• - V E I N T E - •

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Pov Evelyn García - Final

Diciembre

El tiempo pisaba los inicios del verano, y las hojas se encontraban más verdes que otros días.

Notaba como el sol estaba demasiado radiante, encima de mi rostro, siendo recién las ocho de la madrugada. Y lo único que lograba era aumentar mis ganas de seguir durmiendo como si no existiera un mañana.

Algunos alumnos comenzaban a entrar en la escuela, la cual tenía sus puertas abiertas desde que había llegado, pero yo estaba decidida a no hacerlo hasta que llegase Valentin Oliva.

Estaba muy segura de que se había quedado dormido. Mi mente ya tenía su imagen de desesperado corriendo para no llegar tarde, aunque el reloj le diga lo contrario. No pude evitar sonreír apenas con un poco de vergüenza, pensando que alguien podía verme, allí, como una loca riéndome sola.

Luego de un suspiro algo cansado por el sueño de haber dormido solo 3 horas, tomé el teléfono de mi mochila con la intención de pasar el tiempo hasta que el virgen llegue. Maldecía por dentro haber olvidado mis auriculares, pero veía el lado positivo diciéndome que al menos no me los iban a robar... Aunque sonaba triste.

Me sorprendí cuando me di cuenta que mis manos estaban temblorosas, y llegué a la conclusión de que los revoltijos en mi estómago no eran nada menos que nervios. Esa inseguridad de olvidarme algo o que todo saliera mal, aún habiéndome preparado, permanecía dentro mío cada momento importante de mi vida. Pero, para mí buena suerte, tenía un mensaje el cual me transmitía toda aquella seguridad que yo necesitaba.

"Te va a ir súper bien, estoy segura 💕". No pude disimular la sonrisa entre mis labios. Era como un efecto de alivio que me ayudaba a encontrar la calma cada vez que la necesitara.

Elevé una de mis cejas con curiosidad cuando me percaté de que mi mejor amiga, la emisora del mensaje, se había cambiado la foto de perfil (que tenía conmigo) a otra diferente (que tenía con Tadeo).

«Polleruda traicionera» Pensé divertida.

Me alegraba muchísimo el amor tan lindo que habían formado mis amigos, y lo felices que estaban. Después de la reciente declaración que le hizo el Depa, llevándole sanguchitos de miga a la puerta de su casa, se volvieron prácticamente inseparables. No había nada más tierno que una Juliana enamorada, y como su mejor amiga y persona que la conocía bien, sabía que ella más que nadie se merecía estar de esa manera.

— ¡Hola! — Gritaron desde atrás mío haciéndome pegar un salto del susto tan inesperado. Pero pude reconocer su voz, por lo que se salvó del cachetazo.

— ¡Pelotudo! — Reí un poco, tocando mi pecho para sentir el corazón totalmente acelerado, mientras que él solamente carcajeaba. — Por fin llegaste.

Como era de esperarse, Valentín llevaba una cara de dormido como si aún no se hubiera despegado de su almohada, pero no dejaba de parecerme precioso.

— Estás hermosa. — Soltó con su voz un poco más ronca de lo normal, pasando sus manos por mi cintura para atraerme más hacia él y dejarme un beso rápido en los labios.

Siempre oía aquellas palabras viniendo del castaño. Se le había vuelto una costumbre decirme eso cada vez que nos veíamos, pero sinceramente yo nunca iba a cansarme de escucharlo.

— Tengo muchas ojeras. — Le respondí media dudosa, refregando mis ojos caídos. — Me había acostumbrado a despertarme tarde.

— ¿Y qué tiene? — Se encogió de hombros con el ceño levemente fruncido. — Seguís siendo totalmente hermosa.

Pude sentir como un calor invadía mí cara, y mordí mis labios para poder contener aquella risa vergonzosa que quería salir de mí. Valentín amplió su sonrisa cuando lo notó, sabiendo como me afectaban sus palabras tan dulces.

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