28-Yo no fui

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Sam:

Me senté en el salón con la familia, mientras estos hablaban. La verdad no los escuchaba, sino que estaba un poco distraída. Aaron se había vuelto a sentar a mi lado, mientras Teo, Annie y Chris hablaban sobre algo que había ocurrido meses atrás.

Por otro lado, Hanna y Chloe hablaban animadamente con Ryan mientras que la señora Jackson estaba afuera, hablando por teléfono con quien sabe quien.

—Aun recuerdo cuando te metiste en tu primera pelea—se rio Annie, sacándome de mis pensamientos—Si mal no me equivoco, fue a los 5 años, cuando un compañero te sacó tu juguete.

—Se lo merecía—gruñó Teo—Nadie me quita lo mío.

—Recuerdo cuando Chloe nació hace 19 años—le explicó Hanna a Ryan, haciendo que girara la cabeza en la dirección de los tres—Lloro tanto que tuvimos miedo a que algo malo le estuviera pasando.

—Tan dramática desde pequeña, ¿eh?—se rio Ryan con diversión.

—¡Oye, deja de hacerme bullying!—se quejó Chloe, pegándole en el hombro.

—Ni siquiera le hablé sobre el montón de fotos vergonzosas que tenemos en tu álbum de fotos—siguió Hanna, sacando la lengua—Como la vez donde tomamos una foto justo al mismo tiempo que te caías en la arena.

—¡Hanna!—susurró Chloe, sonrojada—No le digas esas cosas.

Fruncí el entrecejo con confusión, antes de cerrar los ojos y suspirar. Al instante sentí como alguien me tomaba la mano, por lo que abrí los ojos con confusión.

—¿Te estás sintiendo incómoda?—susurró Aaron, inclinándose hacia mí—Si quieres, podemos ir al jardín.

—Sí, por favor—le pedí, apretando los labios.

Aaron se puso de pie, ayudándome a pararme.

—Hay mucho ruido aquí y necesitamos pensar en que nos pondremos para el baile, así que iré con Sam a hablarlo afuera—les informó, antes de tirar de mí fuera del salón.

Salí de la casa y tomé una larga respiración, sintiéndome de golpe tranquila. Durante toda la cena me había sentido incómoda. El estar sentada con alguien como familia, hablando sobre algo normal, riéndonos y pasándola bien...

Me daba nostalgia y me dolía.

Cuando Aaron cerró la puerta detrás de nosotros, lo primero en lo cual se posaron mis ojos fueron en un joven rubio, acostado en el pasto. Fruncí el entrecejo, y de golpe el chico se sentó, mirándome con el ceño fruncido.

—¿¡Todo bien, angelito!?—gritó James.

Hice una mueca. No sabía como me sentía, y tampoco podía explicárselo porque Aaron estaba justo a mi lado. Él no podía ver a James, pero no le quitaba el hecho de que si hablaba o movía la cabeza lo iba a notar.

—Lo siento si te sentiste incómoda ahí adentro—se disculpó, haciendo que lo mirara con confusión—A veces mi familia es muy intensa.

—¿Intensa?—susurré, mirándolo a los ojos.

—Mamá es muy amable y cariñosa—me explicó—Papá puede ser molesto a veces porque actúa de manera muy exagerada, además de siempre intentar verse como un joven.

—Es verdad—sonreí, acordándome cuando se había burlado de Aaron por no tener pareja.

—Teo tiene un pequeño... problema—susurró el chico—Desde hace muchos años, empezó a tener algo así como doble personalidad. Era muy amable y divertido, y de golpe se volvía duro y malo con cualquiera.

Mi Fantasma MayorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora