Primer Celo《LeeHo》

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La madre de Seoho en realidad había vuelto a casa hace mucho, desde que Geonhak estaba subiendo las escaleras, pero decidió ocultarse porque ella sabía que su hijo amaba a ese alpha y quería que Geonhak tomara a su hijo, era lo mejor para él y para ella. Por eso se ocultó para dejar que las cosas fluyan y cuando Geonhak ya estaba en el segundo piso, ella volvió a salir de casa para dejarlos hacer lo que tenían que hacer y no pensaba volver por lo menos hasta la mañana siguiente ya que de todas formas, que un alpha calme su celo era mil veces mejor que tomar una pastilla que solo le quitaba los síntomas por unas horas.

Así como prometió Geonhak, al día siguiente volvió a su casa y terminó con Dongju, éste se enojó y le pidió explicaciones tantas veces que finalmente el alpha le contó que se acostó con otro omega y que ahora tendrían crías. Esto dejó sin palabras a Dongju, le plantó una fuerte cachetada luego de insultarlo y empacó sus cosas para dejar el departamento en el que vivía con el alpha para luego irse feliz de que al menos nunca llegó a marcarlo.

Luego Geonhak tuvo que hablar con sus padres sobre Dongju y Seoho. Sus padres reaccionaron muy mal ante esa desagradable noticia, su familia quedaría mal con la de Dongju y todos en la manada hablarían a sus espaldas, había deshonrado a los líderes. Su padre insultó mucho a Seoho a más no poder llamándola perra, aprovechado, puta, sangre sucia, exiliado, mal nacido y muchas cosas más, tanto fue que provocó una pelea a golpes con su padre y ambos terminaros heridos.

La madre al comienzo tuvo la misma actitud que el padre, pero ver como su hijo se enfrentó a su padre por defender a ese omega, le rompió el corazón. Su hijo nunca les levantó la voz, siempre fue un buen niño que obedecía en todo a sus padres, nunca se quejó de nada y siempre era bondadoso, educado y de buen corazón. Si actuaba así debía amar mucho a ese omega.

La madre de Geonhak salió en secreto a buscar el hogar del omega y bastó solo 5 minutos para quedar encantada con ese niño y saber porqué su hijo lo amaba tanto. Era hermoso, de piel lechoso y ojos encantadores; aparte de su apariencia, era muy alegre, amable, de linda sonrisa, educado y su aroma dulce era delicioso. Era perfecto para su hijo. Habló también con la madre de Seoho y se enteró que tampoco eran unos cualquiera como pensaron, ellos habían pertenecido a la familia del alpha lídere de su manada, por lo que debían tener buenos genes.

La madre volvió a casa encantada imaginando lo lindos que serían sus nietos. Ella se encargó de convencer a su marido de que Geonhak merecía casarce con Seoho si era lo que él deseaba, nunca les pidió nada a sus padres y ahora ellos podían cumplirle ese único deseo. Además de que le habló muy bien del omega, terminó convenciendo a su esposo y éste, medio a regaña dientes, aceptó que traigan a Seoho y su mamá a la manada.
Obviamente los miembros de la manada al comienzo estuvieron en desacuerdo, pero luego dejaron de intervenir cuando el padre de Geonhak se mostró completamente a favor para proteger a su hijo y sus nietos. Sin embargo, puso una condición.

- Aceptaré a sus hijos y a él, solo si se atreve a parir de forma natural

- ¡¿Qué?! -exclamó Geonhak, asustado por la petición de su padre.

- Cada vez que hay un nuevo, tiene que ganarse su lugar en la manada, esa será su prueba.

- Pero no siempre sale bien de esa forma, si el omega es hombre, casi siempre necesita cesárea... sino Seoho podría morir en el parto -sus manos temblaban solo con pensar en esa posibilidad.

- Por eso es una prueba, si quiere ser tu esposo, debe demostrar que es lo suficientemente fuerte para sobrevivir

Geonhak apretó su mandíbula y puños. No podía creer que su padre le pida algo así.

- ¡No! No lo hará, si es necesario me iré de la manada. Seré un exiliado igual que él -repuso muy decidido.

- ¡No te atrevas Geonhak! Es mi única condición, si esa puta tuvo el valor de aparearse contigo y recibir tu nudo. Tiene que haber un precio. Estamos en conflictos con su ex manada, casi todos los días salimos a la lucha por el territorio porque nuestra comida natural escasea en gran parte de nuestra zona y ¿vamos a dejar que ese exiliado se una a nosotros, recogiendo la basura de los otros?

El hijo estuvo a punto de darle un fuerte golpe en la cara a su padre, pero Seoho apareció ahí y lo detuvo abrazándolo por detrás para que se calme.

- ¡ÉL NO ES UNA PUTA! Y YA NO ES PARTE DEL ENEMIGO... Y MUCHO MENOS -en su frente aparecieron venas por la ira que estaba sintiendo y su lobo estaba inquieto por pelear y defender a su omega- ¡NO ES BASURA!

- Basta Geonhak -habló el rubio alejándolo de su padre- yo, aceptaré la prueba. Daré a luz en casa, no en un hospital -afirmó con total convicción.

- ¿Qué? -la voz del alpha sonó temblorosa y débil. Sentía como si le quitaran el alma al oír a Seoho aceptar esa condición.

El padre lo observó con una ceja alzada, no pensó que el omega de verdad estuviera dispuesto a aceptar, su plan para que se vaya estaba cayendo en picada.

- He vivido la mayor parte de mi vida sin muchas de las comodidades que tienen los cambia formas. Es cierto que tenía una casita en el bosque en vez de una cueva, pero dentro no hay mucja tecnología. Mi madre me crió sola, como pudo y sin dinero ya que es difícil conseguir trabajo para nosotros por no tener manada ni a nadie. Entonces humildemente también acepto parir fuera de un hospital -Se acercó sin dejar de mirar a los ojos al padre del alpha. Seoho tenía tal seguridad, que llegó a intimidar un poco al mayor- No se preocupe, yo no moriré y no dejaré a Geonhak para cuide a nuestros cachorros solo. Y usted tendrá que aceptarnos, a mí familia.

El mayor carraspeó su garganta. No tenía nada más que decir, por lo general los omegas eran cobardes y sí o sí exigirían un hospital, pero este chico parecía ser diferente, y ya lo había aceptado, aunque no quería admitirlo, solo por tener las agallas.

- Sí, así es... les doy mi palabra que los aceptaré a todos, incluyendo a los cachorros, aunque mueras en el intento -apenas terminó de hablar, les dio la espalda para cambiar a su forma de lobo y se alejó con rapidez.

Geonhak abrazó fuerte a su omega - No tienes que hacerlo, Seoho, no es justo -sentía un nudo en la garganta muy incómodo que no le dejaba hablar bien- prefiero dejar mi estilo de vida y todo lo que tengo para irme a que tengas que sufrir y peor aún si mueres. Nunca me lo perdonaría, tampoco a mi padre -sollozó aguantando sus ganas de llorar. Seoho lo apartó para miralo y para sorpresa del alpha, el omega estaba sonriendo.

- No quiero que tengas que vivir de una forma casi salvaje igual que yo -le acarició las mejillas- No moriré Geonhak, te lo prometo, me quedaré a tu lado.

El alpha no aguantó más, rompió en llanto. Amaba demasiado a Seoho y aún en ese momento tan difícil, sonreía. De la misma forma en que lo hizo cuando lo conoció y era un lobo pequeñito.

- No te preocupes Geonhak, si no estuviera seguro de que puedo hacerlo, no aceptaría -le dio unas palmaditas en la espalda- te amo... -le susurró al oído.

- Yo... también te amo —le devolvió la sonrisa a pesar que no estaba de acuerdo con la desición del omega.

- Estaremos bien y podremos vivir felices, Geonhak —el alpha asintió limpiándose las lágrimas y ambos rieron.

Ese día, volvieron a jugar en el bosque como en los viejos tiempos, corrieron por horas en su forma lobo olvidando todo, a dónde pertenecían y los malos momentos. Solo eran ellos dos sintiéndose libres como el viento y finalmente Geonhak marcó a Seoho.

~ 🐺 6 meses después 🐺 ~

Geonhak se encontraba corriendo a toda velocidad hacia la casa del omega. Había estado ocupado yendo a cazar cuando su mamá le llamó emocionada y alterada a la vez, diciéndole que Seoho ya iba a dar a luz, esta noticia volvió loco al alpha, quería estar al lado de su omega en ese momento para apoyarlo en todo lo que pudiera, aunque no sea mucho. Al mismo tiempo estaba completamente aterrado, con el pasar del tiempo había llegado a aceptar la decisión del omega  pero estaba muy asustado por lo que podía pasarle, con forme se iba acercando sentía como si tuviera su corazón en la mano. Nunca antes tuvo tanto miedo como en ese momento.

"Espérame Seoho, ya voy a llegar, resiste por favor"— repetía una y otra vez en su mente.