17- Nueva aliada

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Ryan:

—Súbete, Black —me ordenó la chica, mirándome con seriedad.

—¿Sam? —pregunté, confuso— ¿Y por qué tienes lentes de sol si no hay sol?

—¿Te vas a subir o me largo? —preguntó la chica, rodando los ojos y sacándose los lentes.

—¿Acaso me estás secuestrando? —pregunté, temeroso.

—Tómalo como quieras, pero después me lo agradecerás —contestó Sam, abriéndome la puerta.

Suspiré con cansancio antes de sentarme con dificultad en el auto. Cuando cerré la puerta, Sam arrancó el auto y siguió con su camino.

—¿A dónde vamos? —pregunté al cabo de unos minutos.

—Espera y verás —contestó la chica, antes de girarse y mirarme con el ceño fruncido— ¿Y cómo te sientes?

—Me siento nervioso, como si me estuvieran secuestrando —expliqué, encogiéndome de hombros.

—Me refiero a tu estómago, tonto —corrigió Sam, riéndose ligeramente.

—No me duele tanto como antes —seguí—, sólo un poco, pero puedo caminar al menos.

Sam asintió antes de seguir conduciendo. Al cabo de unos minutos volví a mirarla. Esta miraba al frente con una expresión seria, como si estuviera acostumbrada a conducir. La chica dirigió su mirada hacia mí y me miró con el ceño fruncido, por lo que me apresuré a desviar la mirada, nervioso.

—Sam, realmente aprecio que intentes hacerme sentir mejor, pero ahora mismo estoy ocupado y necesito ir a otro lado.

—¿A dónde quieres ir? Yo te puedo llevar —contestó la chica, aún con la vista hacia el frente.

Apreté los labios con nerviosismo. Ni yo sabía a dónde quería ir. Seguía sin saber dónde podría estar James. Sam pareció notar que no me decidía, ya que empezó a reírse, por lo que me giré a mirarla con una mirada ofendida.

—Dices ser hermano de James, pero ni sabes dónde puede estar ahora mismo —se rio la chica— ¿Acaso necesitas un empujoncito?

Abrí los ojos con sorpresa, en shock. Sam volvió a posar su mirada en mí, orgullosa de sí misma.

—¿¡Cómo...!? —susurré, pero la chica me cortó.

—Desde que entraste a esta escuela, fui capaz de ver a James —explicó Sam, encogiéndose de hombros—. Lo ignoré durante todo este tiempo, hasta que me harté y tuve una pequeña discusión con él.

—¡No puede ser...! —susurré, aun sorprendido.

—Y ahora cállate —me ordenó la chica—. Sé muy bien dónde estará. Después de todo, no es la primera vez que...

Sam se quedó congelada y su cara palideció, al mismo tiempo que desvía la mirada. La miré con confusión, sin saber qué le pasaba.

—¿Qué ocurre? —pregunté, confuso.

—Nada —me cortó Sam, sonriendo de manera forzosa— ¿Quieres escuchar música?

Sam no espero a que contestara, sino que encendió la radio antes de volver a fijar su mirada al frente, sin volver a hablarme más por el resto del camino.

Lea:

—¿Hey, me escuchas? —preguntó Alex, llamando mi atención y pasando una mano frente a mi cara.

Parpadeé con confusión antes de fijar mi mirada en él.

—Lo siento, estaba pensando en algo —me disculpé— ¿Qué me decías?

Mi Fantasma MayorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora