Prólogo

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Después de buscar y buscar de pueblo en pueblo, encontré un lugar cálido, un pueblo tranquilo, que quedaba en Colorado.


Manejé horas y horas hasta llegar. South Park, se decía llamar.

.....

Hace un rato, me había estacionado cerca ya de mi nuevo departamento.

Mientras salía a despejarme un rato, vi a unos  niños jugar en el parque y, de vez en cuando los maldecía, sabiendo que yo no había podido tener una buena infancia como ellos.

Tranquila Jess. Recuerda que viniste aquí a iniciar una vida nueva. Y NADIE, absolutamente nadie, te impediría cumplirlo.

Estaba cansada, buscándo algún lugar cómodo en donde sentarme. Había un maldito frío del infierno que no soportaba pero tenía que conocer un poco este pueblo de mierda.

Mi mente estaba concentrada. ¿Podría llegar hasta esa banca sin llamar la antención?. Tal vez.

No podía ser tan estúpida para hacerlo.

Caminé lentamente hasta llegar y...

-Fíjate por donde caminas, niña.

Un chico gordo, algo alto, castaño, con unos ojos color mieles y con un abrigo rojo había llamado mi atención.

-Pedí este lugar primero.- Mencionó este chico con superioridad.

Mierda Jess. No haces nada bien.

-Lo siento... Yo sólo...- No pude terminar mi oración, ya que un chico azabache, con unos ojos azules que brillaban a más no poder, interrumpía mis disculpas.

-Ignóralo. Es un gordo idiota que ni su puta madre la quiere.

-Cállate Stan. Por lo menos no tengo un novio que tiene arena en su maldita vagina. - Volvió a hablar el castaño.

-¡CÁLLATE, MALDITO GORDO!- gritó un pelirrojo con ojos esmeraldas que salió de la nada detrás del azabache.

-Eres nueva aquí, ¿cierto?- Volvió a hablar el de ojos azules.

-Sí...- Respondí algo insegura de mis palabras. Estaba segura que había parecido retardada al sólo mencionar una monosílaba.

-¿Cómo te llamas, preciosa?- Preguntó un rubio de ojos azules que llevaba una capucha bastante grande puesta, que cubría la mitad de su cara, cosa que aunque me había dificultado entender lo que había dicho, lo había entendido a la perfección, que había salido también detras del ojiazul.

-Jessi... Jess. M-me llamo Jess.- Mierda, había tartamudeado. Ahora sí que había parecido retardada. Él sólo río y se encogió de hombros mientras me esbozaba la mejor de sus sonrisas.

-Bueno Jess, yo soy Stan.- Habló el azabache mientras me presentaba a los demás.- Él es Kenny,- Dirigió su mirada al rubio, que me miraba con una mirada que me estaba asustando.- Éste de por aquí es  Kyle,- Se dirigió al pelirrojo con una ushanka verde puesta, y colocó sus manos en sus hombros, transmitiéndole tranquilidad, ya que éste fulminaba con la mirada al castaño. Su piel era aún más blanca que la mía, y a simple vista, su cara no tenía ninguna imperfección.- Y este imbécil, marica, gordo y feo de aquí, es  Cartman.- Señaló al castaño con uno de sus dedos. Éste entrecerró sus ojos al momento que escuchó salir aquellas palabras del azabache y como si fuera un acto reflejo, alzó su dedo de en medio en dirección hacia él.

Reí bajo ante el acto de aquel chico.

-Mucho gusto chicos... soy nueva aquí y no sé mucho de éste lugar...- Suspiré frustada, cosa que no sabía por qué había hecho, si acababa de llegar.

-No te preocupes linda, nosotros te ayudaremos a que te acojas a este pueblo.- Afirmó Stan, con una sonrisa que logró calmarme al instante.

South Park "Craig Y Yo."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora