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La mamá de Geonhak estaba esperando en la sala, sin embargo cuando llegó su hijo la ignoró completamente y corrió al segundo piso.
Cuando Geonhak abrió la puerta, quedó paralizado. Seoho estaba entre el nido que había construido en su habitación. La señora Lee y una enfermera le estaban ayudando con el parto.

- ¡Tienes que pujar! -le decía la enfermera dándole ánimos. Mientras que la madre sostenía su mano llorando y también dándole ánimos.

El alpha se le bajó la presión, el omega se veía como si sufriera mucho. Estaba sudando y de su ano salía un poco de sangre.

Con lágrimas en los ojos, Geonhak reaccionó, no tenía tiempo de quedarse mirando asustado, cuando seguro Seoho estaba mucho más asustado y adolorido. Los omegas hombres daban a luz por el ano y siempre era un proceso demasiado complicado, por lo que ni si quiera se arriesgaban a hacerlo y optaban por la cesárea. Sin embargo ahí estaba Seoho haciéndolo a la antigua y a todos les partía el corazón.

El alpha se tiró al otro lado de Seoho y agarró su otra mano - Ya estoy aquí, Seoho mi amor. No estás solo -le decía tratando de no sonar tan nervioso.

Seoho esbozó una pequeña sonrisa y pujó con fuerzas, casi gritando. Al fin salió la primera cabecita. La enfermera recibió al bebé.

- ¡¡Vamos omega!! Tú eres fuerte, puedes hacerlo ¡¡Puja!! -exclamó la enfermera. Incluso para ella que era una experta en partos, era la primera vez que presenciaba un parto de omega macho al natural. Cosa que le causaba una emoción rara y quería que todo saliera de maravilla. A estas alturas ya creía que ese omega definitivamente era especial - ¡¡Vamos ya salió uno, puedes hacerlo!!

Geonhak agarró el rostro de Seoho con su mano libre y juntó sus frentes -lo siento Seoho, si pudiera compartir tu dolor, lo haría -sollozó y Seoho volvió a pujar con fuerza un par de veces más y salió el segundo cachorro.

El omega se había puesto blanco, se veía desmejorado y agotado.

- Parece aún tiene más crias -repuso la enfermera luego de revisarlo con cara de preocupación. Que haya tenido ya dos crías por el ano era increíble, pero al parecer quedaba uno más- tienes que seguir pujando, omega. No te rindas

Seoho apretó los ojos llorando a la vez que apretó la mano de su madre y la de su novio para ganar fuerzas. Él sentía que ya no podía más. Todo su cuerpo le dolía horrores y se estaba deshidratando. Pero no se iba a rendir. Justo cuando iba a volver a pujar. A la habitación entró el padre de Geonhak con 3 enfermeras más.

- ¡Rápido, llévenlo a la ambulancia! -ordenó.

Los enfermeros cargaron a Seoho rápidamente en una camilla y lo sacaron. Geonhak asustado miró por la ventana, en la puerta había una ambulancia con las puertas abiertas y ahí lo metieron.

- ¿Qué está pasando padre? -preguntó su hijo asustado.

- Está hien Geonhak, lo siento. Debí aceptarlo antes, él ya ha hecho demasiado y se ha ganado su hogar en nuestra manada. Contraté a los mejores médicos para que le hagan la cesárea, al menos con su último hijo. Lo harán en ese carro implementado para emergencias. Es muy costoso, pero él se lo merece

Geonhak volvió a mirar por la ventana. Todos bajaron impacientes, solo se quedó él arriba. Ahora la habitación estaba en silencio, solo quedaba el nidito de Seoho que había formado con prendas que le quitaba cada vez que se veían. Se echó sobre el lugar donde estuvo el omega hace unos minutos. Aún estaba tibio y mojado por el sudor y sangre que le salió. Olía a Seoho. Muy asustado el alpha se aferró a esa prendas mojadas ahogando su llanto ¿porqué la persona que más amaba debía sufrir así y él no hizo nada para impedirlo, Seoho se veía muy mal. Muchos de sus recuerdos empezaron a invadir sus pensamientos al igual que empezó a imaginar que pasaría si su lindo Seoho moría. Le entró un dolor agudo en la cabeza y se desmayó ahí donde estaba.

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Cuando Geonhak despertó ya era de noche. Estaba en el mismo lugar donde se desmayó. Alarmado corrió por la casa buscando a Seoho, pero no había nadie. Como en la mañana había estado de caza, ni si quiera tenía su teléfono consigo. Sin dudar ni un segundo cambió a su forma lobo y corrió a toda prisa a su casa por su teléfono. En su casa tampoco había nadie. Desesperado llamó a la madre de Seoho.

- ¡Señora Lee ¿dónde está Seoho?! -exigió saber- ¿está bien?

- Geonhak, al fin despiertas. Ven al hospital Los cipreses. ¡Ya!

Ni bien le dijo el nombre del hospital, el alpha corrió a toda velocidad preguntándose si su niño estaba bien y rezando por que lo estuviera. Tenía que estarlo.

Unos minutos después llegó a ese hospital lujoso y corrió hacia donde le indicaron que estaba Lee Seoho, en cuidados intensivos.

- ¡¿Qué pasó, dónde está él?! -gritó.

- Por ahora parece que está bien -respondió la señora Lee que estaba sentada junto a los padres de Geonhak- pero está muy delicado. Lo están examinando... no dormiste por tanto tiempo como creíste, hoy el cielo se oscureció temprano... -Geonhak aún la miraba con muchas dudas y susto- Terminó la cesárea y le estaban cociendo. Le hacen una pequeña transfusión de sangre, suero, medicamentos, antibióticos y están revisando su ano, al parecer está un poco maltratado. Todos están muy sorprendidos por lo que hizo. Hace décadas que ningún omega hombre da a luz de esta forma... El doctor dijo que lo intervinieron a tiempo, aguantó bien los dos primeros, pero si seguía pariendo así, pudo haber muerto en ese momento. Pero es un chico fuerte, seguro se repondrá

Geonhak sintió que su garganta se secó y sus piernas temblaron haciendo que caiga arrodillado.

- Tuvo 5 cachorritos -agregó su madre en llanto de la emoción y a la vez preocupación por el omega- sabía que tenía buenos genes. Geonhak ya eres padre de 5 lobeznos ¡Seoho te dió 5 hijos!

- Felicidades hijo -continuó su padre, aunque lo estaba felicitando, no se veía feliz y era porque también le preocupaba la vida de Seoho.

Geonhak se quedó con la boca abierta. Había olvidado por completo a sus crias por pensar en su novio - ¿e-ellos están bi-bien?...

- Sí, te acompaño a verlos mientras esperamos a que el doctor diga que podemos entrara mirarlo. Los cachorros están en otra habitación -dijo la señora Lee extendiéndole la mano para guiarlo, ya que el chico aún parecía medio ido. Lo tomó del brazo y lo llevó hacia la habitación en que se encontraban los lobeznos.

- Ya los revisé, están sanos y fuertes. No tienen por qué preocuparse por ellos -dijo la enfermera que ayudó primero a Seoho, con una sonrisa.

El chico se acercó a verlos, eran muy lindos y aún estaban cieguitos, sin poder moverse. Sonrió alegre por los cachorros que hizo con Seoho, pero no estaba al 100% feliz, no hasta saber que su niño de linda sonrisa estaba a salvo.

Primer Celo《LeeHo》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora