Ryan:
—Ryan —susurró la voz de Lea muy cerca de mí, mientras que sentía como alguien me acariciaba el pelo—. Hermanito, despierta.
Apreté los ojos con sueño e intenté girarme hacia el otro lado para seguir durmiendo, pero al moverme un poco, sentí un dolor punzante en mi estómago. Abrí los ojos con confusión, antes de ver como Lea estaba sentada en mi cama, mirándome con preocupación.
—Ya son cuatro de la tarde —me informó la chica—. Dormiste mucho, además vinieron visitas.
—¿Visitas? —pregunté con voz ronca, antes de aclararme la garganta para sonar más normal— ¿Quién es?
—¿Ya lo despertaste? —preguntó una voz masculina mientras la puerta se abría.
Abrí los ojos con sorpresa al ver cómo cuatro personas entraban a mi cuarto. Tres de ellos tenían una sonrisa en la cara, mientras que la cuarta persona parecía haber sido arrastrada hasta aquí.
—¿Cómo estás? —preguntó la profesora, acercándose a mí— ¿Te duele algo?
Con ayuda de Lea me senté antes de mirar alrededor. Parecía que papá, mamá y Amber habían vuelto a desaparecer. James estaba de nuevo sentado en el suelo, en la misma posición que el día de ayer. Giré en dirección de la profesora, quien parecía seguir esperando mi respuesta.
—Me duele un poco el estómago —admití—. Y tengo hambre.
—¿Necesitas que llame a algún doctor? —cuestionó Lea, por lo que negué.
—¡Amigo, me preocupé mucho por ti! —me informó Max, avanzando en mi dirección y abrazándome.
—Estoy bien, no tienen por qué preocuparse —les aseguré—. Sólo me tomará una semana para poder volver a ponerme de pie.
—Pensé que no ibas a despertar —susurró Tess con una sonrisa triste en la cara—. Me preocupé mucho.
—¿Realmente piensan que dejaré que una bala me mate? —pregunté con diversión—. Soy más resistente de lo que parece.
—Es justamente lo que les dije —habló por primera vez la cuarta persona, la que parecía no querer estar aquí ahora.
—Gracias por venir a visitarme, Sam —le agradecí, aún extrañado por su visita.
—No vine porque quería —se excusó la chica, encogiéndose de hombros—. Me trajeron a la fuerza, para no decir que casi me secuestran.
—¡Chicos! —los regañé, aunque en realidad me daba más risa.
—¡Es que Sam es increíble! —se emocionó Max, mirando a la chica con admiración— ¡No viste lo que hizo en clase por ti!
—¿Eh? —pregunté, mirándola con el ceño fruncido.
—Ella... —empezó Tess.
—No hice nada —la cortó Sam, desviando la mirada y sentándose en el sofá.
—Está bien, chicos —los tranquilizó la profesora, mirándolos con diversión, antes de girarse hacia mí—. Y no hace falta que te preocupes por tus clases, Lea nos pasó tus cuadernos y a finales de cada clase un compañero tuyo copiaba todo lo que hicimos en tu cuaderno.
—Realmente no tenían porqué hacerlo —susurró—, sólo será el doble de trabajo.
—¡Oh, olvidé decirte! —me informó Tess— Papá te manda saludos y espera que estés mejorando.
—¡Oh, sí, vino a visitarme ayer! —susurré, incómodo.
—Espero que no te haya presionado estando aquí —se lamentó la profesora.
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Mi Fantasma Mayor
RandomRyan Black es un chico de 19 años con una vida normal y simple. Hermano mayor de una chica de 17 años, e hijo de Jason Black y Amy Williams, los dos policías y detectives más fuertes y valientes. Pero su vida da un giro enorme cuando un día, encuent...