15. «Pasado doloroso»

74 4 0
                                    

Llamé a Simon para decirle que no podría asistir a la cena de celebración que preparó con los chicos. Dijo que tenía que decirme una noticia importante, pero le comenté que una amiga estaba en problemas y me necesitaba, así que me quedaría a dormir en su casa.

Él sabía sobre Nathan. Conocía toda la historia, estaba al tanto de todo lo que ocurrió. Pero en el momento no le dije que el problema era por él, sino, sería capaz de rastrearlo y asesinarlo. Bueno, exageraba, pero sí podría golpearlo.

Harry sí fue a la cena. Cuando salimos de su casa insistió en dejarme en casa de Melanie, para asegurarse de que llegara bien, pero lo convencí de que no hacía falta. Él ya estaba tarde y yo necesitaba un momento a solas. Así que nos despedimos, acompañado de un "si me necesitas, no dudes en llamarme" de parte de él. Un beso, un abrazo y cada uno por su lado.

En el camino llamé a Sophie y le conté lo que estaba ocurriendo. Reaccionó casi como yo. Por un momento quedó en shock y luego, al reaccionar, se le quebró la voz, así que supuse que sostuvo sus lágrimas como yo lo había intentado. Por último dijo que me esperaba, cuando la ofrecí ir por ella.

Cuando llegué a su casa no bajé del auto, tenía prisa. Toqué la bocina anunciando mi llegada y ella salió corriendo de su casa. Se subió al auto y lo primero que hizo fue abrazarme con fuerza.

—¿Dónde está Mel? —preguntó preocupada luego de separarse mientras se ponía el cinturón.

—En su casa, nos espera ahí.

—¿Y Lu, dónde está?

—Melanie me mandó un mensaje avisándome que la había llamado luego de hablar conmigo y Lucy ya estaba en camino, así que debe estar allí —conté mientras comenzaba a conducir con velocidad.

—¿Cuándo volvió? ¿Por qué? —preguntó algo alterada.

—No lo sé —contesté cortamente con la vista en el camino.

—¿Vino solo o con alguien? —siguió preguntando con la mirada perdida en la ventanilla.

—No lo sé —repetí nerviosa.

—¿Melanie se lo encontró? ¿O cómo sabe que él está de vuelta en Londres? —cuestionó confundida volteando a verme, sin embargo, yo no quité mi mirada de la calle.

—No lo sé, So, no sé nada. Me concentré en calmar el ataque de Melanie cuando me llamó, no hice preguntas. Supongo que nos contará todo cuando lleguemos —expliqué apretando el volante con fuerza.

—Está bien —murmuró exhalando con fuerza, inquieta.

Luego de eso se quedó callada, pero podía escuchar el repiqueteo de su pie. Desvió la mirada hacia la ventanilla, pero aún así noté cómo silenciosas lágrimas salían de sus ojos azules. Saqué una mano del volante y la apoyé sobre la suya, que reposaba en su regazo. Ella volteó y me miró, pero después bajó la mirada hacia nuestras manos, volteando la suya para apretar la mía.

—Todo estará bien —aseguré intercalando miradas entre ella y el camino varias veces.

—Lo sé —contestó cabizbaja—. Somos fuertes, ¿cierto? —Levantó la mirada y me miró fijo.

—Lo somos.

Conduje unos minutos más en silencio. Ella estaba más tranquila. Debíamos mostrarnos enteras para sostener a Melanie, la más afectada de las cuatro. No podíamos derrumbarnos ante ella. Cuando Sophie y yo llegamos, al abrir la puerta, estaban Melanie y Lucy paradas, esperando. Entramos con prisa y, luego de cerrar la puerta, las cuatro nos abrazamos con fuerza.

—Tranquila —dije suavemente.

—Estarás bien —susurró Lucy.

—Eres fuerte —agregó Sophie.

La Apuesta | h.s | (2da EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora