Capítulo 7: todo estaba escrito

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Stella y Blair habían llegado al pueblo mucho antes de tener que volver a casa, por lo que decidieron estar un rato sentadas sobre la arena de la playa, pues el pueblo era pequeño y aquel lugar sería el único donde no había nadie en aquel momento.

Stella se encontraba traumada, al igual que Blair, pero mucho menos, pues no era su madre, sino la de Stella. Entendió que durante todo el tiempo en el que había empezado a escuchar la voz de su madre que le decía cosas, realmente no era suya, sino que provenían de su propia imaginación, o peor, lo que había estado atormentando a su familia desde el momento en el que se mudaron a la casa.

—No has hablado desde que montamos en el tren...

—No me salen las palabras —respondió Stella.

Blair prefirió mantenerse en silencio, pues comprendió que era lo que Stella necesitaba en aquel momento. Sin embargo, Stella volvió a hablar después de unos minutos.

—No hemos descubierto nada para acabar con ello, todo sigue igual y mi madre está muerta, en un bosque, como si se tratara de basura.

—Podríamos volver cuando lo asimiles todo, no soy quién para opinar de ello, pero pienso que todas las respuestas podrían hallarse en el origen de toda la historia, aquel pueblo.

—Está bien, pero no quiero volver a pasar por el sitio donde vimos a mi madre —replicó con la voz entre cortada.

Era la hora de volver a casa y llegaron a la hora tal y como lo planearon.

Stella entró en casa con una sonrisa dibujada en su cara. Por suerte, para ella no era complicado fingir emociones, podía sonreír, aunque por dentro estuviera completamente destrozada.

—¿Cómo te ha ido el día? —preguntó Alice mientras ponía el plato de comida sobre la mesa.

—Muy bien, han sido clases muy intensas, estoy agotada.

Mientras tanto, Blair se preparaba la comida, puesto que su padre se encontraba fuera de casa, posiblemente bebiendo en algún bar, pues le habían expulsado del trabajo.

Blair abrió su mochila, y, en lo más profundo de ella, agarró el diario de Stella y lo sacó. Realmente sabía que aquello estaba mal, pero Stella no se enfadaría si no era consciente de ello, pensaba. Miró la portada, tan solo ponía «Diario de Stella», luego miró la primera página, no tenía título y todo estaba escrito con una letra bastante mala, casi no se lograba entender.

«Estoy agotada. Cada día me levanto de la cama más cansada. Las pesadillas se repiten una y otra vez y cada cual más aterradora, sin embargo, siento que es lo mismo siempre, se disfraza de mis peores miedos y de vez en cuando adopta forma de demonio, que es lo creo que en realidad podría ser, pero, ¿por qué a mí?, me gustaría saber qué es lo que busca y por qué siempre me pide que haga cosas que no quiero hacer. Cree que puede conmigo, pero se equivoca, soy más fuerte de lo que piensa».

—No puede ser una coincidencia que nos hayamos conocido, tiene que haber algún tipo de relación entre sí, sino no comprendo porque tenemos las mismas pesadillas, cuando yo ni siquiera sabía de la existencia del lugar donde Stella vivía —murmuró.

Pasó la página y siguió leyendo. Eran textos cortos, pero suficiente como para entender la desesperación de Stella.

«Las pesadillas están cesando, pero ahora es aún peor, estoy comenzando a ver cosas que no están; siluetas, sombras... a veces, no solo veo una, sino varias al mismo tiempo y me hacen sentir acorralada, me dan miedo, pero no puedo hacer nada para evitarlo. He intentado decírselo a mis padres, pero ha sido en vano, creen que estoy loca. Lo único que me evade de ello es estar fuera de casa, aunque sea yendo al instituto, al menos allí no me persigue nada de eso».

DESTELLO EN LA OSCURIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora