido ¿verdad?"
Ya no iba a pensarlo más y se levantó con decisión del banco donde se encontraba sentado dirigiéndose hacia él mirándole de frente jurando incluso de que el rubio también le estuvo mirando a él unos momentos de entre toda la gente que se encontraba entre ellos, o quizás solo se lo estaba imaginando pero al escuchar la llegada del metro pararse en la estación, hizo que el remolino de gente fuese hacia los vagones así que lo tomó cómo su oportunidad, ahora el joven rubio de quién ni el nombre sabía estaba sólo, el grupo de amigas también había entrado a uno de los vagones quedando ellos dos solos en aquel lugar. Yuu metió su mano en el bolsillo donde tenía exactamente lo que buscaba y tras llegar frente al joven que parecía estar afinando un poco las cuerdas de la guitarra se le quedó mirando unos segundos rantes de sacar el billete y meterlo en el vaso destinado al dinero que el joven recibía a cambio de su música. La sonrisa que le dio en agradecimiento hizo que el corazón de Yuu diese un tremendo vuelco sin poderlo evitar.
—¡Vaya muchas gracias! Parece que después de varias semanas escuchando mi música al final si logró convencerte de que es buena—Yuu se puso bastante nervioso cuando le escuchó decir aquello y sus mejillas adquirieron un leve tono rosado abriendo los ojos cómo platos.
—¿C-cómo? —Yuu no podía sino sentirse bastante avergonzado, deseando que la tierra le tragase en ese momento al oírse tartamudear como un idiota pero no pudo evitarlo…¿¡Entonces si le había pillado observándole todo este tiempo!? ¡El creía que había sido bastante disimulado respecto a eso pero bien parecía que no aunque no lo aceptaría, eso nunca!
—No sé de qué estás hablando persona extraña y tan extraño eres porque ni sé cómo te llamas—Yuu no sabía cómo intentar convencer al músico de lo contrario, pero si algo le había enseñado la vida a sus diecisiete años es que las travesuras o cosas extrañas había que negarlas siempre hasta final, da igual las pruebas que tuviesen en contra, nunca se debía aceptar la verdad y mucho menos cuando era algo tan vergonzoso como lo suyo.
—Oye tranquilo, no te preocupes, solo era una pequeña broma—el joven dejó la guitarra a un lado y se levantó de la silla tratando de que Yuu no se ofendiese o algo así, alzando sus manos intentando convencerle de que se rendiría respecto a ese tema, lo menos que quería el rubio en aquel momento es que aquel joven al que había bautizado cómo "su fan número uno de hermosos ojos esmeralda" se fuese de allí ahora que por fin parecía haberse atrevido a dar el primer paso y conocerse.
—Pero tienes razón en lo que dijiste, somos extraños porque no conozco tu nombre ni tú el mío aunque eso se puede solucionar fácilmente, me llamo Mikaela, pero puedes decirme Mika, encantado de conocerte— el joven llevó su mano hasta Yuu bastante emocionado por el simple hecho de presentarse contagiando a Yuu de esa energía que tanto había sentido en sus canciones, Mikaela…Mika, ponerle nombre al músico que tantas semanas llevaba admirando en secreto le hacía sentir una sensación agradable. Y esa sonrisa que le dio… simplemente debería estar prohibido sonreír así a los demás.
—Yo me llamo Yuichiro, pero puedes decirme Yuu —Yuu le sonrió de vuelta y es como si todo se hubiese detenido en el momento que sus manos se juntaron encajando de forma perfecta a modo de saludo, esas chispas subieron desde las puntas de los dedos de su mano hasta el centro de su pecho y él podía jurar que aquella sensación también la había sentido Mika, Yuu simplemente no podía dejar esa sensación escapar por alguna razón que se le escapaba y tampoco es que fuese alguien quién pensase demasiado.
—Entonces ¿Te gustaría ir a tomar algo conmigo como disculpa por haberme confundido con un acosador, Mika?
—Por supuesto Yuu-chan.
Después de la absoluta afirmación de parte del contrario y de que Yuu ni siquiera se ofendiese por la manera tan cercana en la que le llamó ambos salieron de allí mientras hablaban de algunos temas con naturalidad, como si fuesen amigos de toda la vida, era extraño que luego de simplemente observarse durante semanas sin ningún tipo de comunicación se tuviesen ese nivel de confianza. Por suerte el mal tiempo había mejorado cuando salieron y pudieron ir a la primera cafetería que encontraron pidiendo unas bebidas calientes para compensar el ambiente frío del exterior, esperando que ésta solo fuese la primera de las muchas salidas que ambos tendrían a partir de ese día en adelante.
_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _
Espero les haya gustado, hasta aquí lo dejo es algo sencillo y corto pero si les ha entretenido un poco al menos me doy por satisfecha, besos ❤️
ESTÁS LEYENDO
Corazón de Pentagrama (MikaYuu)
Hayran KurguRESUMEN Ese día no fue la excepción, él se quedó atrás observándole de forma disimulada mientras un grupo de chicas se pusieron delante intentando llamar la atención del rubio y él cómo siempre oyendo desde la distancia de forma prudente fingiendo q...