오.

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—Los hombres ofenden antes al que aman que al que temen..

—Eren...— habló el mayor al ser despertado por una de las oraciones tontas de su pareja— cállate, mierda—siguió somnoliento abriendo lentamente sus ojos encontrándose con la mirada penetrante de su pareja.

—Que bien que despertaste, amor— respondió sonriéndole— ¿estás mejor?, ayer me asusté mucho.

El mayor lo miró confundido y decidió ignorar la pregunta levantándose de la cama para irse o hacer algo. Realmente no sabía qué hacer o el por qué estaba ahí.

—Levi, hablé con mi padre, dice que tu desmayo se causó por el estrés.

Y como si de una cinta cinematográfica se tratase, recordó todo.

—Sí, estoy bien.

—¿Si?— el mayor asintió— pues yo no. ¿Por qué mierda bailste y besaste a otro?

—Joder Eren, hay una muerta, ayer me desmayé y encima tengo una resaca de cojones— habló molesto por tener una pareja como él—. Cállate ya, tu voz me irrita— un fuerte empujón fue el encargado de alejar al moreno de él.

Eren plantó un doloroso puñetazo en el moflete de Levi, quien no tardó en devolvérselo. Eso aumentó la rabia del moreno abalanzándose hacia él con todo lo que tenía, el cual fue correspondido.

Terminaron en el suelo, turnándose en lo que se refiere a tener el control. En un instante Levi estaba encima de Eren rompiéndole el rostro; al otro estaba Eren haciendo lo mismo.

Ambos gimieron de dolor, aún incapaces de parar.

—Amor, cada día me vuelvo más loco por ti— lo encaró Eren, quedando cara a cara con él.

Ambos quedaron en silencio, solo se oían sus respiraciones agitadas y una lucha de miradas la cual perdió el menor al besar los labios rotos de su novio.

Se separaron dejando en unión un delgado hilo de saliva. Levi sonrió con lujuria, transportando sus manos hacia su bóxer. Su mirada juguetona le reveló a Eren sus verdaderas intenciones, entonces este también sonrió, dejándole maniobrar.

El mayor soltó una carcajada y no se lo pensó al empuñar su falo, comenzando con un vaivén rápido. De vez en cuando apretaba, mientras que por su mente pasaban millones de imágenes siendo maltratado por su pareja.

—E-Eren... te o-dio.

El menor gruñó, pasando su diestra por esos preciosos muslos y su zurda ahorcando el cuello del contrario. Ver a Levi masturbarse en frente de él le gustaba, pero estaba ansioso. El contrario no se lo permitió, quería ver a Eren sufrir mientras él se retorcía de placer. Respiró hondamente y posteriormente  volvió a la tarea de gemir. Sus ojos permanecieron en todo instante cerrados y para cuando los abrió no pudo sentirse más afortunado.

Eren estaba desnudo, con varios instrumentos de tortura, mirándolo con esos ojos de dos mundos opuestos: en uno tocabas el cielo y en el otro te arrastraba hasta las brasas del infierno.

—Bebé, te voy a reventar.

𝐎𝐱𝐢𝐦𝐨𝐫𝐨𝐧 ᵉʳᵉʳⁱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora