Capitulo 6

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Miraba hacia las puertas cerradas, seguía tumbada en el piso y con la respiración entrecortada.

Habíamos salido al laberinto y por si fuera peor de noche.

Me giré hacia Minho, al parecer había corrido mucho para llegar hacia aquí.

-Gran trabajo, es suicidio lo que hicieron.

Tenía miedo, mucho miedo, no quería morir, ni siquiera sabía porque había salido, fue un impulso.

–¿Que?–pregunto Thomas, había temor en su voz

Minho cayo, sentándose en el piso, exhausto.

Ambos nos paramos y nos dirigimos hacia Alby, estaba tumbado en el suelo, inconsciente.

–¿Qué le pasó?–pregunte

–¿Qué parece? Lo picaron.

–¿Qué le paso en la cabeza?–pregunto Thomas

–Hice lo que tenía que hacer.

Observe a Minho.

De repente un horrible sonido, salía de las paredes del laberinto.

Un penitente. Empezaron los sonidos característicos del laberinto, señalando que empezaba a cambiar.

Minho se empezó a levantar.

–Am ok, ayúdenme a levantarlo–dijo Thomas

Me acerqué para tomar a Alby pero Minho hablo.

–Hay que correr, el laberinto ya está cambiando.

–Hey Minho–lo llame– No podemos dejarlo aquí.

Minho nos observo, pareció pensarlo pero al final nos ayudo.

Los chicos cargaban a Alby mientras yo iba enfrente, corríamos por el laberinto pensando a donde ir.

–Más rápido–dijo Minho

Dimos vuelta en una esquina y los caminos seguían, nos detuvimos.

–¿Ahora adonde?–pregunte

–Hay que sentarlo, siéntalo.

Thomas y Minho dejaron a Alby recargado en la pared, estaban exhaustos, ruidos de penitente se seguían oyendo, cada vez más cerca.

–Esto no va a funcionar–dijo Minho– Tenemos que irnos

Miré a Thomas asombrada

–¿Que?–preguntó Thomas

–Tenemos que irnos–seguía diciendo Minho cada vez más alterado.

–No, no, no, no, ¿de que hablas? Tenemos que hacer algo, no podemos dejar a Alby aquí, hay que ocultarlo–dije

–¿¿Donde??

–No lo se Minho solo piensa, ¿estás diciéndome que no hay un lugar a donde llevarlo?–dijo Thomas, yo cada vez estaba más alterada

Minho enojado agarro a Thomas por el cuello de su camisa y lo estampó en la pared, yo rápidamente fui e intente hacer que Minho lo soltara.

Pero el con su mano me sostuvo de la muñeca.

–Escúchenme garlopos ¿ok?–Minho nos miraba de hito en hito, enojado– ¿¿Se dan cuenta donde están?? ¡No hay a donde ir!

Minho nos soltó.

–¿No entienden? Este es nuestro fin.

Tenía razón, íbamos a morir, cada segundo mis esperanzas menguaban más.

Maze Runner: Correr o morirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora