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El profesor Severus llevó a su ahijado a toda prisa, dando algunos empujones a quienes se atravesaban. Su rostro estaba arrugado en la frente y sus ojos podían trasmitir temor

La mente del hombre solo divagaba en el recuerdo de hace algunos meses, dónde había hecho un juramento inquebrantable, prometiendo a Narssisa Malfoy proteger a su querido hijo. A ciencia cierta no sabía si había fallado, pero no podían juzgarlo, él lo intentó.

Lo dejó sobre una de las veintitantas camillas de la enfermería. La enfermera vio horrorizada el cuerpo del alumno

—¿Que pasó?— preguntó alarmada. Comenzando a revisar las heridas, y analizando la profundidad de cada una

—Un duelo con el joven Potter, le lanzó un hechizo llamado sectusempra, intenté regresar la mayor cantidad de sangre posible, pero perdió bastante— explicó el hombre miéntras veía como madame Pomfrey se movía de un lado a otro, trayendo frascos con distintos nombres, colores y texturas

—las que quedaron son severas, la cortaduras de su pecho y pierna son las más preocupantes— explicó la mujer, untando algo sobre ellas

—¿crees que puedas ayudarlo, Pomfrey?— inquirió el mago, mirándola con súplica y amenaza a partes iguales

—haré todo lo que esté en mis manos— le prometió



















































































































Luna se mantenía en el mismo lugar, sin mover un solo músculo, a excepción de sus manos que temblaban descontroladas. Sus ojos estaban fijos en ellas, notando la sangre que las manchaba.

Su mente viajaba a esa muerte la de su madre, verla tirada en el piso de su hogar, justo como a Draco, la sangre fluyendo, manchando sus manos, justo como ahora. Fue como una bomba que explotó dentro de ella

—Luna— le habló Hermione, apoyando su mano en el hombro de la chica—Luna, ¿estás bien?— le preguntó, con genuina preocupación ante el estado de la rubia

—creo que deberíamos llevarla a la enfermería— sugirió Ron, pasando la mirada del rostro de Hermione al de Luna

—es lo mejor, parece que está en shock—dijo Ginny acercándose y abrazando a su amiga —ven Luna, debes limpiar tus manos—

La pelirroja acercó a la rubia a uno de los lavamanos para limpiar la notable mancha de sangre con forma de mano sobre su mejilla y la de sus manos

—Luna, ¿Tienes hambre?— preguntó el pelirrojo de la nada, haciendo que su hermana y amiga lo mirarán con incredulidad

—¿Es encerio, Ron?— recriminó la castaña, mirándolo con desaprobación

—puede ser, ella no habla, no mira a nadie, debemos buscar una explicación y en lo personal yo me pongo así cuando me hace falta un poco de pollo en mi sistema—

Tanto Ginny como Hermione, golpearon con suavidad la palma de sus manos sobre sus frentes

—eres un tonto, Luna no tiene hambre, está en shock— le corrigió su hermana, antes de golpearle el hombro

—solo trato de ayudar, no hace falta la violencia— se quejó. Sobando la zona en la que recibió el golpe  

—No ayudes— le respondió la pelirroja —debemos irnos, el lugar se siente muy extraño—

Los cuatro salieron del lugar, llevando a Luna a la enfermería

La pequeña rubia miraba todo y nada a la vez, estaba perdida, asustada. Salió de perplejidad cuando miró el cuerpo inconciente o dormido de Draco. Corrió hacia la camilla y con manos temblorosa acarició por la superficie el vendaje sobre la herida de su pecho

—Draco— murmuró la muchacha, llevando su mano hasta acariciar la mejilla del platinado

—estará bien— le tranquilizó Ginny, poniendo la mano sobre su hombro

—fue Harry, Harry hizo esto— masculló más para si misma que para los demás

—lo sabemos Luna— dijo Hermione acercándose a ella —pero Harry no quería herirlo de esta manera—

—se que no quería hacerlo, pero lo hizo— la voz que salía de Luna era irreconocible, parecía furiosa e indignada, un tono de voz que las tres personas frente a ella no reconocían

—él está arrepentido— aseguró Ron

—debe estarlo, fue imprudente, usó un hechizo del cual no tiene la menor idea de su función— renegó Hermione, realmente molesta por la acción de su mejor amigo

Luna dejó de escuchar la discusión que se desataba entre los tres, dos de ellos defendiendo a Harry y una de ellos enumerando las consecuencias de sus actos y lo irresponsable que fué.

La atención de la Ravenclaw se centro en el rostro de Draco, él cual comenzaba abrir los ojos con algo de dificultad

—Luna..— susurró al centrarse en su rostro

Las discusiones de fondo se disiparon al ver cómo Malfoy despertaba. Miraban anonadados la mano pálida de Draco sobre la sonrosada mejilla de su amiga

—¿Duele?— preguntó la rubia, mirando las heridas y evitando a toda costa la mirada del platinado

—No mucho— respondió. Movió su dedo pulgar, sintiendo la suave piel de Luna

—Eso...eso fue horrible, tenía miedo. Pudiste morir y ahora castigarán a Harry, debí haber parado el duelo, pero cuando llegue uno de los hechizos voló hacia mi y me escondí, no debí hacerlo, yo...yo...—

—tu hiciste lo correcto— afirmó, mirándola con cariño —no debías salir lastimada por algo en lo que tú no estabas entrometida. No me perdonaría que hubieras resultado herida— admitió

Luna sonrió apenas, lágrimas pequeñas rodaban por sus mejillas y Draco enternecido no dudo en limpiarlas, se sentía bien, a pesar de la situación, ella le quería

—¿cuando se hicieron tan cercanos?— preguntó el Wesley mayor, mirando con confusión la tierna escena

—shhh— le calló Hermione, pasando una mano sobre su boca

Draco miró en dirección de los gryffindor y luego a Luna

—¿Que hacen aquí?— la rubia se encogió de hombros

—ni idea, ¿chicos que hacemos aquí?— les preguntó

—estábamos preocupados por ti, parecía que estabas más distraída que de costumbre y no dejabas de temblar— respondió Ginny

—¿Estás segura de que no tienes hambre?— insistió Ron

—¡ya basta Ron!— le reprendieron ambas chicas

—ya okey, me callo— aceptó el pelirrojo, cruzándose de brazos y mirándolas a ambas con indignación

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