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En el bosque de la isla Jeju, vivía un pequeño lobo alpha, hijo de los líderes de su manada, de cabello negro llamado Geonhak, él es un alpha humilde, de buen corazón que a diferencia de otros alphas, no se cree la gran cosa por ser uno. Nunca estaba con su manada ya que no era feliz viviendo ahí como el hijo del líder del que todos esperaban grandes cosas; y le gustaba estar solo en el bosque durmiendo bajo el sol o dibujando con las pinturas nuevas que recibió de su madre. Geonhak tenía un lugar secreto que solo él conocía, lejos de donde vivía su manada, oculto en el bosque lleno de michos árboles, cerca a una pequeña cascada. Ahí siempre estaba la mayor parte del tiempo.

Una linda tarde que se había puesto a pintar la cascada, de la nada, de entre los arbustos le, asustándolo, saltó un pequeño lobo blanco muy mono que nunca había visto, debía ser de otra manada.
El pequeño lobo quiso jugar con él, pero Geonhak era muy serio y tímido como para jugar a la edad de 6 años.

- ¡Hay que jugar niño! —exclamó el lobito dando brinquitos a su alrededor, parecía una gazelita, pensó el alpha.

Geonhak abrazó su dibujo para que no lo viera y de paso para ocultarse— ¿Quién eres tú, qué haces en mi lugar secreto? —frunció el ceño, no le gustaba la idea de que alguien conociera ese lugar y menos un pequeño entrometido.

La verdad era que ese lobito vivía muy cerca  de ahí y llevaba días observando al solitario alpha. A diferencia de Geonhak, este lobito era muy alegre, hablador y juguetón. Y le daba pena ver a ese niño tan solitario todas las tardes dibujando solo, además que podía ver en su rostro que no era feliz. Hasta que ese día finalmente se decidió a dejar de ocultarse y salir a conocerlo.

Se ocultó tras un tronquito en el suelo y se transformó a su forma humana, se vistió con ropa que había tenido oculta ahí de antemano y salió saltando nuevamente. Por un momento el alpha quedó con la boca abierta. El desconocido era un omega muy lindo y tierno, de cabello rubio claro y se veía mucho más pequeño que él.

- ¡Me llamo Seoho y tengo 5 años! ¡Mucho gusto, niño! — le extendió su mano en forma de saludo con una gran sonrisa.

El alpha miró su mano con una ceja alzada y dejó su dibujo a un lado boca abajo para luego cruzarce de brazos y mirarlo bien de pies a cabeza.

- ¡Vamos a jugar a las escondidas o a las chapadas! —sonrió mostrando sus blancos dientes de forma muy alegre, desbordando energía.

- Estoy ocupado dibujando, vete de aquí -fingió estar molesto- ... pero... ¿cómo conoces este lugar?

- Vivo cerca de aquí y por casualidad te vi —ladeó su cabeza y cruzó sus manos por detrás de su espalda -quiero ser tu amigo

- Eres un omega —comentó notándolo por su olor— ¿no deberías estar con tu manada?-frunció los labios.

La expresión del niño se tornó un poco más triste y bajó la mirada —La verdad es que no tengo manada, vivo cerca en una cabaña con mi mamá, estamos solos... —Geonhak sintió pena por el contraio, toda su felicidad se había esfumado y se sintió culpable por hacerle hablar de eso— Mi familia fue expulsada de mi antigua manada porque mi padre cometió traición —suspiró como cansado.

- ¿Traición? ¿Qué hizo él? —preguntó haciendo notar su tono de lástima mezclado con curiosidad y por fin se relajó, soltó sus brazos para apoyarlos en el pasto y escuchar atento.Había olvidado que supuestamente estaba molesto con el intruso.

- Mi padre es un alpha, era el líder de la manada, pero él  se acostó con una beta de otra manada que fue nuestra enemiga por mucho tiempo—se sentó frente al alpha cruzando sus piernitas— los otros lobos no perdononaron esa traición y otro alpha retó a mi padre para quitarle su puesto, finalmente le ganó y nos expulsaron. Pero luego mi padre nos abandonó para poder estar con esa beta... no volví a saber nada de él o de nuestra manada y por eso estamos solos -terminó de contar con una sonrisa forzada.

- Lo lamento... —fue lo único que pensó en decir.

- No hay nada que lamentar, hace tiempo olvidé a mi padre... Estoy cansado de jugar solo todos los días ¡Juega conmigo, por favor! —regresó a su forma animal y volvió a saltar como un corderito— ¡atrapame si puedes! —gritó cambiando por completo su voz apagada de hace un rato. Otra vez sonaba enérgico y alegre. Empezó a correr de a poquitos voltenado a ver si el alpha lo seguía, al comienzo nada, pero luego de saltarle encima un par de veces y empujarlo con su ocico para que se moviera, al fin el alpha sonrió amplio y cambió a su forma lobo para perseguirlo.
En circunstancias normales, el alpha hubiera ignorado a cualquier desconocido y le hubiera dicho que él no jugaba y que lo dejara en paz, pero en ese omega había algo diferente que le gustó a Geonhak, era muy alegre, positivo y sobre todo, insistente. Estaba seguro que si se negaba a jugar de todas formas le hubiera insistido hasta el cansancio. Además de eso, le cayó bien y era muy tierno, tenía cara de ardillita en su forma humana y Geonhak podía sentirse a gusto con él, no tenía que aparentar ser un alpha noble de clase, podía ser simplemente él mismo, un niño que tenía derecho a divertirse.

- ¡Me llamó Geonhak! —gritó persiguiéndo al pequeño escurridizo que iba en ziczac por los árboles.

- ¡¡Rápido, no me alcanzas Geonhak!! —exclamó en tono burlón y en eso el alpha aceleró y saltó sobre él.

- Te atrapé Seoho — quedó sobre él, mirándose uno al otro y ambos rieron alegres. Geonhak no recordaba haberse divertido así antes.

Comparado a Seoho, Geonhak era un lobo mucho más grande a pesar de ser casi de la misma edad por el hecho de ser alphay estando uno sobre el otro se notaba claramente la diferencia de tamaños. Sim embargo Geonhak trataba de no ser tan tosco para no lastimar al pequeño omega que por naturaleza también era más débil, además a sus hojos Seoho parecía lo más frágil del mundo, a pesar de tener la sonrisa más bonita de todos.

Desde ese día se volvieron mejores amigos y el alpha se dijo a sí mismo que siempre cuidaría del omega que le tomó mucho cariño rápidamente. El alpha también visitó su casa incontables veces y la mamá de Seoho lo atendía como a un rey, estaba muy agradecida con Geonhak por ser el único amigo de su pequeño.

Seoho era su primer amigo, su amigo secreto del que su manada no conocía y era muy valioso para él, como un tesoro que que le enseñó a divertirse y le hacía sonreír.

Primer Celo《LeeHo》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora