"Soy el hombre más idiota del mundo"
Pov _______.
Cerré la puerta y me deslicé por ella. Dios, casi pierdo la compostura. Me había dolido la actitud de Jungkook esta tarde. Me sentía bastante ofendida. No era por el echo de que me 'obligase' a estar con los chicos. No. Si no el echo de que no tomó en cuenta mis sentimientos. Estaba acostumbrada a ser tratada así, a decir verdad, pero solo sentí un dolor profundo cuando fue Jungkook el que lo hizo. Y que me doliese eso, era algo que me atemorizaba. Pero las palabras que había dicho resonaban en mi cabeza. "Me importas demasiado. Te quiero como nunca. Haría todo por ti" Sentí como mis megillas ardían, que digo ardían, parecían un volcán. Estaba completamente roja. Tapé mi cara con las dos manos a pesar de estar sola. No quería creerme esas palabras. Pero sus ojos tenían ese brillo cuando las dijo. Esos ojos estaban fijos en los mios, pero no me miraban a mi, si no mi alma. Y cuando tales palabras se dicen así, son sin duda verdaderas. Como pude, me levanté y me arrastré a mi cama. Me metí en ella, deseando de poder volver a dormirme. Una vuelta. Otra vuelta. Miro el techo. Ahora la pared. Otra vuelta. Nada, seguía completamente despierta. Me dolía la cabeza. Cansada de estar en la cama, me dirigí al estudio.
La casa estaba completamente a oscuras, por lo que supuse que Jungkook estaba durmiendo. Entré en el estudio. La luz de la luna se colaba por la ventana. Andé hasta el piano y me senté en la banqueta. No quería tocar, pues si lo hacía le despertaría. Me quedé allí, parada, mirando mi piano. Él había sido mi único acompañante en años. Empecé a recordar todo. Como mis padres me vendieron. Todas las palizas, las noches que rogué al cielo que pudiese desaparecer, las veces que me desperté en hospitales, lo sola que había estado siempre. Nadie, nunca, se había preocupado por mi. Había perdido por completo la fé en el mundo, en la vida. Pero de pronto llegó un rayo de luz a mi patética vida. Ese rayo llegó cuando tenía decidido acabar con todo. Cuando era más débil. No sabía porqué Jungkook estaba en mi vida, pero no quería que se fuera. Noté algo en mis manos, estaban mojadas. ¿Cuando había empezado a llorar? Como pude, me sequé los ojos, pero me fue inútil. Las lágrimas caían y caían. Quería escapar, quería salir de allí. Con los ojos aun llenos de lágrimas, empecé a tocar una melodía. Esa melodía era lenta, bella, armoniosa, todo lo que se puede pedir en una canción. La banqueta se hundió a mi lado. Supuse que había despertado a Jungkook, y ahora estaba sentado a mi lado. Creo que me llamó, pero no le escuché. Eran tantos los recuerdos que habían en mi cabeza, que estaba en otro mundo. Dejé de tocar, me temblaban las manos. Entonces él me abrazó, fuerte. Era tan reconfortante. Era tan dulce. Mi corazón se estremeció. Era tan precioso estar en sus brazos. Supuse que me cogió en brazos y me llevó al salón. Me pregunto como se las apañó para encender la chimenea.
Cuando mi mente empezó a tranquilizarse, me dí cuenta de que estaba tumbada en el sofá. Mi cabeza estaba en el pecho de Jungkook, y este me abrazaba con ternura. Su olor me llegó, un olor a fresco, a vainilla, a mar. Cerré los ojos, y me dí cuenta de algo. Estaba cantando. Era una nana, pero era preciosa. Levanté la vista y lo miré. Sus ojos estaban cerrados mientras cantaba. Su voz era lo más hermoso que he escuchado nunca. Esa voz se grabó a fuego en mi corazón. Él, al notar que lo miraba, abrió sus ojos y me miró.
-¿Esta todo mejor?
Le miré. Le adoraba. Adoraba la forma en la que se preocupaba por mi. La forma en la que me consolaba sin preguntar el que me atormentaba. Sin responder, me senté en el sofá. Otra vez tenía lágrimas en mis ojos. Él, alarmado, repitió mi gesto de sentarse y me volvió a abrazar.
-_______... Siento todo... Siento herirte asi... - dijo con un tono de pura tristeza.
-No...tu me has salvado... En todos los sentidos en los que puedes salvar a una persona...
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Me enamoré de un niño. (Jungkook y tú)
FanfictionYa no me acordaba de cuando mi vida se convirtió en esto. Todo era monótono. Estúpido. Estaba cansada de ser una persona que no era, pero eso a nadie le importaba...O eso pensaba yo. Todo cambió el día en que él se cruzó en mi camino.