el final de una pequeña historia.

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Las palabras no salieron de su boca, no podía formular una respuesta a aquella pregunta tan repentina pero no fue necesario ya que el alemán tomó el cuello de su camisa y lo besó, un beso deseoso y rápido que solo buscaba apegarse más al contrario haciendo al alemán decidirse por morder el labio de su contrario para romperlo sintiendo el sabor metálico de su sangre, la misma que había Estado sintiendo hace muchísimo tiempo en su lengua y boca y como otras veces sintió el calor recorrer su cuerpo terminando por separarse del ruso ambos solo guardaron silencio antes de huir de aquel lugar dirigiéndose a donde siempre quisieron estar.. La casa del pequeño caníbal.

Huyeron rápidamente de aque lugar y entraron sin esperar ni dudar a la casa terminando en el suelo entre besos y mordidas que cada vez se volvían más fuertes y dolorosas, la sangre empezaba a caer y a salir formando ríos de aquel líquido rojizo formando manchas de pintura en la blanca pared formando un río de fluidos y carne proveniente del ruso, ambos apegados y moviéndose desesperados uno soportando el dolor y otro dejándose llevar por el deseo de sentir su carne romperse entre sus dientes,ambos terminaron en una escena grotesca y asquerosa en donde el alemán devoraba desesperadamente la carne del ruso.

La sangre en toda la habitación
El llanto del alemán
Los sonidos de la carne rompiéndose
De los tejidos romperse ante aquellas filosas cuchillas
De los órganos cayendo al suelo
De la sangre cayendo gota
Por gota
...
De la ropa ensangrentada y con pedazos de lo que alguna vez fue un joven ruso.

El alemán se sentó en el suelo y lloró.
Lloró porque lo había echo
Lo había devorado
Había devorado a su amado
Y lo último que escucho de sus labios fue..

Comeme como un postre de fresas.

Que curioso fue.. Saber que el ruso sabía a fresas.

Fin.

Comeme como a un postre de fresas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora