"Se busca un Esposo "(NaruSasu) by ElizabethUchiha_BL

Capítulo 8

8.
.Naru♡Sasu.

Naruto sonrió con prepotencia, olvidándose por ese instante de cualquier otra cosa que no fuera ese chico. Tenía que aceptarlo, el destino estaba empeñado en cruzar sus caminos. Estaba seguro de que ninguno se agradaba, el sentimiento era totalmente mutuo y antes de verle ese chico hubiera esperado a cualquier otro. No a él. Tenía que reír, carcajearse por lo ridículo de la vida.

Contempló al chico, dignándose a mirar al ser humano, no al mocoso al que detestaba, y entonces lo que vio removió sentimientos. Nunca lástima, nada parecido a consideración, solo simple orgullo y superioridad.

— Si me permite, me llevaré a este chico, espero no tengas problemas con eso —preguntó al hombre, pero su mirada continuaba en Sasuke. Este asintió —. Tenemos asuntos que tratar.

Sin esperar, apenas una respuesta, envolvió sus brazos alrededor de Sasuke y le acercó a su pecho. Jamás se pensó ver así, interviniendo por  un chico que apenas conocía, con el cual de una extraña manera parecía estar destinado a encontrarse en las peores situaciones. Pero tampoco le dejaría a su suerte, no cuando esa mirada sufrida no la reconocía en los ojos del niño que tres veces le enfrentó. Éles Naruto Uzumaki.

Sasuke no puso peros alguno, solo se dejó manipular como  un muñeco carente de voluntad, aferrándose al cuerpo cálido que le abrazaba. Se sentía destrozado, convertido en algo sin forma, perdido. No podía recordar la última vez en que recibió un abrazo, o alguien más veía por él. Deseaba que, aunque fueran unos escasos minutos, olvidara que era Sasuke, y regresara a su pasado donde era feliz.

.Naru♡Sasu.

Se sentía cálido y confortable, muy a gusto. Había dormido como llevaba tiempo de no hacerlo, sin alarmas molestas, ni gritos, ni llantos, hermano…

¡Llantos!

Solo eso bastó para sacarle de la burbuja en la que se encontraba. No había llanto, al contrario, una tranquilidad que jamás caracterizó su apartamento. Algo estaba mal, muy mal.

—¡Itaru! —pronunciaron sus labios como primera cosa con sentido que su mente nublaba y lograba reconocer —¡Itaru! —seguía diciendo. No había escuchado ese sonido que caracterizaba sus mañanas, lo único que le recordaba que tenía a alguien en su vida, el más importante.

—Al fin despiertas. Creí que tendría que esperar otra hora más.

Sintiéndose desorientado, fue abriendo poco a poco los ojos, ubicándose en un lugar totalmente desconocido. No era su apartamento.

—No te vuelvas a dormir, quieres, tengo que irme al trabajo.

Nuevamente, escuchó que alguien le hablaba y entonces centró su mirada en el lugar del que provenía. Alto, rubio y semidesnudo estaba ese hombre, mirándole con su acostumbrada superioridad, recargado de la pared.

—¿Buenos días, bella, durmiente, disfrutaste de tu sueño? —preguntó con diversión el adulto.

—Realmente sí, aunque al verte ya se ha arruinado mi mañana —dijo en respuesta. Aún no recordaba cómo llegó allí, solo imágenes vergonzosas de su recaída el día de ayer.

—Ya somos dos, digamos que dormir con hombres no es muy agradable para mí.

—Gracias, no tuviste que molestarte —hizo amago de salir de la cama. No podía creer que ese molesto rubio le había salvado y llevado a su casa, y mucho menos dormir con él —. Pero si me disculpas, debo irme.

No alcanzó a dar un paso cuando el mareado cayó de regreso a la cama.

—Supongo que es un efecto secundario del calmante que te di anoche. Te traeré agua, espera un momento.

Naruto dejó su cómoda pose y se encaminó a la cocina para regresar luego con un vaso de agua fresca.

—Bebe, te hará bien —casi ordenó.
Sasuke rodó los ojos aceptando el vaso.

Ninguno de los dos mencionó nada, parecían de acuerdo en callar lo sucedido la noche anterior. Sasuke agradecía que Naruto no preguntara, no se sentía preparado para responder nada. ¿Siquiera tendría una respuesta?

—Hay desayuno en la cocina, puedes comer lo que gustes, solo no hagas desorden —fue lo único que dijo antes de irse en dirección al baño.

Eran las 10 de la mañana, por supuesto tenía trabajo, pero no había podido irse dejándolo solo en ese lugar. Quería convencerse de que lo hacía por miedo a que le robara algo, aunque mientras más recordaba la noche anterior, más difícil era de pensar así.

¿Qué edad tendría ese niño? ¿Sería mayor de edad? No lo parecía, se veía muy infantil. Pero trabajaba. No quiso rebuscar entre sus cosas para no inmiscuirse más, solo esperaría que se fuera y luego todo regresaría a la normalidad. Con ese pensamiento terminó por quitar su ropa interior y entrar a la ducha. Necesitaba despejarse cuanto antes.

Casi diez minutos después salió ya todo vestido con su elegante traje y peinado perfectamente, listo para irse al trabajo.

Al llegar a su habitación, le encontró vestido con sus propias ropas, no la camisa que le había puesto en la noche, y bastante enfrascado en una llamada.

Sin intenciones de interrumpir, solo se dedicó a observar.

—Gracias, Ino, no sabría qué hacer sin ti. Muchas gracias por cuidarle toda la noche, ocurrió un imprevisto y no pude regresar a casa… Estoy bien, no es necesario… Estaré de regreso en una hora como mucho.

Naruto notó el alivio en la voz del chico mientras avanzaba la llamada telefónica. Debía ser importante, puesto que mientras hablaba se sujetaba el pecho. ¿Una novia? De seguro. Aunque no tenía mucha cara de ser experimentado en ese campo. Tenía esa impresión.

Antes de ser notado, se dirigió a la cocina, alejándose del chico.

Al poco rato, Sasuke se presentó ya viéndose mejor. Aunque ligeros, se podían ver algunas bolsas bajo sus ojos negros, no de una noche sino de varias semanas.

—¿Supongo que un Gracias no es suficiente para ti o sí? —preguntó. No deseaba tener favores pendientes con ese rubio.

—Si fueras una mujer, te diría que no, pero como eres un mocoso, realmente no creo sacar ningún provecho —contestó sin ocultar una sonrisa pícara que formaban sus labios.

—Ya veo. Bueno, adiós.

El sonido de la puerta cerrándose fue lo único que Naruto escuchó detrás de esas palabras por parte de Sasuke.

Al fin se había ido. Más le valía —se decía a sí mismo— no volverlo a encontrar.

(Editado)