Capitulo 5

34 5 2
                                    

Maricruz

La tragedia ha golpeado nuestro palacio. Ada falleció hace un año debido a una enfermedad que la debilitó gradualmente. A pesar de su fortaleza, la enfermedad fue implacable. En sus últimos momentos, con lágrimas en los ojos, me confió a sus hijos, Hades y Savannah, pidiéndome que los cuidara como si fueran míos.

Su ausencia dejó un vacío en nuestros corazones, y los niños se adaptaron a la nueva realidad. Savannah, llena de determinación, decidió regresar al palacio para estar con nosotros y aprender sobre el gobierno y las tradiciones del reino. Su llegada fue un rayo de luz en medio de la tristeza, pero también trajo consigo la carga de las expectativas.

Con el paso del tiempo, llena de determinación, decidió regresar al palacio. Su deseo de estar con nosotros y aprender sobre el gobierno y las tradiciones del reino la impulsó a volver. Su llegada trajo un rayo de esperanza, un recordatorio de la fortaleza de Ada. Sin embargo, la unión de nuestras familias también generó tensiones. Hades, sintiendo la presión de la ausencia de su madre y su propio deseo de ser reconocido, a menudo chocaba con Ares, quien parecía ocupar el lugar de la figura que los unía.

Maricruz, con su amor y dedicación, se convirtió en una segunda madre para los niños, pero sabía que había límites. La lucha por el poder y el reconocimiento pronto se convertiría en una sombra que pesaría sobre nuestros corazones. Los días pasaron, y con cada amanecer, la inminente decisión sobre quién gobernaría se acercaba más.

Orión

Han pasado diez años desde que los niños de siete años se convirtieron en hombres. El reino ha cambiado, y con él, las expectativas sobre el futuro. Solo uno de ellos puede gobernar.

—Mujer, ya está decidido: Hades será el nuevo rey —anuncio con firmeza, sintiendo el peso de la decisión sobre mis hombros. Espero que mis palabras no generen resistencia, aunque presiento que la situación podría volverse tensa.

—No, no estoy de acuerdo en que nuestro hijo Hades sea el rey de nuestro reino —responde Maricruz, su mirada llena de indignación. La pasión en su voz resuena en la sala, y me doy cuenta de que subestimé su apego a los valores que una vez defendimos juntos.

—¿Por qué no? Él es fuerte e inteligente como yo —replico, intentando afianzar mi postura con confianza.

—Olvidaste que es cruel y necio. Si fueras realmente inteligente, escogerías a Ares como rey —susurra, su voz cargada de determinación. Siento cómo sus palabras comienzan a resonar en mi mente, haciendo eco de mis propias dudas.

—Ten cuidado de cómo te diriges ante tu rey; que, por más que te ame, no dudaría en mandar a cortar tu cabeza —le advierto, sintiendo cómo la tensión se apodera de la habitación. La amenaza flota en el aire, pero no deseo lastimarla; es solo una medida de protección para mantener el orden.

—No te reconozco... ¿Dónde quedó el hombre del cual me enamoré? Eres un monstruo.

Sus palabras son como dagas que me atraviesan. Me duele ver llorar a Maricruz, pero ya he tomado una decisión. Hades será el rey, y nada cambiará eso. A veces, el deber pesa más que el amor.

—Ares. ¿Dónde está tu hermano? En un par de horas comenzará la coronación.

—No lo sé, papá —responde Ares, su rostro refleja una preocupación que no puedo ignorar. La ansiedad en su voz me inquieta.

—¡Búscalo!

En ese instante, un ruido proveniente de la sala de banquetes atrae nuestra atención. Al entrar, encontramos a Hades, tambaleándose, con una copa de vino en la mano, visiblemente ebrio y con una sonrisa deslumbrante en el rostro.

—Aquí estoy, papá. Estaba celebrando con un par de copas de vino que yo seré el nuevo rey de este reino —anuncia, sus ojos brillando con una mezcla de arrogancia y despreocupación.

—¿Qué? ¡Es cierto eso que dijo mi hermano, papá? Pregunta Ares con asombro.

—Sí, hijo, es cierto. Ahora ve a encargarte de que bañen con agua helada a tu hermano, para ver si se le quita esa borrachera.

—Sí, papá...

Su tono es resignado, pero la burla en su voz me irrita.

—¿Y cuándo pensabas contarme que mi hermano será el nuevo rey? —exclama Hades, furioso, su enojo se desata como un torrente.

—¡Cállate! Y ve a hacer lo que te ordené.

Me encuentro solo en mis aposentos, sumido en mis pensamientos. La preocupación me consume al reflexionar sobre todos los errores que cometí con Hades. Siempre he sido más indulgente con él y su irresponsabilidad me inquieta. No sé qué será de mi reino si él es el elegido. A medida que aclaro mi mente y reconsidero las cosas, la decisión de que Ares será el nuevo rey se afianza en mi interior.

De repente, una figura familiar aparece en el umbral de la puerta. Es Savannah, quien regresa al palacio después de años de ausencia. Su expresión es sombría, y rápidamente me doy cuenta de que algo no está bien.

—Orión, he venido a hablar contigo —dice Savannah, su voz temblorosa, como si llevara el peso del mundo sobre sus hombros.

—¿Qué ocurre, Savannah? ¿Dónde están Hades y Ares? —pregunto, preocupado por la inusual tensión en su rostro.

—Ha pasado algo terrible. Hades y Ares no son los únicos que han crecido en este tiempo. Están jugando, y hay tensiones entre ellos. Siento que mi hermano está celoso de Ares porque él es el favorito.

La noticia me golpea con fuerza, como un rayo que rasga el cielo oscuro. La rivalidad que percibo podría arrastrar a nuestro reino hacia la inestabilidad, y no puedo permitir que eso suceda.

Llegada la hora de la coronación, me encuentro frente a los nobles y súbditos del reino. Con inmenso orgullo y un corazón palpitante, proclamo que el nuevo rey es Ares, causando sorpresa en él y una furia incontrolable en Hades, cuyas manos se aprietan en puños.

—¡Te juro que te arrepentirás de no haberme escogido como rey! —grita Hades, su voz resonando con una mezcla de rabia y desesperación, captando la atención de todos los presentes en el reino. La tensión en la sala es palpable, y sé que esta decisión tendrá consecuencias.

El Legado De Aldoria Donde viven las historias. Descúbrelo ahora